Eduardo Güereña Castello

El Gentil Expatriado

En la punta norte del malecón está el último bastión de lo que otrora fuera una empresa vallartense de alcances nacionales, continentales y transcontinentales, sede de la Sociedad Cooperativa de Pescadores del Rosita.

El Paseo Díaz Ordaz y el malecón son quizá lo más simbólico del pueblo de Vallarta. Y ahí, precisamente ahí, no en Ixtapa ni en Nuevo Vallarta, ni mucho menos en el Pitillal, cual portadores de una estafeta, están los pescadores del

Rosita. Da la impresión de que este sitio es un ombligo diminuto y atávico que su propia madre, hidra de 10,000 cabezas, quiere extirpar porque no está a tono con la modernidad. La cooperativa y la actividad pesquera son emblemáticas, simbólicas de un pasado no muy distante; en éste, pescado de escama y aceite de hígado de tiburón fueron productos cotizados a grandes distancias de su origen.

La cooperativa es hoy una isla situada entre el verdadero mar y un mar urbano creado culturalmente, compuesto por vendimias de comida y baratijas inútiles.

Fernando Güereña Garibaldo, tercera generación de una familia de pescadores, ha sostenido contra viento y marea esta actividad que en otros tiempos fue parte entrañable de Vallarta. Y es que el usufructo de la biodiversidad de 1930 a 1960, se puede asociar a Modesto Güereña Rosas, su abuelo. Pero la segunda generación de pescadores corresponde al hombre que lo hizo fuerte, con jornadas extenuantes de días, semanas, meses y años sin tregua, ni días festivos o descansos.

Eduardo Güereña Castello, Lalo o Yayón entre sus amigos y colaboradores cercanos, hijo de Modesto, comenzó a los 17 años, en 1934, la actividad pesquera. Durante 30 años la abrazó como a una amante, amantísima, con voluntad férrea e inquebrantable, bajo la supervisión cuasi militarizada de su padre.

En condiciones ambientales infames, con equipo rudimentario austero, confiando en su instinto, su propia fortaleza y la lealtad de hombres rudos de noble corazón que siempre estuvieron a su lado, Eduardo supo lo que es ganarse la vida en el mar e indudablemente demostró, según la teoría de Charles Darwin, ser apto para transmitir sus genes a la siguiente generación.

Ésta es la clase de personajes que forjaron las bases del Vallarta moderno y que muchos han heredado sin saber el esfuerzo enorme que fue necesario para desempeñar con dignidad, el rol social que a ellos les tocó.

Epílogo: Crisis en la Cooperativa Pesquera del Rosita

La Cooperativa Pesquera del Rosita se encuentra actualmente en medio de una crisis legal que amenaza su existencia y la subsistencia de varias familias que dependen de ella. Recientemente, un particular ha derribado el cuarto frío y parte de las estructuras que la cooperativa ha construido durante más de tres décadas de arduo trabajo. Este acto ha dejado en ruinas una parte fundamental de la infraestructura que sostiene a estas familias.

Desde su fundación en 1993, la Cooperativa Pesquera del Rosita ha contado con una concesión para el aprovechamiento de la Zona Federal Marítima y terrenos ganados al mar, ubicados entre la playa de camarones y la playa del Malecón, frente al Hotel Rosita. Sin embargo, a pesar de esta concesión, la cooperativa se ha visto envuelta en un largo litigio entre particulares, sin que hasta el momento la SEMARNAT haya emitido una resolución oficial al respecto.

La demolición de parte de sus instalaciones representa más que la pérdida de material; es un golpe devastador para las familias que han dedicado su vida al trabajo en la pesca y que dependen de esta cooperativa para su sustento. Además, este lamentable suceso pone en riesgo un importante patrimonio histórico de Puerto Vallarta.

Resulta alarmante que los intereses de un empresario hayan prevalecido sobre el principio fundamental de justicia, conocido como “El principio de Prior in tempore, potior in iure”, que establece que quien llega primero tiene prioridad en el derecho. Esta situación deja en evidencia las vulnerabilidades a las que se enfrentan las comunidades pesqueras frente a los intereses comerciales y la falta de protección adecuada por parte de las autoridades competentes.

En este contexto, instamos a una pronta acción por parte de las autoridades para resolver este conflicto y salvar el futuro de la Cooperativa Pesquera del Rosita y de las familias que dependen de ella. La justicia y la protección de los derechos de estas comunidades no pueden seguir siendo postergadas en favor de intereses particulares.