El riesgo de los comederos y bebederos comunitarios para perros

ConCiencia Animal / MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez

Los bebederos y comederos comunitarios ha traído consigo más desventajas que soluciones sólidas.

Las soluciones que solo toman en cuenta una parte de un problema sin evaluar las otras partes dentro del mismo, simplemente no son para nada una solución, y paradójicamente se vuelven más perjudiciales que benéficas para ese problema.

Este es el caso de los crecientes comederos y bebederos comunitarios para perros de la calle, una práctica que en su afán de “ayudar”, algunas personas deciden colocar contenedores con agua y comida, para que cualquier perro que pase por ahí, pueda tener acceso a una alimentación diaria con el supuesto noble objetivo de que no les falte alimento a los perros que viven en la calle y no mueran por desnutrición, y de manera conjunta se evita que asistan a lugares públicos de comida causando molestias o que rompan bolsas de basura, entre otros.

Pero la realidad es que esta práctica ha traído consigo más desventajas que soluciones sólidas, ya que para empezar, esto no soluciona el problema de los animales en la calle, porque finalmente siguen abandonados a su suerte y sin ninguna vigilancia médica preventiva, con lo que de manera inherente se agudiza la proliferación de enfermedades, ya que cuando algún animal infectado con algún patógeno, ya sea principalmente viral, bacteriano o parasitario, se alimenta de dicho comedero, dejará allí agente infeccioso, y posteriormente, contagiará a otros animales iniciando así una posible epizootia que es lo similar a una epidemia en animales, ocasionando muchos otros animales enfermos que llevaría en un momento dado a contagiar a los animales con propietario o inclusive a las propias personas, y estas enfermedades no son unas cuantas sino que existen varias decenas de ellas.

Otro grave problema que no se toma en cuenta, es que cuando los perros y gatos están bien alimentados, les otorgamos los requerimientos suficientes para que puedan reproducirse con mayor frecuencia, lo que trae como consecuencia un aumento extra a la sobrepoblación fuera de control que estamos teniendo, haciendo prácticamente imposible que la ayuda llegue a cada uno de los animales que nacerán en la calle, ya que si tenemos en cuenta que, aunque se hagan las campañas de esterilización en todos lados, estas solo podrían cubrir un 25% de la densidad poblacional que es la que tiene dueños o responsables de perros, teniendo fuera del foco al 75% del resto que hace que el problema no tenga fin y ni un avance significativo.

Aunado a esto, otro problema que ayudaría exponencialmente a que este par de problemas iniciales se enfatice, son los propietarios ventajosos irresponsables, que optaran por dejar a sus perros y gatos deambular por la calle para que se alimenten de ahí de manera gratuita, lo que les ahorrará dinero y trabajo de comprar alimento.

Además, que está claro que otros animales no respetarán que sea un sitio de alimentación exclusivo para perros, al haber alimento disponible, fomentamos que otros animales urbanos, como ratas, ratones y cucarachas, también se propaguen, o que animales silvestres como mapaches, coaties y zarigüeyas, también bajen a consumir, y entre todos haya una infinita posibilidad de cruzar enfermedades y expandirlas, tanto a zonas urbanas como a áreas silvestres ocasionando una catástrofe mayor.

Los perros callejeros son un problema social y de salud, y aclaro, que no pretendo denostar de ninguna manera el apoyo que les da una minoría de personas, pero sí de generar conciencia de lo que implica solo alimentarlos, porque lo único que conseguimos con esto es fomentar que sigan ahí, y perpetuar el sufrimiento que a diario enfrentan en las calles, además que de manera indirecta provocamos la dispersión de enfermedades que podrían afectar a nuestras propias mascotas o a nuestras familias, y dañar a especies nativas de nuestra comunidad.

Debemos tomar las medidas adecuadas para erradicar este problema, mediante información, concientización y leyes más enérgicas sobre la tenencia responsable y bienestar animal, así como la obligación moral de la sociedad, y ejecutar todas las variables posibles en control animal sin titubear ante las ideologías animalistas, que al igual que como esta práctica de los comederos comunitarios, creen que tienen las soluciones a los problemas, y lejos de tenerlos, terminan haciéndolos mayores ante su falta de fundamentos y criterio científico.