La familia inter especie en los animales de compañía

ConCiencia Animal / MVZ. Carlos Arturo Martínez Jiménez

El problema del modelo familiar inter especie, es la antropomorfización que se traduce en severos problemas que repercuten directamente en los propios animales

En un punto básico, las relaciones inter especie son vínculos de convivencia y afecto entre seres de distinta especie, y ejemplos se cuentan por miles, algunos de ellos de índole ecológica, de eventos casuales en vida silvestre, y otros más impuestos por el ser humano de manera fortuita, accidental o deliberada.

De todo esto surge un nuevo modelo familiar que dado su auge reciente, es objeto de estudio actual por la comunidad científica, las denominadas “Familias Interespecie”, un concepto que supone tratar a tu mascota como un miembro de tu familia, gozando del mismo nivel jerárquico dentro del hogar, es decir que no se limita a la función zootécnica de compañía, sino que son considerados hijos, e incluidos dentro del árbol familiar debido al amor incondicional que muchos propietarios profesan hacía sus mascotas, que hace que estos sean tratados y cuidados como un familiar más, incluso legándoles todo su patrimonio tras la muerte del propietario, para que éstas tengan una vida lo más digna posible.

Estas personas, que crean vínculos especiales con sus mascotas que llegan a considerarlas miembros de pleno derecho de la familia, oscila entre lo que se pudiera deber a la existencia de algún tipo de depresión o trastorno, o quizá también a la profundidad de la relación persona-animal que conlleva a desarrollar incluso una capacidad de intercambiar con ellos información no lingüística, gestual y prosódica, a que hasta puedan entenderse mejor con ellos que con una persona, pero esto podría llegar a la humanización de la mascota, o superar el límite de la biología y tener un duelo como el de un ser querido al fallecer la mascota, dejando un vacío en su lugar algunas veces difícil de superar.

Si bien en el plano científico se estudian las propiedades terapéuticas atribuibles al hecho de estrechar lazos con animales no humanos, a procedimientos aplicados a problemas mentales u orgánicos de primer orden, como soledad en la vejez, depresión mayor, trastornos del neuro desarrollo o procesos demenciales, también es una realidad la tendencia de no tener hijos por parte de las parejas y sustituirlos con mascotas, constituyendo los roles de padre y madre respectivamente. Tanto en estas interacciones, como otras que se asemejan, no es de extrañar que muchas personas forjen vínculos realmente profundos y significativos con sus mascotas al proporcionar desinteresadamente momentos de felicidad sustentada sobre la aceptación incondicional, que incluso podría llegar al maltrato animal por actos zoofilicos en casos extremos.

Y precisamente el problema del modelo familiar inter especie, es la antropomorfización que se traduce en severos problemas que repercuten directamente en los propios animales a partir de las carencias emocionales que vuelcan sobre el animal, y también el mal empleo del término “adopción”, que normalmente este tiene una historia pasada muy dura, y los propietarios quieren suplir el vacío que ha podido dejar el abandono en un punto excesivo, y permitirle todo tipo de cosas, haciendo que la mascota tenga ansiedad, destroce, ladre, haga sus necesidades dentro de la casa, e incluso derive en comportamientos como gruñir al dueño, gestos, miradas e incluso morderle porque le va a quitar ciertos objetos, además que el apego emocional difiere mucho de la naturaleza biológica de los animales de compañía, matiza los límites entre el duelo normal y el patológico.

La familia inter especie pareciera ser un concepto contradictorio en sí mismo, pues si algo identifica a una familia es, precisamente, su común origen y no su diversidad en la raíz, ya que la familia en sí, es la referencia a combinaciones cualitativas o cuantitativas distintas de individuos de la misma especie, en este caso los seres humanos. Además, que una mascota no podría dimensionar el estado de derecho ni la funcionalidad social de ser humano en las coacciones económicas, políticas y filosóficas, lo cual los llevaría de nuevo a la cosificación.

Por el bienestar animal, científicamente estudiado bajo sus 5 libertades o sus 4 principios en sus 12 criterios, los animales de compañía requieren y merecen tener propietarios y una sociedad con obligaciones morales hacia ellos.