Al rato lo hago

SanaMente / Ana Paula González Toledo / Médico Psiquiatra

Sufrir procrastinación ocasionalmente es algo normal, pero hay personas que son profesionales en el tema

Tomar la decisión de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy, es un problema de manejo emocional y se llama procrastinar. La palabra proviene del latín procrastinare, se conforma por el prefijo pro que significa ‘hacia delante’ y el adverbio cras ‘mañana‘ y es un fenómeno más común de lo que piensas.

Aunque muchas personas dicen a modo de chiste que la frase “ahorita lo hago” es propia del mexicano, “dejar las cosas para después” sucede en todas las culturas. De hecho, en la Universidad de Carleton en Ottawa, existe el departamento de investigación sobre la procrastinación, donde se reúnen expertos de todo el mundo desde hace 20 años.

El grupo de científicos describe que postergar un deber, se debe a razones psicológicas. Por lo que algunos temas que estudian son: el momento en que la persona se enfrenta a la actividad, los tipos de pensamientos asociados a la misma y las decisiones que la persona hace al respecto. Debido al hecho de que los procrastinadores son conscientes de que están aplazando sus deberes, presentan altos niveles de culpa.

A partir de estas investigaciones, el significado de la palabra procrastinar se transformó, y en la actualidad significa: El hábito de postergar responsabilidades por otras más sencillas o satisfactorias. Entonces se trata de una costumbre que tiene como finalidad manejar nuestro estado de ánimo. Aplazar los quehaceres es la manera en la que nuestro cerebro nos está queriendo decir: “No me siento motivado con esta tarea”, “no me siento comprometido”, “estoy cansado”, “estoy aburrido”, “estoy bloqueado”, etcétera”.

Sufrir procrastinación ocasionalmente es algo normal, pero hay personas que son profesionales en el tema, y son aquellos que se comportan así de manera continua, porque de alguna forma creen que el día de mañana será más adecuado para llevar a cabo una o varias tareas que tienen pendientes. Sin embargo, las consecuencias van desde bajo rendimiento académico, falta de retención de conocimientos a largo plazo, problemas familiares, hasta problemas de salud o el despido en el ámbito laboral. Por lo que es necesario preguntarse ¿por qué seguimos haciendo algo que –claramente– es perjudicial para nuestra vida?

Se han descrito tres principales causas o razones por las cuáles las personas procrastinan. La primera y más prevalente es el miedo al fracaso, habitual en las personas con baja autoestima y poca tolerancia a la frustración. La frustración es la segunda causa y está relacionada con que las tareas a realizar les parecen poco atractivas, inservibles e innecesarias. Y por último la indecisión, rasgo recurrente de personas perfeccionistas.

No podemos simplemente vencer este problema por medio de la fuerza de voluntad, sino que hay que tener la estrategia correcta. Si no hemos detectado cuál es la emoción de la que se está tratando de huir, lo primero será tomarse tiempo y espacio para reflexionar e identificarla.

Se recomienda pasar a la acción sin pensarlo, alejarse por completo de las tentaciones y anotar las tareas pendientes para enfocarse en cumplirlas. Una vez realizado lo anterior, hay que dividir la tarea en pequeñas partes e iniciar por orden de prioridad. Pero sobre todas estas cosas, lo más importante es practicar constantemente técnicas que fomenten un mejor manejo del estrés.