¿Eres un guerrero de la vida?

¡Despierta Vallarta!

Si nuestra realidad actual no se acerca a los ideales a los que hemos sido condicionados, o que nos hemos autoimpuesto, el primer paso es aceptarlo, y el segundo es tomar acción para asegurarnos que vivamos la realidad que queremos

Adriana Méndez Snowden

Cuántas veces hemos escuchado o leído en las redes sociales de algún conocido, auto nombrarse guerrero o luchador, generalmente tiene una connotación positiva y de mucho valor, pero, ¿cuál es la otra cara de la moneda?, ¿cuál es el mensaje que enviamos al universo con esta proclamación?, que efectivamente siempre estamos esperando batallas, que estamos listos con nuestras armas para luchar, y aunque muchos no estemos familiarizados con las leyes del Universo, específicamente la Ley de la Atracción, dice que nuestros pensamientos conscientes o inconscientes, emiten vibraciones energéticas, las cuales el Universo responde donde ponemos nuestra atención, fluye esa energía.

Aun para las personas que no creen en esta teoría, podemos analizar lo que nos dice el estudio de la Programación Neurolingüistica, donde aprendemos a utilizar el lenguaje y el poder de las palabras que tienen sobre las emociones y acciones, y así utilizarlas  en nuestro beneficio y de esa manera re programar nuestra mente.

¿Qué historia nos decimos a nosotros mismos? ¿Dejamos que una experiencia negativa o dolorosa en el pasado determine cada evento que tenga algo que ver con alguna experiencia similar?

Personalmente, en mi caso, sólo pude recuperar mi poder interior cuando aprendí que la aceptación de las cosas que no podemos cambiar, me haría emprender un viaje de crecimiento personal viajando ligera de equipaje, soltando, trabajando los desapegos y fluir en armonía. Aceptar no significa darse por vencido, o conformarse. Es dejar de luchar por las cosas que ya nos sucedieron, buenas o malas, lo que está fuera de nuestro control. Si nuestra realidad actual no se acerca a los ideales a los que hemos sido condicionados, o que nos hemos autoimpuesto, el primer paso es aceptarlo, y el segundo es tomar acción para asegurarnos que vivamos la realidad que queremos en nuestra vida.

Esta realización me llevó a escribir la siguiente reflexión:

“Yo no soy una guerrera”

Toda la vida me enfundé en una identidad de guerrera

porque eso me ‘tocó’

porque así es la vida

porque hay que luchar

porque nadie lo hará por ti

¡Pero ya tuve suficiente!

se acabó, yo no quiero más ser una  guerrera.

yo no quiero que el universo me siga mandando luchas

yo no quiero proclamar victorias

ni ganar batallas.

Estoy cansada de cargar con el escudo y mi espada desenvainada

¡Se acabó!

Yo no soy una guerrera, soy un milagro.

Elijo ejercer mi poder para fluir con la vida, con mis semejantes, con el universo.

En amor

en armonía

en compasión

en desapego

Aceptar, abrazar y agradecer.

Elijo ser resiliente y feliz

en sintonía

en congruencia

en sabiduría

Yo no soy una guerrera

la batalla más grande de mi vida la gané cuando me rendí ante ella.

Yo soy un milagro, ¡no una guerrera!