El sentido de la Ley de Revocación de Mandato

Hablemos en Serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.

El próximo domingo 10 de abril están todos los mexicanos convocados a votar si están de acuerdo en que siga o se retire de la presidencia de la república Andrés Manuel López Obrador.

La realidad es que este ejercicio democrático, que se llevará a cabo por primera vez en México, tiene dos significados importantes; por un lado, que a partir de ese momento en el futuro, cualquier presidente que falte a los principios constitucionales, o que su desempeño no sea del agrado del pueblo de México, podrá ser removido democráticamente de su cargo en los tres primeros años.  Y por el otro lado, este ejercicio es también una forma de consultar a los mexicanos si están de acuerdo en que el presidente continúe con los cambios estructurales, o con el cambio de régimen, que prometió al llegar a la presidencia.

Por eso es preciso aclarar que una cosa es cambiar de régimen, que puede ser económico y/o político, y otra cosa es cambiar de sistema, hacia el socialismo o el comunismo. Aunque esto último es lo más alejado de nuestra realidad, del sistema económico mundial y del mundo contemporáneo.

Lo que el presidente sigue proponiendo es acabar con el régimen de injusticia económica que ha prevalecido en México durante casi un siglo.  Es acabar con un régimen político de más de ochenta años sustentado en la antidemocracia y la corrupción; es impulsar un cambio estructural que permita a los mexicanos recuperar un patrimonio nacional, que por décadas ha sido entregado a los extranjeros y que ha sido la causa de las grandes desigualdades económicas.

El llamado de “los conservadores” a no acudir a las urnas o asistir a votar por la salida del presidente López Obrador es el reflejo de su preocupación por que, de seguir su mandato, continuará con los cambios que ha venido impulsando desde su llegada a la presidencia. 

Basta con decir que tanto el PRI, el PAN y el PRD son los principales opositores a la reforma energética que propone el presidente para recuperar PEMEX y CFE, porque fueron ellos quienes aprobaron en 2013 la Reforma Energética para continuar con la privatización de estas empresas, como lo hicieron décadas antes con TELMEX, Ferrocarriles Nacionales, la Minería y Aguas federales.

Estos mismos partidos unidos ahora en la coalición “VA POR MÉXICO”, son quienes se oponen también a que avancen las iniciativas de reforma electoral, en las que el presidente propone democratizar el INE para que sea por votación popular la elección de su presidente y los consejeros electorales; pues él mismo fue víctima de la corrupción de los órganos electorales cuando en 2012 le robaron en contubernio con el PRI y el PAN  la presidencia de la república.

Con dicha reforma se pretende, igualmente, eliminar los senadores y diputados locales y federales plurinominales, que sólo engordan la nómina  del congreso y responden políticamente a quienes los apadrinan para ocupar un cargo cuya única tarea es levantar el dedo.

Es un hecho que todos aquellos que están en contra de que siga el presidente son quienes han perdido o ven en riesgo sus privilegios.  Por eso,  todos los medios privados de comunicación, como televisoras, radiodifusoras, revistas y prensa escrita no perdonan que les hayan retirado los jugosos contratos que les permitían ingresos millonarios por hacer apología de los abusos de los hombres y los grupos económicos y de poder.

El haber cancelado los contratos millonarios a quienes construirían el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AIMEX), cuyos terrenos fueron expropiados con violencia a grupos de campesinos, desde Fox hasta Peña Nieto; hizo que muchos “intelectuales” desclasados encontraran un modus vivendi. El que se haya obligado a pagar impuestos a las grandes empresas y  haber retirado apoyos especiales y fideicomisos a grupos de privilegio atizó más la rabia de los opositores al presidente.

En fin, aunque es responsabilidad del “pueblo sabio” salir a votar para defender al presidente; son ellos los que decidirán si se continúa con la transformación de un régimen corrupto, antidemocrático y excluyente o regresamos al pasado para ser gobernados nuevamente por la gente del PRI, PAN o PRD; o mejor dicho, ahora por todos ellos juntos.