Las Peregrinaciones

Voceros Incansables / por Félix Fernando Baños

Las peregrinaciones guadalupanas, como se celebran en Puerto Vallarta, están en proceso de convertirse en patrimonio intangible de la humanidad

Ya para terminar el mes de noviembre, se reitera otra tradición propia de Puerto Vallarta, y es el homenaje que rinden los músicos a su patrona, Santa Cecilia, en la tarde del día 22, primero en la parroquia de Guadalupe y después en la Plaza de Armas, donde continúan el festejo para alegría del público que los acompaña.

Con el principio de diciembre empiezan también las peregrinaciones en honor de la Virgen de Guadalupe, cuyos recorridos tradicionales se inician en los límites que tuvo Puerto Vallarta desde que se fundó. Los grupos que peregrinan a partir del norte de la ciudad, comienzan a caminar en el cruce de las calles Juárez y 31 de Octubre. Esta última fue el arroyo de Los Coamecates, y allí terminaba el puerto hasta la primera mitad del siglo pasado. Por el sur, el trayecto tradicional a la parroquia parte desde la orilla derecha del río Cuale, frente al mercado municipal, sigue por la calle Libertad y continúa por la calle Juárez. Por allí entran la célebre peregrinación de la parroquia de la Santa Cruz, que reúne a los vecinos de la colonia Emiliano Zapata, así como la que viene desde El Tuito, y que tiene fama de ser la más antigua de todas, por lo que tiene el privilegio de hacerlo en la tarde del 12 de diciembre. En ese brazo del río Cuale terminaba antiguamente nuestro puerto.

En todo el país, es característica de las peregrinaciones guadalupanas la participación de danzantes, que evocan, en su coreografía, música y vestimenta, las de los guerreros aztecas. De hecho, ellos participaron en la primera de todas, el 28 de diciembre de 1531, cuando la imagen de la Virgen de Guadalupe, impresa en la tilma de Juan Diego, se trasladó de la residencia del obispo de México a la ermita que se construyó a toda prisa al pie del cerro del Tepeyac. Otros rasgos mesoamericanos, propios también de las peregrinaciones guadalupanas y heredadas casi desde hace quinientos años, son la costumbre de ataviarse a la usanza indígena y la presencia infaltable del tianguis, repartido en numerosas vendimias a lo largo del trayecto por donde pasan los peregrinos.

La devoción a la Virgen de Guadalupe proviene de la misma fundación que hizo don José Guadalupe Sánchez Torres, como cabeza de su propia familia y junto con otras, del Puerto de Las Peñas de Santa María de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1851. Entre el bagaje que trajeron de Cihuatlán los fundadores, vino un cromo sobre lámina de la Virgen de Guadalupe, que se albergó de inmediato bajo una enramada cuando se erigió la parroquia en 1921, unánimemente se escogió a la Virgen de Guadalupe como titular el templo.

Las peregrinaciones guadalupanas, como se celebran en Puerto Vallarta, están en proceso de convertirse en patrimonio intangible de la humanidad. Por lo pronto, ya lo son del estado de Jalisco. A tal punto forman parte de la identidad vallartense. fbanoslopez80@gmail.com