“Yo quiero que salgan de Traces dudando”

Miguel Ángel Ocaña Reyes

Eleno Guzmán Gutiérrez, Gestor Cultural

La puesta en escena Traces de Wim Vandekeybus con la compañía belga Última vez, se presentará el próximo dos de agosto en punto de las ocho de la noche en el Teatro Vallarta, un espectáculo de danza contemporánea que ha cruzado fronteras, y que llega a este destino turístico gracias al trabajo de gestión cultural de Eleno Guzmán Gutiérrez, quien cuenta con una amplia trayectoria artística.

En entrevista, Eleno Guzmán comparte esta experiencia y adelanta lo que significará esta importante puesta en escena para el escenario del Teatro Vallarta.

¿Ya cuántos años de carrera profesional?

Sacando cuentas rápidas, siempre me gusta hablar del inicio que fue a los nueve años con Marcela Lepe, inició a muchos jóvenes en el tema artístico, y lo menciono porque después te contaré algo que tiene que ver con mi momento presente. Entonces a los nueve años veo una obra de teatro de Marcela Lepe, con la Compañía de Teatro Manuel Lepe, Vaselina, obviamente con artistas amateurs, pero a mí me impacta, y desde entonces el siguiente fin de semana yo ya estaba haciendo teatro con Marcela, y nunca paré. Vamos a decir que ese es el inicio de mi vida en el arte.

Te enganchaste…

¡Totalmente!, brutalmente, lo digo así porque después quiero hacer la comparación con lo que vengo a promocionar ahora, pero me voy a los 16, temprano después del Yeah Yeah, seguramente te acordarás, que estuve allí de los 13 años a los 15, a los 15 ya no estoy en Yeah Yeah, me aviento un año sabático, y me voy a Guadalajara a estudiar teatro. A los 16 estoy estudiando teatro, y a los 17, mi maestro de ballet me invita a bailar profesionalmente en el Foro de Arte y Cultura de Guadalajara, y yo digo que ahí, y con una participación breve en La Cenicienta de José Masán, un director de teatro, maestro también de lo que era la escuela de Televisa en ese entonces, en Guadalajara, comenzó mi vida profesional, ya estaba en escenarios profesionales, la gente ya pagaba por vernos, en ese entonces yo tenía 17 años, hoy tengo 45, así que hablamos de 31 años de carrera escénica.

Y ahora te podría decir, que no solo como bailarín y actor, que ambas las he trabajado, sino ahora como gestor cultural internacional, que es un perfil que he trabajado a lo largo de estos últimos años, y como productor escénico de espectáculos de danza también de nivel, uno gran formato, y también de corte internacional.

¿Cómo se encuentra el panorama de la gestión cultural hoy en día?

Partiré de contarte mi visión de cómo yo veo la gestión cultural, porque como soy artista, también me la he replanteado, y no quiero ser un gestor a la vieja escuela, ni con prácticas que muchas veces también se relacionan con la política en curso, sino, un gestor desde una visión artística. Mi statement es: La gestión cultural es el arte de construir relaciones de confianza, profesionales y humanas en el tiempo, eso es lo que he hecho, desde que yo fui a mi primer mercado de artes escénicas internacional, construí una serie de relaciones humanas y profesionales con gestores culturales, sobre todo enfocados en la danza, en las artes escénicas de todo el planeta, literal desde Corea hasta Japón, pasando por Alemania, Francia y varios países europeos, y Colombia y países latinoamericanos, entonces partiendo de eso, puedo decirte que es en lo que creo, en el desarrollo de proyectos a partir de un encuentro con otro ser humano que tiene las mismas preocupaciones que tú, por países por ejemplo, Colombia, digamos, que también sabemos que ha tenido un fenómeno muy parecido incluso ahora con el tema del narcotráfico, y que a través del arte ha conseguido cierta paz.

¿La cultura transforma?

Yo creo fervientemente en eso, yo creo que México es un país, altamente cultural, la cultura aflora en los barrios, en los parques, hasta aquí, que parece que es turístico, pero te vas al centro y hay galerías, hay artesanos, el arte estalla y la cultura nos acaricia, pero no se le apuesta, pero como no genera mucho ingreso, una economía, que también es un poquito… digamos que el fenómeno tiene dos caras, porque si te vas a los números globales, que incluye el cine, el Producto Interno Bruto que genera el arte y la cultura es brutal, es mucho más grande que otras áreas impresionantes del país, pero aún así no es tomado en cuenta.

Yo creo que los que hacemos gestión cultural sí estamos haciendo un ejercicio de resistencia contra un sistema al que no le importa la cultura, lo sabemos ¿no?, yo voté por AMLO y pensé que esto iba a mejorar, y pues no, sabemos que se centró mucho en el gran proyecto Chapultepec, que lo celebro y lo valoro, porque es un gran proyecto, pero todos los demás actores, no se diga la danza contemporánea, estamos como en el último resquicio de los presupuestos, y entonces los que hacemos gestión cultural de la escena, es un doble esfuerzo, hacer visible, en mi caso la danza contemporánea, que cuando le preguntas a alguien qué es lanza contemporánea, dicen: “Así como el folklor?”, no, “¿así como el ballet?”, no, ¿entonces?, pues sí como el ballet quizá pero con pies descalzos pero más libre, y empieza uno a inventar respuestas porque la gente no conoce; entonces, por un lado visibilizar la danza contemporánea en mi caso, y por otro lado luchar por apoyos, luchar por lo poco que nos dan, yo digo que son migajas, porque está lo que ahora llamamos ex FONCA, el sistema de apoyos artísticos, pues no se da abasto ante un país de 120 millones de habitantes y centenares de miles de artistas.

Fábrica de imaginarios

Yo, desde mi empresa ahora, puedo decirte que ya tengo mi propia empresa legalmente constituida, se llama Fábrica de Imaginarios, y estoy haciendo un esfuerzo titánico, contra corriente para sostenerme y hacer proyectos que puedan expandir el imaginario de lo que es hoy la danza contemporánea, y en algunos casos el teatro contemporáneo, vengo del teatro, pero caí en las manos de la danza, y nunca salí.

¿A qué nivel estás desarrollando el proyecto?

Te cuento sobre el trabajo que nos encontramos, se llama Traces, es una obra de danza contemporánea de la compañía belga Última Vez, digamos que este es mi lado como promotor internacional, pero también soy su representante en México, y también soy el productor de la gira a nivel nacional.

Traces, digamos en una traducción inmediata es caminos, trazos, es una obra de un artista que se llama Wim Vandekeybus, que vive en Bélgica, y para resumir su importancia en mi vida, te podría decir que a los nueve años, como ya te dije, Marcela Lepe con una obra amateur de teatro musical me cambió la vida siendo un niño, Traces a mis 22 años en mi primer gira a Europa como bailarín, me quedé en Europa uno días, circulé por varios países, llegué a Bélgica, vi esta compañía y me volvió a cambiar la vida, pero como adulto, entonces lo que yo pienso es que, si a mí una obra de teatro de una compañía amateur,  bien hecha, por supuesto Marcela estudió en México con Margules y traía un rigor, por eso me impactó, puede generar eso en un niño de nueve años, yo quiero saber qué puede generar Traces que me genera un impacto siendo un adulto a los 22, pero yo la vi en Bélgica y tuve que pagar un avión, y tuve que pagar trenes, y tuve que pagar hotel, y tuve que pagar el teatro, ponle 45-50 euros, y acá yo ya hice este trabajo, digamos, como gestor se empiezan a cruzar los mis roles, esa es la mirada del programador, del curador que ve algo que impacta y que tiene el deseo de llevarlo, trasladarlo a un lugar un tanto virgen como Puerto Vallarta, para que el impacto que le pueda generar a chicos de 13 en adelante, digamos, imagínate los chavos de 13 a 20 años, una obra como ésta es brutal, entonces este es el gran sueño realizado de traer un espectáculo de este nivel que se presenta en el Teatro de la Ville de París, que se presenta en el Teatro del Ballet de Gutenberg de Gotemburgo en Suecia, y en el Teatro Principal en la Monet en Bélgica en Bruselas, y viene el Teatro Vallarta, ese es el trabajo que yo me encargo de hacer, ese es el trabajo del gestor Eleno, del curador Eleno, pero sintetizado, y ahora sí que he dado en la mano, claro con un costo, pero te ahorre todo eso demás para que lo puedas ver por 500, 600 u 800 pesos.

Es muy valioso traer eventos de ese nivel a Vallarta, pero también mucho riesgo…

Sí, me encanta lo que dices, sí quisiera aportar algo con relación a eso, porque es parte de mi sueño, mi sueño no solo es traer esta esta compañía, mi sueño es ayudar a forjar una identidad cultural en Vallarta, obviamente mi arte ahorita es la danza, es una aportación, no quiere decir que yo la voy a generar, se tiene que trabajar con los artesanos, se tiene que dejar con los pintores, tantos que hay tan buenos, con los que ya tienen aquí haciendo teatro tantos años, la propia Marcela, Fabián, Arturo, que han forjado aquí, obviamente han sido guerreros del teatro, y obviamente yo pienso que la danza es un instrumento de mediación, de encuentro con el otro, porque todos tenemos un cuerpo y es un lenguaje un tanto más universal, en tanto que no hay texto, no hay cosas que traducir, es un cuerpo a cuerpo.

El gran sueño de Eleno es por supuesto, que todo lo que he recabado del mundo, aprendido, todas mis relaciones, empiezan hoy con Traces, con este espectáculo que permite que ellos pongan aviones, ¿sabes que sus países los apoyan para venir?, obviamente vamos al Teatro de la Ciudad en Ciudad de México, o al festival Lila López en San Luis, que tienen grandes presupuestos, pero eso me permite a mí negociar con ellos de modo que sea factible traerlos a Vallarta, esto es gestión cultural y obviamente implica mucha estrategia, pero yo ya no me quiero ir, nunca me fui, mi familia aquí está, vengo tres veces al año, año nuevo siempre lo pasó aquí, y digamos mi relación con Vallarta sigue permanente, pero culturalmente hablando es mi retorno con una línea de trabajo que yo ya no pienso soltar, y por favor, que todos los que te leen abran sus oídos su sensibilidad porque se necesita un público para ello si llenamos la función de Traces el 2 de agosto a las ocho de la noche en el Teatro Vallarta, o por lo menos vamos a ir  500 personas, puede ser difícil, la economía, mucha gente desconocimiento, está muy bien, aun así vuelvo, pero sí necesitamos que la gente se abra a estas propuestas que pueden resultarle un poquito hasta incómodas, vamos a aceptarlo, porque en la obra hay desnudo, por ejemplo, hay un dueto de dos hombres con una cubeta en la cabeza, es divertido, es seductor, pero también es súper virtuoso, ¿cuándo ves eso?

¿De qué trata la obra?

Traces es una obra que le comisionan al director en un festival que se llama

Europalia, donde el país de honor era Rumanía, entonces tuvo que hacer la obra alrededor de ello, entonces la obra trata de un grupo de gitanos, porque en Rumanía es parte de su cultura, los  gitanos, y los osos, hay tres osos en la obra, entonces es una obra que habla de la relación del humano con la naturaleza, una relación que sabemos que es complicada, pensemos en el Tren Maya y todas las implicaciones que hay de abrir brecha, claro, por el bien de la civilización, de la economía, perfecto, pero qué pasa con los animales, y Wim Vandekeybus plantea esta pregunta, ¿por qué nos parece extraño ir en una carretera y encontrarte un siervo?, nos sorprendemos, pero perdón, es su hábitat, nosotros estamos cruzando su bosque, y entonces en Rumanía hay el último bosque salvaje del mundo, así le llaman, es considerado el gran pulmón de Europa, y el oso es el animal principal, entonces se trabaja con dos animales, el oso como ese animal representativo de Rumanía, y resulta que hay una danza, por ejemplo, que hacen cada primero de enero para celebrar el inicio de ciclo y se visten con pieles de oso, entonces todo eso Wim Vandekeybus lo toma y lo hace una obra espectacular, y toma al ciervo, porque el ciervo le ayudaba para hablar de esta problemática con los humanos, de cuántos ciervos no matan en las carreteras, pero qué curiosidad tiene el ciervo, que también se hacen los muertos, que  hemos visto mucho en documentales, entonces a Wim le pareció muy teatral eso, entonces lo toma, y también hay una escena en la que se convierten en ciervos todos los bailarines, y esa escena espectacular.

Entonces, qué pasa en la obra, empieza con un accidente, pero es un coche que atropella a una persona, y entonces es cuando aparece el oso salvaje, y ahí empieza el diálogo entre animales y humanos, obviamente desde el cuerpo, con muchas metáforas, entonces es un viaje, Wim es un poeta de la escena, es un metaforista de la escena, todo lo que ves en escena te dice algo de tu vida y de tu mundo, pero sin ser explícito, Wim dice yo quiero que salgan de Traces dudando haciendo su preguntas de tu relación con la con la naturaleza, y yo digo que también como espectador puedo decir  que después de ver un espectáculo de Wim sale uno preguntándose sobre tu relación con tu propio cuerpo, porque lo que uno ve en sus bailarines es el límite de las posibilidades expresivas dancísticas virtuosas del cuerpo humano, una obra de Wim Vandekeybus Última vez, es inspiración en muchos niveles sensibles.

¿Me recordaste a Billy Elliot por la pasión con la que lo describes?

De Billy Elliot me encanta la imagen cuando se electrifica, esta parte en que baila y que un rayo lo cruza, eso van a sentir, pero como espectador, claro, eso es lo increíble del trabajo de Wim, te pega, si en el cine te pones a la orilla porque te emociona, pero hay una pantalla, aquí hay cuerpos vivos enfrente, es como no poder creer lo que está enfrente siendo real un giro imposible frente a tus ojos, que te lleva a preguntarte cómo es posible que un ser humano pueda hacer eso, y entonces te genera el deseo de por lo menos al día siguiente salir a correr.

¿Qué se llevará el público con Traces?

Yo espero que muchos Billy Elliot salgan de Vallarta, es otro closet, no es el que estamos acostumbrados a decir, pero el closet del cuerpo, el que guardamos muchas veces por la pena de que nos vean bailar, por la pena de que vean que soy expresivo con el cuerpo y contenemos todo y estamos ahí muy formales, qué va, a romperlo, no existe, es una barrera mental, y por eso también me encanta recordar que soy vallartense, y eso siempre me ha dado mucha humildad con una metáfora que planteo, yo soy un grano de arena de cualquier playa de aquí de Los Muertos, porque mi familia vivía cerca ahí en la Emiliano Zapata, ahí crecí, después en la Versalles, y bueno la vida va moviéndose, de ser un grano de arena de Puerto Vallarta destinado a ser restaurantero porque mi familia lo es, o turistero, o lanchero, o lo que quieras, porque mi papá fue lanchero, el Chino Guzmán hasta lanchero fue, mesero del Tropicana, entonces digamos que yo estaba destinado, de ser un granito de arena, de andar descalzo por la playa, a alguna de estas actividades, pero el arte me pegó, el pequeño resquicio de luz de una obra de teatro de Marcela Lepe me pegó, y ya no lo solté hasta convertirme, y eso es lo que me gusta contar, de ser ese granito de arena, a ser el director ejecutivo de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, también conocida como CEPRODAC o Centro de Producción de Danza Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes, no hay mayor institución cultural en este país, esto quiere decir que aun siendo se puede llegar a las altas cumbres culturales de este país, cómo, que me pregunten y les cuento.