Voceros incansables
Por Félix Fernando Baños
Puerto Vallarta dispone de un variado acervo de arte público, gracias a la generosidad y empeño de muchos ciudadanos, particularmente de los autores de las obras; a algunas autoridades municipales; y más recientemente también al liderazgo del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara.
Estos objetos, las obras de arte, tienen una importante función social. Son los instrumentos de comunicación utilizados por los artistas para expresar diversos valores, los cuales encriptan en las figuraciones de sus ideas, fantasías y emociones, que es lo que percibe inmediatamente el espectador cuando las contempla. Pero, a diferencia de las obras expuestas en un recinto museístico o particular, cuyos mensajes sólo captan directamente sus visitantes, el de las obras que se encuentran en lugares públicos llega a todos los transeúntes de una ciudad, en cualquier tiempo, a todas horas. Son voceros incansables, a pesar de su silencio.
En esta proclama perenne y universal de sus mensajes, radica la acción transformadora del arte público. De manera imperceptible interpela, cuestiona y va puliendo la sensibilidad de una población a través de las sucesivas generaciones, contribuyendo a la formación de sus criterios comunes y de su personalidad. Y entonces, aparentemente sin motivo, surgen modos característicos de comportamiento, como la tradicional tendencia de parisinas, florentinas y romanas a vestir con exquisitez. Si se reflexiona que esas mujeres están expuestas todos los días de sus vidas al influjo de artistas entre los más grandes que ha producido la humanidad, se podrá tener una explicación congruente de su conducta.
En otras palabras, lo que busca el arte es contribuir a que seamos más humanos. Juan Zorrilla de San Martín lo subraya así en “Tabaré”: “El arte contribuye al mejoramiento social porque, por medio de él, el común de las gentes participa de la visión de los hombres excepcionales, y se eleva y ennoblece en la contemplación de aquello cuya existencia no conocería si el poeta no le dijera: levanta la frente; sube conmigo a las regiones de la belleza; la atmósfera es pura porque acaba de atravesarla la tempestad del genio que, como las tempestades de la tierra, purifica el ambiente.” (Tabaré, 5ª. Edición, México, D.F., 1892.)
El arte público que tenemos en Puerto Vallarta es una exposición permanente al aire libre, que ya no está confinada a la faja turística, sino que empieza a extenderse por las colonias de la ciudad como parte de su amueblamiento urbano y de su vinculación vecinal, constituyendo un interesante enriquecimiento de la vida citadina en su conjunto.
En la serie de artículos sobre este tema, que empieza hoy en “Vallarta Opina”, iremos presentando cada una de las obras de arte instaladas en los sitios públicos. Empezaremos por las que pertenecen al H. Ayuntamiento, que son la mayoría; el siguiente grupo estará formado por las de propiedad particular; y, finalmente, aquéllas de que es dueño el Gobierno Federal.