Se vale soñar

Red Interna / Humberto Famanía Ortega

¡Somos dueños de nuestros actos! La libertad está unidad a la voluntad y a la inteligencia. La libertad significa elegir entre un bien y un bien mayor

Cuando tenemos la oportunidad de meditar a solas alguna situación de nuestra vida, quisiéramos detener el tiempo para poder aquilatar nuestro actuar cotidiano. A veces surgen ideas en nuestra mente, como poder regresar a momentos pasados para lograr mejor bienestar para nuestros seres queridos. No cabe la menor duda de que ante las actuales circunstancias, cuando la tecnología avanza a pasos agigantados, deseamos estar al día de sus innovaciones que hacen recortar distancias con el resto del mundo. En realidad, los avances en todos los aspectos reflejan la creatividad del ser humano por encontrarse a sí mismo en su propia circunstancia.

Brota en mi mente y en lo profundo de mi corazón el agradecimiento a mis padres por haberme concebido en esta tierra prodigiosa Puerto Vallarta Jalisco que me ha dado todo. Trato de comprender del porqué dos seres se encontraron en este paraíso provenientes de diferentes lugares de nuestra hermosa y pujante República Mexicana y procrearon diez hijos, logrando mantenernos unidos y con grandes principios, perdurando su amor y fidelidad hasta el final de sus días.

Simplemente lo llamo destino, donde se conjuntaron territorio con espíritu para lograr una maravillosa familia que sigue cosechando frutos y para seguir sembrando amor.

Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y dominio de sus actos. Me pongo a pensar que, con ese libre albedrío, nuestra capacidad de entendimiento logra la trascendencia de quienes luchan afanosamente con buscar la justificación de su existencia. Es importante el tener alternativas que saquen a flote muchos de los planes que requerimos para sentirnos útiles y asi renovar constantemente nuestra fidelidad al Creador. Repito nuevamente que Dios con toda su bondad quiso dejar al ser humano en manos de su propia decisión.

Si evocamos a la niñez, siendo sinceros, son muchos los sentimientos que nos obligaran a pensar en los principios morales que nos enseñaron para seguir fortaleciendo el núcleo que contiene la solución para vivir en una sociedad con bienestar creciente y armónico, la familia. Tal vez a lo largo de nuestras vidas hemos dejado planteado diversos objetivos que hemos dejado de lado. Son múltiples interrogantes que nos hacemos; “no tengo tiempo”, “estoy muy joven”, “no tengo dinero”, “estoy casado”, “estoy soltero”, en fin, miles de argumentos que en nada abonan para obtener los equilibrios necesarios para obtener prosperidad.

Ante lo anterior expuesto, es justo analizar un elemento básico que viene a ser parte importante para hacer que las cosas sucedan, la voluntad, ya que es el impulso para desarrollarnos y lograr nuestros objetivos. Por eso si logramos la perseverancia con voluntad, los ingredientes como la firmeza, constancia y tesón se verán favorecidas en la consecución de algún fin que tendrá mucho éxito.

Repito ¡somos dueños de nuestros actos! La libertad está unidad a la voluntad y a la inteligencia. La libertad significa elegir entre un bien y un bien mayor.

El mejor amigo, el tiempo, espacio que nos da la oportunidad de cumplir con nuestros sueños, ubiquémonos a dónde queremos ir para obtener los satisfactores que hagan se cumplan nuestras metas. Recordemos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios; de nosotros depende sentir su presencia para buscar los caminos necesarios para sentir a plenitud la felicidad. Con nuestro actuar agradecemos cada día nuestra presencia en este universo que guarda muchas interrogantes, basta con concentrar nuestra mente para comprender lo afortunados que somos en ocupar una parte alícuota en esta tierra llamada comúnmente el planeta azul.

Le doy gracias a Dios el haberme concedido el formar una familia pequeña, pero llena de grandes virtudes. Y fue en esta tierra prodigiosa donde conocí a mi esposa Mary Elena hace cerca de cincuenta años, logrando la consecución de un sueño hecho realidad, convertirme en padre de una hija maravillosa que es mi orgullo. Fueron años de conquista, pero cuando existe la perseverancia, con amor todo se hace realidad. Mi complemento fue cuando mi hija Maryta me otorga el título de abuelo de dos bellas nietas Maya y Leonor, que son parte de esa energía que brota al amarlas y ser correspondido simplemente con una palabra muy significativa que retumba a mis oídos, llamarme simplemente, Abuelo a secas.

En la plenitud de mis años, he logrado acariciar muchos sueños que simplemente se unen al encontrar el cariño necesario para seguir por el sendero de la vida, siempre con la presencia de Dios. Escribir simplemente una página con sinceridad y dar testimonio de vidas paralelas con mi familia, hacen que todos los retos que nos propongamos se realicen con mucho éxito.

Tener un hogar feliz es trabajo de todos.