Condominio sin control

Letras Sahumerias Por M en E Marisú Ramírez

Ninguno de sus posibles sucesores o cualquiera de los líderes de la oposición, tendrá la capacidad, el carácter, la inteligencia, la autoridad, el temple o el liderazgo del presidente

En México existen dos cuestiones disímbolas, con grandes coincidencias por su alto grado de dificultad para ejecutarse: el hacer política y la responsabilidad de vivir en condominio.

Todo esto en un país convulsionado por la violencia, estragos económicos por la pandemia y un total sentimiento de vulnerabilidad que desatan actos delictivos y emociones negativas como nunca.

Es por ello por lo que, al enfrentar algunos aspectos sumamente desgastantes sobre la experiencia de vivir en condominio, lo relaciono directamente con el quehacer político en México y la actitud egoísta que asumimos los mexicanos de forma casi generalizada ante los demás.

Esta insana actitud se describe a la perfección en la película futurista española del año 2019 “El Hoyo” dirigida por Galder Gaztelu-Urrutia donde existe un poder supremo, los prisioneros se alojan en celdas verticales, observando cómo los presos de las celdas superiores se alimentan mientras los de abajo mueren de hambre. Una jungla de supervivencia donde sólo hay tres tipos de personas: los de arriba, los de abajo y los que deciden saltar, incapaces de soportar esa agonía. Filme que recomiendo ver no una, sino varias veces, donde cada vez se descubre el elemento que el director de tan interesante película ha querido transmitir: “Todos somos egoístas”

Por lo tanto, el vivir en condominio como en el quehacer político se olvida que para que exista una convivencia cordial y todo funcione a la perfección todos deben cumplir con las obligaciones que derivan de esta condición, todos dependen de todos. No importa si se es el presidente de la república, o el militar de más alto rango, o el empleado y servidor más humilde; todos tienen la misma responsabilidad civil. Es uno de los precios de vivir en sociedad.

Desde mi particular forma de ver la vida, describo los principales inconvenientes que se desatan cuando se incurre en la irresponsabilidad de no cumplir, ni aceptar las normas establecidas por nuestra legislación.

 Nulo respeto hacia la autoridad. En la política mexicana estar al mando de este país o estar al frente de algún cargo político es sinónimo de “Péguenle al negro” donde sea quien sea este al frente será objeto de críticas, burlas, diatribas, periodicazos, señalamientos… y un largo etcétera de inconformidades, bien conocidas por todos. Con su respectiva alegoría del administrador de condominio, donde a nadie se le da gusto, ni a los de arriba, ni a los de en medio, ni a los de abajo, tampoco a los de afuera.

Grupos de presión y pugnas por el poder: Se haga lo que se haga, jamás se dará gusto a nadie, la oposición cada día es más feroz. Si se tiene iniciativa y se hace, malo; si no se hace nada, malo; si se opina siempre existirá alguien en desacuerdo y tratará por todos los medios de minimizar las propuestas.

Con esto lo único que se logra es “nada”, sin acuerdos jamás se realiza acción alguna para solucionar los problemas de forma democrática y equitativa. Si llegará a haber algún consenso siempre habrá alguien que meta cizaña suficiente para crear desunión y quedar finalmente sin soluciones y lo peor totalmente polarizados. Todo ello sin contar a los indiferentes, mientras obtengan dividendos no les interesa, los demás pagarán las consecuencias de su irresponsabilidad. Ni que decir de los que jamás se dan por enterados.

Cualquier parecido con la realidad en México es mera coincidencia. Es urgente crear una cultura de respeto a las autoridades (obviamente se lo tienen que ganar, los índices de credibilidad están por los suelos) a las instituciones, a los servidores públicos, sin olvidar que, si te respetas tú, respetarás a todos y a todo.

Los mejores países y con fuertes economías son aquellos que primordialmente otorgan el respeto en todos los ámbitos, como Finlandia el cual es considerado por la revista Newsweek como el mejor país del mundo para vivir, se mencionan primordialmente cinco criterios: salud, dinamismo económico, educación, ambiente político y calidad de vida. Sobra señalar la necesidad de aplicar nuestra normatividad y que no solamente sea letra muerta. masryram@msn.com