El Centenario de la Parroquia de Guadalupe – II

Por Félix Fernando Baños

En el artículo anterior se relataron las cinco primeras preguntas del cuestionario enviado por la curia episcopal de Tepic al párroco de San Sebastián Mártir, P. Francisco Ayala, y a su vicario cooperador, P. Martiniano Cordero, con el propósito de averiguar si era viable la creación de la parroquia de Las Peñas, que se formaría con territorio que hasta entonces pertenecía a San Sebastián.

La sexta pregunta pedía datos sobre el rendimiento económico de la parroquia en los tres últimos años. El párroco Ayala contestó que, sin incluir a San Felipe de Híjar, que no había rendido cuentas, el rendimiento del trienio se elevaba a $5,656.68 pesos, de los que el Puerto de las Peñas aportó $3,452.93 pesos (el 61 %). En consecuencia, la nueva parroquia tendría los recursos suficientes para ser independiente.

La séptima preguntaba si, tras el desmembramiento, habría mejor atención a los fieles. La respuesta fue afirmativa.

La última pregunta regresaba a la cuestión del dinero, ahora a las cantidades gastadas en el ejercicio del culto (hostias, vino, incienso, ceras, festividades, peregrinaciones, adquisición de imágenes, etc.) o fábrica espiritual. La respuesta fue que el templo del Puerto de las Peñas gastó $15,832.63 pesos por esos conceptos de 1918 a 1920. Además, el P. Ayala hizo notar que, desde el comienzo de la obra hasta diciembre de 1920, se llevaban erogados $26,648.41 pesos en la construcción del nuevo templo (fábrica material).

Por contraste, la fábrica espiritual ascendió en San Sebastián del Oeste a $ 3, 541.17 pesos durante el mismo trienio y $ 2, 146.58 en la fábrica material (reparaciones del edificio y mobiliario).

Ante los datos aportados, los dos Vicarios Gobernadores se convencieron de que era necesario erigir la nueva parroquia, sobre todo cuando el P. Martiniano Cordero les insistió en la inmensidad del territorio de la parroquia de San Sebastián Mártir, en su áspera orografía y en la gran distancia existente entre la sede parroquial y los diferentes poblados. El párroco Ayala hizo, además, una advertencia: “Solamente debo hacer presente a esa superioridad la dificultad que se presenta por el estado en que se encuentra actualmente el pueblo de San Sebastián, pues está arruinado enteramente por haberse suspendido los trabajos” de las minas. Inclusive sugirió que el párroco de San Sebastián Mártir se fuera a vivir a San Felipe de Híjar para poderse sostener.

El P. Ayala entregó su informe el 4 de abril de 1921. El P. Cordero avisó el 8 de abril que estaba recopilando los datos. Finalmente, entregó su informe el 12 de junio.

El obispo citó a sus consultores diocesanos a una reunión el 22 de junio para que emitieran su parecer, al tenor del canon 1428, párrafo 1. Todos estuvieron de acuerdo en la creación del Puerto de Las Peñas como nueva parroquia.

El 28 de junio, el obispo Azpeitia y Palomar expidió el decreto que erigía la parroquia inamovible del Puerto de Las Peñas, sujetándola a la Cuarta Vicaría Foránea con sede en Mascota, de la que ya formaban parte las parroquias de Guachinango, San Sebastián Mártir, Talpa y Atenguillo.