Urge diálogo permanente

Humberto Famanía Ortega

Asumamos con orgullo nuestras raíces, demostrando nuestro valor ante la adversidad

Constantemente percibo muchas fallas en al ámbito familiar, político, social y empresarial, veo que se adolece de comunicación para enfrentar problemas inherentes a la buena conducción de planes y proyectos. Algo no está bien, vivimos totalmente fuera de la realidad, es necesario ubicarnos en la actividad que ejercemos y en la sociedad en la que convivimos, y así la paz y armonía nos dotarán de una fuente inagotable de creatividad y espacio para justificar nuestra propia existencia.

Si analizamos el ámbito político, parece que se ha olvidado que el diálogo y la concertación es lo que privilegia a la política, tal parece que se hace caso omiso de ella, por lo tanto los que se dicen políticos simplemente caen totalmente en la mediocridad. Basta con ver la actuación de muchos funcionarios en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, no es posible seguir por este camino, porque esto nos está llevando a una polarización que terminará en confrontaciones nada deseables.

Para que un liderazgo se ejerza a cabalidad, es necesario que quienes lo realicen sean humildes y posean firmeza en sus decisiones. La verdad, estoy buscando con lupa a aquellas personas que tengan esa habilidad, urge localizarlos, simplemente perder el control de los gobernados es entrar en un caos que se revertirá con consecuencias funestas. No se puede jugar con la nobleza de las personas, donde también el engaño es causal de un desequilibrio que nos llevará a un destino incierto.

Evoco a la educación familiar de quienes seguimos añorando a nuestros padres,  que con su ejemplo seguimos fortaleciendo nuestro camino por la vida. Lo que bien se aprende nunca se olvida, admiro a los que se sienten orgullosos de poseer esa estirpe con la que compartieron la savia del poder sin importar clase social. En estos tiempos, evitar la desintegración familiar deberá de ser una constante en nuestros días, porque de aquí se desprenden los grandes problemas sociales que hoy en día son flagelos de corrupción, impunidad y muerte de muchos hermanos mexicanos.

Con sensatez y madurez, se crea un ambiente que abre espacios a la credibilidad, sobre todo a una participación directa y activa de la ciudadanía, solo de esta forma podremos consolidar la democracia largamente anhelada y criticada. Por eso debemos ser exigentes, para que se transforme en una realidad esperanzadora y positiva, que deje atrás conflictos estériles que ensombrecen la estabilidad en nuestro propio desarrollo en todos los ámbitos de la vida nacional. La imagen hoy de la función pública es confusa, el orden y la disciplina se están extinguiendo, son focos rojos que debemos apagar.

Lo único que recomiendo es no provocar la ira del pueblo, ya que es sabio, después sería muy difícil controlarlo y los daños a nuestras comunidades y sociedad en general serán irreversibles. Lo que es muy cierto es que, con ideas que marquen rumbo con voluntades, convocadas hacia un nuevo proyecto donde exista unidad, hará que la productividad de todos se eleve, y de esta manera generará un bienestar que conlleve estabilidad a nuestros propósitos.  Hago votos para que todos los mexicanos hagamos un pacto de honor, dejando intrigas, recelos y amarguras pasadas, transformándolas en retos, coadyuvando todos en acciones con metas comunes,

Asumamos con orgullo nuestras raíces, demostrando nuestro valor ante la adversidad, impulsando con fortaleza las grandes ambiciones en torno a la grandeza de nuestra amada Patria.