“Aquí venimos a sanar el alma”

Miguel Ángel Ocaña Reyes

Prócoro Hernández Oropeza, Escritor

Este viernes 16 de junio en punto de las siete de la tarde, el escritor y comunicólogo Prócoro Hernández Oropeza presenta su libro Literatura y Espiritualidad en la Biblioteca Los Mangos, obra que será presentada por Eduardo Gómez, Cronista de Bahía de Banderas, Juan Manuel Gómez, cronista de esta ciudad, y Francisco Quezada.

En entrevista, Prócoro Hernández comparte cómo ha sido el trayecto para convertirse de periodista a escritor, primero con su libro De Luna  Amor y otras Pasiones en 1994, y posteriormente Tintereando en 2023, y cómo se fueron dando las cosas para darle un giro a su vida en busca de la espiritualidad.

¿Cómo nace el gusto por las letras?

Desde chiquito tenía ganas de escribir, de escribir poemas, que se me daba y se me quería dar, pero no le hallaba todavía el gusto, de hecho cuando me preguntaban ¿qué quieres estudiar?, yo decía filosofía, pero también me decía a mí mismo en ese tiempo, pero filosofía no sé si me va a dar de comer. Un día llegó un primo de la Ciudad de México donde vivía, le pregunté ¿qué estás estudiando?, y me respondió, periodismo en la UNAM, y me explicó todo, y pensé, se acerca un poco el periodismo a la filosofía y a la literatura, y ese fue el primer motivo por el que me inscribí en la licenciatura en periodismo, antes se llamaba Periodismo y Comunicación Colectiva, que hoy se llama Ciencias de la Comunicación, ese fue un primer paso en la Facultad y Ciencias Políticas de la UNAM en la Ciudad Universitaria en la Ciudad de México.

¿Cómo te integraste al periodismo?

Terminé la carrera, y lo primero que me pregunté fue, bueno, ¿y ahora qué voy a hacer?, yo nací en el estado de Tlaxcala, un estado muy pequeño, y pensaba, ahí no hay más que un periódico y una estación de radio, dije, no puedo regresar ahí, y en la Ciudad de México no me quería quedar. Un maestro me dijo, oye, hay una solicitud para un comunicólogo en Sinaloa, me dio el teléfono, hablé y me dijeron necesitamos un comunicólogo, viajé a Sinaloa y me abrieron las puertas de inmediato, hasta me entrevistaron con el rector, quien me dijo, pásale con la secretaria, y que me da asignatura de tiempo completo, y ya me quedé ahí en Culiacán, en un área de investigación.

¿Cómo se da tu llegada a Puerto Vallarta?

Después me cambié a Mazatlán, donde se abrió la carrera de Ciencias de la Comunicación, ahí estuve prácticamente 13 años impartiendo. Allá conocí a Fernando González Corona, él es de Sinaloa, cuando iniciaba como empresario, lo conocí como estudiante en la Escuela de Ciencias Sociales, ahí estudiaba Economía, después se viene para Vallarta, en el 89 yo ya sabía que estaba triunfando empresarialmente, y un día me habla y me dice, “oye, quiero abrir un periódico, te estoy invitando para que vengas a apoyarme”, yo acababa de estudiar una maestría y diplomados en radio, en fotografía, estaba triunfando allá en Sinaloa, me dedicaba a dar talleres de radio, también en otras partes de Mochis, gané un premio en fotografía, tenía invitación para ir a exponer a uno de los museos más importantes de la ciudad de México con mis maestros de la Escuela Nacional de Artes Plásticas donde estudié fotografía, le dije, no, no me interesa, pero finalmente me convence, ”ya te mandé el boleto de avión”. Me vengo y me presento al equipo de periodistas, entre ellos Paco Quezada, quien va a ser uno de los presentadores, me animó porque mi intención era quedarme un año, pero me quedé hasta la fecha, hicimos un periódico muy interesante, Tribuna de la Bahía, ahí diario tenía que escribir editorial, luego columna, entonces eso me dio el oficio de escribir.

Escribir es toda una disciplina….

En un principio ponía la hoja blanca en la máquina, y no sabía qué iba a escribir, pero poco a poco fui adquiriendo ese hábito, el dominio del lenguaje, porque es interesante cómo tienes que aprender ese dominio, como un albañil, conocer la mezcla, poner los ladrillos y todo.

A escribir se aprende escribiendo…

Y leyendo también, son importantes las dos fuentes.

¿En qué momento dejas el periodismo para darle un giro a tu vida?

Llegó un momento en que por un problema de salud, no hacía ejercicio, no hacía nada de esto, y mi médico me dijo tajante, “tienes que hacer ejercicio ahora”, y empecé por la yoga, a buscar esa parte espiritual para sanar, porque sabía que tenía que sanar, y empecé a estudiar Neuma, que es una filosofía de desarrollo psicológico y espiritual.

En una ocasión mi maestro me dijo, “aprendan a no criticar, a no enjuiciar, porque el juicio ¿de quién es?, ¿de dónde viene ese juicio?, del ego decía”, y yo le respondí, pero yo soy periodista, yo escribo, ¿qué voy a hacer?, y responde, “trata de analizar y de ver cómo vas a escribir a partir de ahora”, y en una meditación, porque ahí tenemos muchas experiencias internas a través de la meditación, entro con, vamos a decir, con mi gran ser, mi maestro interior, y me pregunta “¿qué quieres?”, quiero saber cómo voy a escribir, mi maestro me dice que no debo hacer juicios, no debo hacer críticas, y es que éramos uno de los periódicos más críticos, de tal forma que yo fui golpeado por policías, casi encarcelado en Puente Grande, sufrimos muchos acosos por ese ese papel crítico, y que todavía siguen esas dinámicas con el periodismo.

Los periodistas tienen una visión y una misión que es decir la verdad, eso es algo que nos inculcaron desde en la universidad, decir la verdad a toda costa, a pesar de, esa era nuestra misión, trabajar con la comunidad, y bueno, me dice, “cuando escribas, trata de conectar tu mente con tu corazón, y tus manos con tu corazón”, y entonces ahí fue cuando empecé a conectarme con esa parte.

El corazón, dicen en las tradiciones antiguas, en el corazón está el amor, la fuente de las de la sabiduría, todo esto, y sí empecé a leer libros que hablaban de esto, por ejemplo los griegos en el Palacio de Delfos decían: “Hombre conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses”, todo está dentro, no busques afuera, y hay varias experiencias de eso.

Entonces empecé a trabajar, a escribir y hacer esa conexión, y un día el director, Fernando, me dice, oye te estás volviendo muy light, y le digo, digo bueno, es que estoy escribiendo de otra forma ahora, pero a la gente le estaba gustando, y fue cuando empecé a cambiar, y producto de esos escritos últimos, de allá después de 2003, empecé a escribir y es parte de este libro, tengo dos o tres libros más, porque seguí escribiendo hasta 2010 todavía… este de es parte de lo que escribí en los últimos años en Tribuna de la Bahía, aunque salí en 2007, seguí escribiendo hasta 2010, hasta que estuvo el periódico impreso, Noemí me dio chance de seguir escribiendo, me encantaba escribir mi columna, pero ya de otra forma, más psicológico y espiritual, más en ese ámbito.

¿De ahí te vas al desarrollo de otros planos?

Sí, hay una diferencia entre el primer poemario que hice, fue uno de los primeros libros en Vallarta de poesía, creo que hubo otro parecido de Enrique Torres Pérez o de alguien, pero bueno, me dicen que es uno de los primeros, pero en ese libro De Luna, Amor y Otras Pasiones, todavía era más mundano, más a la mujer, obviamente trabajando el erotismo, pero ahora ya trabajo otro plano que va más allá de lo carnal, más allá de lo de lo de lo mundano, de lo físico, y más esa búsqueda de reflexiones de la vida cotidiana, sobre el amor, sobre el mar, sobre la belleza que nos rodea.

¿Todo aquello que tenemos enfrente y que la cotidianidad nos oculta?

Sí, yo me acuerdo una vez cuando fui a estudiar una maestría en la Ciudad de México, iba por Paseo de la Reforma en el autobús lleno de gente, y de repente en una barda había un verso de Efraín Huerta que decía: “Si tú quieres cambiamos de lugar la tarde”, esa frase me caló tan fuerte, o sea, vas en un estado de aburrimiento rodeado de gente, de todo eso, y cuando ves esas palabras, “Si tú quieres cambiamos de lugar la tarde”, es trastocar la cotidianidad, la rutina, ahí me di cuenta de que en un poema con un simple verso que te toque, ya el poeta hizo su trabajo.

¿Es poesía en una tónica sin rebuscamientos, que se entiende y se siente?

Eso es lo interesante, que la poesía te haga reflexionar, como me hizo reflexionar ese verso de Efraín Huerta, y que toque el alma, porque si no toca el alma, si solamente toca tus deseos, es decir, esa parte de los deseos que decía Buda, gran maestro de la India, y el origen del sufrimiento son los deseos, y también Krishna lo decía, ¿porque hay sufrimiento?, por el deseo, y entonces un maestro con el que yo fui a estudiar, a su escuela Shivananda, él era un doctor y se tuvo que ir al bosque a meditar siete años, a eliminar los deseos, entonces cuando nada más vamos a exaltar los deseos, que son los deseos del ego, de la lujuria, aunque lo disfrazamos a veces de estética o de erotismo, pero se maneja esa parte del deseo…

¿Este libro es toda esa visión de trascender el plano físico?

Es trascender todo, no solamente la parte  física, sino también la parte es espiritual y la parte psicológica, porque hay muchas cosas psicológicas que tenemos que trascender que están relacionados con los egos, también les llaman los yos o los pecados capitales de los que habla el cristianismo, el ego del orgullo, la lujuria, la pereza, la gula, la envidia, la avaricia que están dominando al mundo, entonces para nosotros, para mí en particular en mi escuela, esos egos no sirven para nada, esos egos son una ilusión que te mantiene encadenado, son como virus que han entrado al alma, y han aprisionado nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras acciones, y que estorban y lastiman y generan el sufrimiento, son los que realmente generan el sufrimiento, por eso para mí es interesante la literatura, es un punto de sabiduría, una parte de la sabiduría que nos puede ayudar a trascender esta parte y encontrar tu mismidad como decimos en la filosofía, ¿qué es tu mismidad?, quién soy realmente.

A través de la literatura uno puede encontrar caminos diferentes de autoconocimiento y trascendencia…

Mira lo que digo del arte de escribir: Para muchos escribir es un dolor de cabeza, un trámite, para otros, es vivir, es gozar, es reinventarse, parir, encontrarse, renovarse, por desgracia no todos tienen esa habilidad, el don, en mis inicios la escritura no se me daba mucho, me costaba hilvanar unas frases, una idea completa, le daba muchas vueltas y desperdiciaba muchas hojas, esto cuando no había computadoras obviamente, cuando por fin pude enfrentarme al espacio en blanco y escribir lo que me diera en gana o lo que me proponía decir al lector, esto  se me hizo más fácil, pero ¿de dónde viene la inspiración o la idea?, ¿es interesante no?, somos una dualidad, pueden venir de eso yoes o egos, o pueden venir de esta parte que dicen es la parte divina o celestial que habita en ti.

Escribir es un ejercicio de intimidad…

Es un ejercicio de intimidad, entonces, ¿de dónde viene la inspiración, la idea o lo que se quiere transmitir?, a veces de un simple pensamiento de un recuerdo, una intención, pero no siempre, cuando se hace solo desde la mente, o sea, desde el raciocinio de esa mente controlada, la cuestión se complica, se pueden escribir muchas cuartillas, pero cuando viene desde la mente esa escritura no dice nada, es estéril, superflua, vana, entonces lo que se escribe está cargado de adjetivaciones, descalificaciones, o bien de vanaglorias personales o favoritismos, tú lo sabes bien en esto del periodismo, en ensalzamientos o endiosamientos falsos.

En cierta experiencia interna pregunté cómo podía escribir sin caer en esos lodazales mentales, mi maestro interior me dijo, “cuando escribas conecta tus manos con el corazón, tu mente con el corazón”, con esa fuente de luz que es tu sabiduría interna. Entonces ahí está esa parte de búsqueda.

Más adelante decía: ¿Qué es el escritor?, se preguntaba el novelista español José Luis Sampedro, sino un albañil de sueños, constructor de castillos en el aire con millares de palabras, los materiales pueden hallarse en cualquier parte, los proporciona la gente, la lectura, los cuadros, los espectáculos, y por supuesto el propio mundo interior, eso decía José Luis Sampedro.

¿Escribir con amor, rectitud, corrección, te lleva a un crecimiento, a mejorarte a ti mismo, pero también a la comunidad?

Exactamente, como decía Nietzsche, el lenguaje habla por nosotros, todo lo hace la palabra, la palabra escrita sobre todo, por eso digo, es verdad, cada persona tiene un estilo, hábitos y circunstancias que lo orillan a escribir, sin embargo, a quienes les gusta escribir saben que existen ciertas condiciones para ello también, una motivación o propósito, una circunstancia, como periodista tenemos muchas circunstancias, unos procedimientos y una técnica, y este gran escritor, José Luis Martínez, jalisciense, en su libro Problemas Literarios, señalaba ciertas características que deben estar presentes en un escrito, naturalidad, técnica, estilo y visión del mundo, hay que tener esa visión del mundo, esa visión que viene de esa parte interna que está conectada con nuestra parte más sabia.

Yo pienso igual que muchos maestros, no tenemos una sola existencia, tenemos muchas existencias, y adentro está toda la sabiduría que hemos acumulado en vidas anteriores.

¿Todas estas reflexiones las viertes en Literatura y Espiritualidad?

Así es, es el resultado de unos veinte años de empezar este cambio de la visión del mundo. Cuando entré a la universidad estaba de moda el materialismo dialectico, el marxismo, y lo primero que nos dicen los maestros cuando hablamos de Dios, decían, Dios no creo al hombre, fue el hombre el que creó a Dios, para mí eso en el primer año de la universidad fue como un golpe, porque te preguntas ¿cómo es eso?, porque no era muy católico, pero nos inculcaron esa parte, y me decía, ¿cómo?, hasta que a final de año sí dije, ok es cierto, Dios fue creado por el hombre, y me sentí libre, y pensaba como un materialista, pero ya a los cuarenta años empiezas a cuestionarte, cómo es posible que la luna esté dando vueltas constantemente, y toda esa belleza del universo, las estrellas que hayan sido producto del caos, ahí dije, no creo, esto no es producto del caso, es producto de un orden….

¿Le vuelve a uno la humildad con el tiempo?

Claro, le vuelve a uno a la humildad con el tiempo, y empieza a reflexionar y a decir, yo creo que hay más allá de esto, y viene la búsqueda de respuestas, sobre todo esas búsquedas, en la filosofía son preguntas fundamentales, ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, y a partir de las experiencias internas a través de la meditación, sí me he dado cuenta de que no he tenido una sola existencia.

En la India nos dicen que nos dan 108 existencias, pero 108 por ciento ocho ciclos de 108 existencias, y cuál es el objetivo, dicen los maestros, de estar viniendo y viniendo, pues el objetivo es para sanar el alma, dicen que este es un planeta de contención de tanta maldad que hemos generado desde otros niveles, otras dimensiones, y hemos caído acá, y aquí venimos a sanar el alma, porque tendremos que regresar algún día de donde surgimos.