Aprender por competencias

Si queremos enseñar y desarrollar competencias en los educandos, debemos aprender a estimularlos y hacerlos partícipes en cada vez más actividades prácticas

Dr. Jesús Cabral Araiza

Educación y parentalidad

Dr. Jesús Cabral Araiza

“Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre.

El hombre no es más que lo que la educación hace de él”: Immanuel Kant

 

Estimado lector, si usted es padre de familia que pasa o se acerca a las tres décadas, seguramente se podrá acordar que antes de las llamadas competencias que hoy en día se pregonan, existían otros paradigmas. Uno de ellos era por ejemplo el constructivismo –y que no se ha ido del todo- los métodos Piagetanos que en la década de los 80´s que en ese momento eran moda. Y que seguramente si escarbamos más atrás, encontraremos otros métodos y formas novedosas, o al menos que así lo querían vender los asesores o hacedores de las políticas educativas en nuestro país.

Pues bien, aunque las modas en paradigmas o mejor dicho en las formas de hacer la educación en México se adecuan a la política y los educadores del momento, la realidad es que en todo este tiempo lo que hemos querido ver es que en efecto la gente desarrolle competencias. ¿En qué? ¡En todo! Es decir, una persona es competente cuando pone en juego sus destrezas y habilidades diversas que le servirán para enfrentar la vida, no sólo en el terreno laboral, igual aplica competencias sociales, artísticas, deportivas y claro está profesionales en el área que así se ha comprometido.

 

Si queremos enseñar y desarrollar competencias en los educandos, debemos aprender a estimularlos y hacerlos partícipes en cada vez más actividades prácticas

Docencia para competencias.

Uno de los retos que observo en muchos colegas docentes, es justamente que no han desarrollado las habilidades y destrezas docentes en la enseñanza de las competencias, y en el mejor de los casos, tenemos programas o unidades de aprendizaje más o menos bien armadas, pero docentes desarmados para interpretarlas y desarrollarlas junto con los alumnos. Es decir, si queremos enseñar y desarrollar competencias en los educandos, debemos aprender a estimularlos y hacerlos partícipes en cada vez más actividades prácticas en campo, es decir más talleres y buscar la teoría cuando se requiera saber lo que se está haciendo, cuando no, desarrollar la propia teoría. Aunque claro está hay un desarrollo impresionante sobre cualquier área del conocimiento humano, y uno se da cuenta que en el mejor de los casos contribuye con un modesto ladrillo a la construcción del castillo.

Motivación del alumnado.

Si bien es verdad que las materias o los contenidos escolares se tornan más atractivas en la medida que los docentes así las hacemos, igual lo es el entusiasmo por aprender de los alumnos. En mi experiencia docente con estudiantes de licenciatura, me preocupa observarlos muy poco participativos a muchos de ellos, y aún más lamentable cuando denotan que lo que en realidad desean es ir acumulando créditos o materias para decir que han logrado una licenciatura, y muchos incluso pueden reconocer este error en el último año de su formación profesional, cuando entienden que la competencia no será con el compañero por una calificación, que será por mostrar las mejores habilidades profesionales en un mercado laboral muy competido y exigente, entonces sí entenderán por qué hablábamos del desarrollo de competencias.

 

Competencias integrales

Hay momentos en que una pequeña frase nos puede hacer caer en la cuenta de aquello que estamos haciendo mal. En el caso de la educación, es fundamental corregir el rumbo, pues como hemos señalado en otras oportunidades, si queremos acabar con un país, sólo tenemos que formar deficientemente a sus profesionistas, en resto será cuestión de tiempo.

Por otra parte, si realmente estamos comprometidos con la formación integral del educando, ello implica: educar en valores, no por moda, ni porque lo marca el calendario escolar. La verdad es algo que ahora padecemos quienes reflexionamos en la década de los 60, 70 (por mencionar algo evidente), las familias se colapsaron ante la llegada de más miembros y poca planeación, pero no solo es el número, es más bien la energía y tiempo que requieren para que más personas estén en sintonía y armonía en valores.

Los hijos aprenden de la familia de origen, pues ¿de dónde más sería? Educar con el ejemplo aplica igual a docente y a padres de familia, con ello se puede inducir a cuál son las cosas y aspectos importantes que deseamos aprenda el hijo o educando, no se trata solo de memorizar datos o instrucciones que al final del día se olvidarán, se trata pues, de hacerlos significativos. Espero que estas pequeñas reflexiones lleguen a buen destinatario. Pase buen día.