En espera de los Reyes Magos

Consejos de una Abuelita Moderna

Por un México Mejor

En la casa de una maravillosa niña sin pelo, al regresar de sus clases, tanto ella como sus cuatro hermanos buscaron sus mejores zapatos para poner uno de ellos, a un lado de su arbolito navideño, por eso se dedicaron a dejarlos relucientes, para que el día de los Reyes Magos, cuando los vinieran a visitar, ellos en una cartita les prometían ser mejores niños en todos los aspectos; tratando de enmendar sus errores cometidos en el año que ya había pasado, y en espera de que los Reyes les pusieran algunos dulces, si es que ellos en realidad se los merecían…

La niña sin pelo, recordó cuánto había hecho sufrir a su Mamá porque no se quería tomar sus medicamentos y a la hora de que la tuvieran que inyectar, ella corría llorando por toda la casa para que no la alcanzaran… Y apenada escribió en su cartita, que trataría de ser obediente para que su Mamá ya no sufriera por su negligencia.

El hermano mayor recuerda con vergüenza el día que su Maestra mandó a llamar a sus Padres, porque él junto con otros amigos se había burlado del niño nuevo, porque era un poco tartamudo… Y prometió en su cartita, no volver a burlarse de nadie.

El segundo hermano recordó el día que corriendo por la sala, le había roto a su Mamá el florero que su Papá le había comprado  por su décimo Aniversario Matrimonial, y lo había escondido detrás de las plantas que tenía sembradas en el jardín, y cuando su Mamá les preguntó por su florero… Él se quedó callado… Y apenado escribió en su carta que le diría a su mamá lo que había hecho…

El tercer hermano con mucha pena escribió en su carta, que en lugar de estudiar en su salón de clases, se ponía a jugar en la computadora de su amigo, juegos bélicos, por eso se había vuelto muy agresivo y había bajado considerablemente sus calificaciones, prometiendo a los Reyes que ya no jugaría esos juegos, para volver a ser ese niño bueno y aplicado.

El cuarto que era un año menor que la niña, había entrado al Jardín de niños, pero desde que entró, no había dejado de llorar para que su Mamá lo sacara y se lo llevara a su casa, ya que como era el más pequeño, todos lo consentían y en casa sólo hacía lo que quería, pero en su carta se dibujó sonriente en su escuelita.

En el cielo, los tres angelitos estaban felices cuando vieron las cartitas de los niños, y cuando se lo comentaron a Papá Dios, Él se sintió muy feliz, al observar el maravilloso comportamiento de sus cinco increíbles Ángeles Terrenales. Por eso, al siguiente día los Tres Reyes Magos, les colocaron en sus zapatos los dulces anhelados con una respuesta “Gracias por reparar sus faltas, los amamos muchísimo, LOS TRES REYES MAGOS”.

Por la tarde, toda la familia y amigos vecinos, cortaron la Tradicional “Rosca de Reyes”, y el o los que se sacaran el muñequito (representando al niñito Dios), sabían que serían los afortunados porque estarían bendecidos por el mismo Dios, y, tendrían un año muy afortunado; además serían Padrinos, que en el famoso Día de la Candelaria, levantarán al niñito Dios del pesebre, y todos felices cenarían los famosos tamales y el atole de diferentes sabores.

En cuanto llegó el Día de la Candelaria, todos se reunieron felices a levantar al niñito Dios.

“En honor a todos mis Ángeles Terrenales del Grupo Canica.”

Cariñosamente Ana I.