¡FUEGO, FUEGO!

Encuentro

Atrévete a iniciar esta aventura llamada Mindfulness, y prende ¡fuego, fuego!, la flama de la atención consciente en tu interior

Angélica Rodríguez

“¡Y grito fuego! Mantenlo prendido ¡fuego! ¡No lo dejes apagar!”.

Letra de la canción Fuego de Bomba Estéreo.

Alguna vez leí en las recomendaciones sobre qué hacer cuando uno es asaltado y cómo pedir ayuda, que gritáramos con fuerza “fuego, fuego”, en lugar de “me están asaltando o me roban”, ya que “fuego” es una palabra que atraería más a las personas hacia ti y que provocaría una inmediata movilización, debido a que el salvar sus propias vidas llamaría por completo su atención.

Me pareció muy lógico, con mucho sentido, aunque no sé si llegado el momento tendría yo la claridad suficiente como para hacerlo; gracias a Dios no lo he necesitado, pero traigo el tema a este Encuentro, por eso que en ese instante de crisis nos resultaría tan valioso, y que, en este texto, asumo, tengo de ti: tu atención.

Sí, así de simple, y así de sencilla, pero sin ella, no hay nada, o al menos nada consciente. La atención es eso que no le ponemos, valga la expresión, mucha atención, pero que es lo único que nos puede poner en el “darnos cuenta” y sacarnos del “piloto automático”.

La atención es la capacidad con la que nacemos la mayoría de las personas de estar en el momento presente de una forma equilibrada, pero debido a la gran dispersión que hoy nos domina, parece que estamos perdiendo esa cualidad al estar con nuestro cuerpo físico en un lugar, pero nuestra atención, nuestra mente, nuestros pensamientos, en otro lado, lo que nos hace entrar en el automatismo.

Bueno, y como a todo nos gusta ponerle nombre y clasificarlo, resulta que hace un par de años fue que descubrí que a eso de estar atentos se le llamó Mindfulness o Atención Plena, y que el practicarla de una manera regular por cierto tiempo al día, nos aportaba muchos beneficios tanto para la salud física, psicológica y emocional.

Sí, claro que en ese momento juraba que era una persona atenta y concentrada, y sí, hay personas que lo son realmente por naturaleza, sin embargo, le eché un poquito de observación, y me di cuenta de que mientras hacía mucho de lo que hago no estaba ahí, sino en otro lado. Me explico.

Al manejar, por ejemplo, ¿estás al volante completamente o tus pensamientos están yendo y viniendo constantemente con todos tus pendientes y lo tarde que vas a llegar por el tráfico?; al bañarte o lavarte los dientes, ¿estás observando y sintiendo el agua que cae, la sensación del jabón sobre tu cuerpo, la pasta de dientes en tu boca?, ¿o piensas en el día que te espera por la cantidad de compromisos que tienes, y estás intentando resolver cosas que sólo podrán suceder hasta llegar a tu oficina?

Muy al contrario de lo que pudiéramos creer, nuestra atención sólo puede estar en una cosa a la vez; hay estudios que afirman que las personas nos mantenemos atentos en un mismo objeto o tema en promedio 12 segundos, y otros más osados aseguran que tan sólo ocho segundos, a partir de ahí nos fugamos a otro lado, y sí regresamos, pero nuestra mente va saltando de un pensamiento a otro, como un mono de liana en liana, y eso… cansa, desgasta.

Es ahí donde la plena atención plena se convirtió en una necesidad urgente de introducir en mi vida, porque me di cuenta de que me la estaba perdiendo: entre el pasado y el futuro, no había lugar para el presente, que por más trillada que sea la frase, es la pura verdad, es lo único que tenemos, nada más.

Atrévete a iniciar esta aventura llamada Mindfulness, y prende ¡fuego, fuego!, la flama de la atención consciente en tu interior.

 Bendiciones, AR.

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