El derecho a la objeción de conciencia

Cuando hablamos del aborto, todos nos enrolamos y conectamos con el tema

Medicina Familiar

Dr. Marco Antonio Inda Caro

Médico de Familia

Teléfono 3222167035

El derecho a la objeción de conciencia  es la negativa de una persona para acatar un deber jurídico por razones de conciencia religiosa, ética, filosófica e ideológica (es cuando un médico se niega a realizar un aborto, sea cual sea el motivo).

Cuando hablamos del aborto, todos nos enrolamos y conectamos con el tema, todos opinamos con diferentes teorías conspirativas en contra, como las asociaciones Provida, la iglesia y hasta los que defienden los animales, la mayoría en contra del aborto.

Resulta que cuando la mujer no está apta, ni su cuerpo, ni su mente, cuando decide abortar, busca la manera. Tenemos una “clientela”, y esa clientela o pacientes, tienen el derecho a decidir; la Suprema Corte de Justicia de la Nación agrega que las mujeres ricas terminan realizándose un aborto sin problema legal ni de salud, en cambio las pobres (así lo plasmaron) terminan con un aborto por un embarazo producto de un delito, llámese estupro, violación o atentado a su cuerpo, o simplemente porque no están de acuerdo, con un aborto de alto riesgo hacia su salud o muertas por algo mal consumado, mal planeado, con el personal y lugar equivocado.

¿Y el derecho a decidir de la mujer? Cuando no quiere o no puede, o simplemente no está preparada, ¿porque no cuenta? Una doctora médico familiar en años pasados le diagnosticaron insuficiencia renal crónica, en sus años productivos y como proveedora en el sustento de su familia, como muchas mujeres, decidió no quitarle la oportunidad a alguno de sus familiares potenciales donantes, buscó y buscó un donante, al final se dio cuenta de que las personas en el centro de la República Mexicana le podían vender (en el mercado negro) un riñón compatible, “no pudo juntar el dinero” y por complicaciones de su estado de salud, murió a los 40 años. Esta es una historia de lucha, de coraje, de impotencia, nadie hizo una marcha en forma de protesta, solo unos pocos se enteraron y obvio, hubo reproches, ¿quién ayudo?, ¿dónde estaban las asociaciones Provida?, porque ésta sí era una vida, una familia, una historia de una mujer, ama de casa, proveedora que dejo huérfanos a dos hijos, ¿a poco la iglesia los va a proveer?

En el mundo real existen todos los pensamientos, así como en medicina, existimos de todo, para mí el aborto es un derecho que la mujer ejerce sobre su cuerpo, máxime si se tratara de un delito o que el embarazo amenace su estado de salud. Ahora como médico, “yo decido resolver un aborto, tengo derecho a decir si lo hago, o no lo hago” sin que sea un delito.

Una tripulante de Filipinas trabajadora de un barco turístico atraco aquí, acude al hospital solicitando le ayuden, porque recién inicia a laborar y le prohibieron un embarazo “políticas de la empresa”, buscó ayuda para que le resolvieran el embarazo, quería continuar laborando, nadie quiso por temor a la ley.

Años atrás acudió a un hospital una menor de edad embarazada junto a la madre y un varón adulto para solicitar un aborto, a la madre se le pagó su silencio, el médico que realizó el aborto recibió sus honorarios sin problema alguno, y todos como si nada hubiera pasado, no hubo quejas, no hubo denuncias, no hubo nada, la paciente entró de pie y se fue de pie del hospital.

Una mujer con retraso mental fue violada o tomada a la fuerza por otra persona que la engañaba con dulces o juguetes, tanto la violó hasta que salió con un embarazo, la madre de ésta, denunció al violador, ya que toda la cuadra supo quién era, no tenía dinero para pagar al abogado, no hubo continuidad a la denuncia, la madre de la paciente con retraso mental solicitó un aborto, “están prohibidos” eso escuchó, finalmente el producto de nueva cuenta nació con malformación congénita por parálisis cerebral infantil, ¿y quién las ayuda?, las organizaciones Provida no, la iglesia mucho menos “pía sociedad” no tienen llenadera.