Para sobrellevar la crisis, la respuesta está en la mente

No existen fórmulas mágicas para salir de esta crisis. Pero sí es posible prepararse mentalmente para que sus estragos no nublen nuestro buen discernimiento. 

 

Por: Mauricio Brizuela Arce 

Presidente del Consejo de Administración y Socio Director de Salles Sainz Grant Thornton 

Twitter: @SallesSainz  

No existen fórmulas mágicas para salir de esta crisis. Pero sí es posible prepararse mentalmente para que sus estragos no nublen nuestro buen discernimiento y podamos encontrar un camino de salida. 

 

A un año del inicio de la crisis que la pandemia de la covid-19 ha causado alrededor del mundo, la mayoría estarán de acuerdo en una cosa: estamos agotados. 

 

Agotados de apegarnos a una rutina en la que no hay mucha oportunidad de esparcimiento con nuestros seres queridos, que no permite realizar actividades rutinarias sin una mascarilla y que puso en alto mucho de lo que nos hacía felices. Sin embargo, no es momento de reducir los esfuerzos, incluso si hay señales de que la curva, a nivel mundial, comienza a bajar finalmente. 

 

Y mientras algunas buenas noticias aparecen en el horizonte (como la eficiencia de las vacunas, los nuevos tratamientos para los casos más graves, el aumento en la confianza de las vacunas, por mencionar algunas), todavía no aparece una solución rápida, contundente y esperanzadora para muchas de las empresas que han sido afectadas. 

 

Si aconsejara que lo que debe hacerse es mantener una buena cara ante la adversidad, sé que quien ha llegado a esta línea abandonará el texto de inmediato. Pero tampoco tengo la respuesta para que los negocios repunten el día de mañana. Espero que no sea razón para cerrar esta ventana. Más bien quiero hacer otra cosa: compartir mecanismos que ayuden a los que están en puestos directivos y alta gestión a lidiar con esta época insólita para nuestra generación. 

 

En este artículo me concentro en las personas en esos puestos en particular porque el nivel de estrés con el que viven ya era alto gracias a la carga de trabajo y responsabilidad que tenían (al final de cuentas, ellos son los que tienen a su cargo la seguridad laboral de sus colaboradores y empleados), la situación que se vive ahora no ha hecho más que incrementarlo. 

 

Así que, lejos de buscar soluciones simples o escapismos de la realidad, me encargaré de hablar de las maneras en que se puede abrazar las emociones que la incertidumbre provoca y cómo darles la vuelta en beneficio de la empresa y todos sus involucrados. 

 

Cambia a neutral tu mente 

 

Russell Wilson, quarterback de los Seahawkscompartió en una TedTalk que, a pesar de los logros que ha alcanzado, es una persona con problemas iguales a los del resto: debe enfrentar errores graves a lo largo de su carrera (como perder el Super Bowl al año siguiente de ganarlo), a la pérdida de los seres queridos (como la muerte de su padre) o el fracaso en sus relaciones (como su divorcio). ¿Cómo se encuentran las soluciones cuando estamos abrumados? 

 

La estrategia que encontró Wilson fue «cambiar su mente a neutral», haciendo referencia al proceso que un conductor debe hacer en un auto estándar cuando quiere cambiar la velocidad o, de plano, arrancar. Por supuesto, no es algo que se hace a la ligera, sino que requiere de práctica: en medio de la urgencia que una crisis detona, en lugar de ver todo desde el extremo positivo, lo que importa es reconocer que hay un problema (o varios) que, en muchas ocasiones, no se puede atacar desde todos los frentes y que el sentido común ayudará a concentrarse en las acciones que deben realizarse, paso a paso. 

 

Edita la historia para comprenderla 

 

Este consejo viene de una escritora y psicoterapeuta, Lori Gottlieb, quien explica que cuando una persona está inmersa en un problema, de manera inconsciente se cuenta una historia de lo que sucede: tiene un punto de vista, personajes secundarios y hasta villanos que están en contra de los deseos del protagonista. Sin embargo, en la mayoría de las veces hay una versión sesgada, que ignora otros aspectos de la misma historia que, al estar ocultos, no permiten ver el panorama completo. 

 

Cuando se está en medio de una crisis, los que están en puestos directivos tendrán un enfoque que será difícil de compartir por el resto de sus colaboradores y empleados, y esto causa frustración en ambas direcciones. Si se hace el esfuerzo de «editar» la historia con otras perspectivas, será más fácil comprender cómo afecta la época a los demás y tomar medidas que reflejen esta reflexión y ejercicio de empatía. 

 

La valentía no llega sola 

 

Las historias de éxito que llegan a nosotros a través de videos o libros que nos atrapan tienen algo en común, además de un final feliz: los logros no se alcanzan en solitario. Incluso si nos referimos a deportistas individuales, están rodeados de un equipo de profesionales que hacen un gran trabajo para que el camino a la cima se mantenga en los ojos del ganador o ganadora.  

 

Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial. No solo es una falacia la historia de quien «se hizo solo», sino que es un oxímoron que se repite cada vez que los tiempos se complican. Los directivos necesitan apoyarse en la asesoría de expertos que ya han enfrentado lo que sucede, comunicarse de manera clara con sus colegas y compartir las medidas que se tomarán transparentemente con el resto de la empresa. Asimismo, interesarse en el bienestar de los otros, reconocer las señales de estrés y trabajar en conjunto para resolverlo nutre la sensación de unión de equipo y solidaridad, además de abrir la puerta al peloteo de ideas valiosas para sortear la crisis. 

 

Toma acciones para apoyarte 

 

Una forma útil de despejar la mente para que este cambio a neutral se logre es también ocuparse del propio bienestar. Pequeños descansos a lo largo del día para hacer ejercicio, alejarse de la avalancha de noticias y concentrarse solo en aquellas verificadas o útiles, aceptar lo que se puede cambiar y entablar comunicación con gente de confianza de manera regular crean un espacio propio para tomar un poco de aire. Además, estas pausas permiten distraer la mente del problema al que se le da vueltas todo el día; más adelante, al retomarlo, hay una frescura que resalta detalles antes ignorados y, quizá, llegar a una respuesta.  

 

Dicho esto, es importante recordar que muchas industrias experimentan una situación similar en muchos niveles, y que solo el trabajo duro y el tiempo se encargarán de reactivar lo que ahora parece detenido. Aun así, no será para siempre, y lo que los directivos aprendan de esta época será valiosísimo para el futuro de todas las empresas.