El futuro nos alcanzó

Educación y parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza

No sabemos qué tan dependientes somos de una aplicación hasta que desaparece

“La tecnología es sólo una herramienta. Para conseguir que los niños trabajen juntos y  motivarlos, el profesor es lo más importante”. Bill Gates

Hace algunos años y siendo aún un niño, me asustaban ciertas películas de guerra mundial, guerra atómica o películas futuristas sobre desastres mundiales. Pasado el tiempo, considero logré dimensionar los desastres y las eventuales exageraciones que en algunas de estas películas se plasmaban.

Hoy en día y con el advenimiento de la Inteligencia Artificial (IA), la verdad ya no sé si sorprenderme o asustarme. Pero me refiero no solo al asombro que causan las proezas tecnológicas y lo que logran hacer con la construcción y generación de contenidos diversos, sea escrito, audio video o la combinación de estos.

El pasado martes sucedió lo que eventualmente sucede con los seres humanos y la tecnología. Se cayó el Facebook y un sector de usuarios significativamente grande a nivel mundial, colapsaron en más de un sentido. ¿A qué me refiero? Les propongo estas líneas de evaluación:

  • No sabemos qué tan dependientes somos de una aplicación hasta que desaparece.
  • Hemos puesto demasiado de nuestro tiempo y vida personal en aplicaciones esperando retribución inmediata o gratificación social.
  • Hemos perdido en alguna medida nuestras habilidades sociales, o son dependientes de la tecnología que usamos para comunicarnos en tiempo real o asincrónico.
  • Cada vez menos padres juegan con sus hijos físicamente o en deportes, y suplen el contacto humano por algún dispositivo y sus respectivas aplicaciones.
  • En las aulas universitarias encontramos alumnos y profesores con dificultades para comunicarse integralmente.
  • Cada vez menos las personas usan su sentido común para distinguir noticias falsas o exageraciones que circulan en las redes sociales.
  • Los juegos o aplicaciones que se usan habitualmente por niños o jóvenes, fomentan la poca tolerancia a la frustración y la búsqueda de la retribución inmediata placentera.
  • Confiamos demasiado en la tecnología, y cuando falla no tenemos plan alternativo.
  • Los delincuentes aprovechan a las personas de la tercera edad para atracarlas virtualmente ante su falta de dominio de las tecnologías.
  • Todas las personas tenemos la necesidad de actualizarnos en el uso de las tecnologías.

A manera de reflexión final, propongo que, sin satanizar el uso de las tecnologías en nuestra vida cotidiana, administremos las mismas y no caigamos en el abuso de las mismas.

Lo más riesgoso como seres humanos, será justamente perder nuestra capacidad de interactuar, y que aun con nuestras fallas humanas, podamos tratar de resarcir los daños y mantener una interacción que nos haga fortalecer nuestra propia humanidad y respetar las de los otros.

De igual manera, dediquemos más tiempo a los niños y a personas de la tercera edad, será una inversión, nunca es una perdida de tiempo. ¡Que pasen excelente día!