El plan y la acción: Moldea la idea de tu empresa familiar

Es común creer que lo más importante para tener negocio exitoso es aplicar una gran idea, sin embargo, es igual de significativo saber cómo conducirla en nuestra empresa familiar

“La única parte donde el ‘éxito’ aparece antes que el ‘trabajo’ es en el diccionario”.

Vidal Sasoon

Empresa Familiar C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas

¡En sus marcas, listos…! ¡Espera! ¿Y la estrategia? Es común creer que lo más importante para tener negocio exitoso es aplicar una gran idea, sin embargo, es igual de significativo saber cómo conducirla en nuestra empresa familiar.

Para comenzar, debemos tomar conciencia de que al iniciar o reestructurar una idea de negocio, vamos a entrar en una curva de aprendizaje en la que el fracaso es un constante.

Así que, lo primero es consolidar el área motivacional a través de los siguientes pasos:

1. Entender el por qué.

Se trata de descubrir el propósito o meta a la que conduce la idea.

2. Aspirar al punto más alto.

El enfoque debe concentrarse en las mayores posibilidades.

3. Compartir metas.

Esto significa explotar la solidaridad que ya existe entre la familia.

4. ¡Disfrutar!

¿Gozar el trabajo? ¡Sí! Cualquier reto fortalecerá en lo individual y como familia.

La confianza es elemental. Podemos tener el mejor concepto, la mejor estrategia, los mejores recursos, pero si no estamos convencidos de lo que hacemos no podremos lograr nuestra meta.

El segundo paso para estructurar nuestra idea es aterrizar los elementos prácticos y específicos para apoyarla. Podemos guiarnos al contestar: ¿A dónde quiero llegar? ¿Con qué recursos lo voy a hacer? ¿Quiénes me van a ayudar a lograrlo? ¿Qué resultado espero? ¿Qué métodos de análisis y medición voy a utilizar? ¿Tengo una segunda opción para obtener mejores resultados?

¿Actuar o planear?

Sí, parece un dilema. A menudo nos encontramos con dos perfiles en los negocios: los que ejecutan rápidamente casi sin planificar y quienes, al contrario, pasan toda una vida creando estrategias en la espera de reconocer el momento justo. Ningún extremo es positivo, lo más recomendable es actuar tomando un poco de cada estilo. Para conseguirlo, identifiquemos los riesgos que representa cada forma de enfrentar la idea empresarial:

La planeación tiene su contrapunto cuando la utilizas como excusa para procrastinar. Al mismo tiempo, un exceso de preparación generalmente deriva en una parálisis por la cantidad de información “útil” que nos acercamos. Inclinarse por esta ruta también podría estar ocultando el miedo a fracasar.

Del lado contrario, actuar de lleno ante cada oportunidad o puerta abierta que observa, sin pararse a pensar demasiado, genera un desgaste superior en cuanto tiempo, energía y recursos. Particularmente en el caso de la empresa familiar, el uso irracional de los activos humanos y financieros compromete el patrimonio común y es fuente de conflictos.

Ahora que ya revisamos las particularidades, vamos a explorar cómo proceder con éxito.

Lo ideal es aplicar una estrategia de círculo virtuoso que, a partir de una lluvia de ideas, genere una hipótesis para aplicar la idea de negocios. Es como seguir un método científico: Habrá que experimentar y a partir de los resultados, corregir y ajustar. No hay que perder de vista que los fracasos serán parte del proceso, así que es recomendable arriesgarse en una escala pequeña y económica. Es importante la participación de la familia tanto para obtener un mayor abanico de rutas a implementar como para tener el respaldo ante las mermas que generen los resultados adversos.

Recuerda que es positivo querer ser exitosos, pero el éxito no es una meta: es el resultado de una vida de trabajo duro y de perseverancia. El éxito viene de años de educación y sobre todo, de experiencia.

En el ámbito familiar-empresarial además de cuidar los pasos para germinar nuestra idea, debemos revisar que la planificación estimule la construcción de relaciones sanas entre los miembros que participan.

Las mejores empresas en el mundo nacen porque sus dirigentes y fundadores aspiraron a cambiar el mundo, no a hacer dinero fácil. Si las puertas de las oportunidades no se abren, entonces ¡comienza a construir la tuya!