Operación Chapultepec

Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia

2 años y 3 meses y aun no podemos decir que la COVID-19 ha cedido

Durante la Primera y Segunda Ola de COVID-19 que azoto al mundo, se registró el mayor número de defunciones, tanto de pacientes como de personal médico y paramédico.

México no fue la excepción, la austeridad nunca ha sido una buena decisión, se hacían diagnóstico por sospecha clínica, y los exámenes rápidos tardaron en comprarse al comparar con otras naciones, se hacían pruebas rápidas aquellos que podían económicamente.

Hasta hoy, van 2 años y 3 meses y aun no podemos decir  que la COVID-19 ha cedido. El Gobierno Federal ha crispado la cresta en varias ocasiones por la gran falta de apertura en los servicios médicos, insumos y falta de personal humano (esta situación ya se venía arrastrando en los gobiernos anteriores, sin embargo, empeoro por diferencias políticas para lo cual eran ajenas la mayoría de los caídos).

Hubo una convocatoria “voluntaria” nacional llamada Operación Chapultepec, con el fin de apoyar con personal médico a las ciudades más afectadas, siendo en ese diciembre del 2020 la Ciudad de México, el Estado de México y Baja California sur. Dicen que la convocatoria fue “una decisión personal y no a fuerza”, porque podías perder tu puesto logrado en esos momentos. Así que fueron directores de unidades de medicina familiar, algunos con años sin tocar un estetoscopio, mucho menos mover un monitor de signos vitales o un respirador mecánico.

Hubo una pregunta que no se olvida en la conferencia mañanera: ¿Va a haber preferencia al momento de decidir a quién intubar? Sin titubear, el Doctor Hugo Lopez Gatell respondió: Siempre se decide sobre la vida el máximo beneficio, y no va a haber preferencias hacia la juventud sobre los pacientes en edad adulta al momento de decidir intubar al joven o al adulto mayor.

Se convocó a 600 médicos, a cada uno se les daban 30 pacientes, en su gran mayoría agonizantes con gran dificultad para respirar. Uno de los médicos dijo: “Fue lo más desagradable que he visto en mi vida como médico, horrible, al checar tu entrada veías muchas fotos con moños negros, como para recordar al personal médico y paramédico caído en una pared tapizada de fotos. Estaba en un pasillo con más de 30 pacientes y solo 5 intubados, el resto veías cómo se morían viéndote a la cara, tratando de agarrarte para que no te fueras y les ayudaras a respirar.”

“Me tocó presenciar la muerte, en un solo día, a 10 pacientes sin poderlos ayudar, nada más mirabas cómo poco a poco se iban muriendo, debilitados, cansados, tratando de respirar, desgarrándose solos, sin ayuda, pues como médico directivo pierdes esa habilidad, un médico familiar no tiene ese entrenamiento, ¿y qué hacia? Nada, sólo mirarlos, anotar la hora de muerte en el expediente, eran personas obesas de entre 40 y 70 años los que más rápido morían, había de todas las edades. En las mañanas los revisaba un internista y un intensivista, ambos no iban a diario porque parecía que eran mandados en contra de su propia voluntad, las condiciones para el personal de salud eran muy deficientes, seguíamos las indicaciones de los médicos que acudían en las mañanas, no había mucho, dexametasona cada 8 horas, aspirina, ivermectina y cloroquina (que nunca se autorizaron estas 2 ultimas), y sobre todo oxigeno con puntas nasales. A la hora de decidir a quién ponerles oxigeno también fue una decisión inhumana, no alcanzaban todas las tomas, pues había nada más 5 respiradores mecánicos y era muy clara la decisión de intubar a los que eran recuperables, es decir a quienes se pensaba que iban a sobrevivir y no había mucho que escoger.”

Siempre vamos a recordar como un hito esta pandemia por la mala planeación, y sobre todo, por la gran desinformación que provoca la publicidad de los productos milagro que siguen sin regular, al igual que las farmacias con consultorios.