La aparatosidad de las malas decisiones en el limbo de la salud
El limbo, es cuando alguien cercano con quien estamos conversando lo notamos fuera de la realidad. ¿Qué pasa cuando estamos en el limbo de una enfermedad? ¿Qué nos lleva a tomar malas decisiones cuando tenemos la oportunidad de escoger lo mejor o lo peor? La inexperiencia, la falta de oportunidad, y finalmente los desiertos de salud.
Teóricamente la definición de limbo en la teología es un estado o lugar temporal de las almas pasada su vida física. Es el espacio entre la vida y la muerte ¿a poco no conoce gente que haya muerto por covid-19? Que por una mala decisión mueren en su casa o en el hospital. Los limbos en la salud pública, son una situación a la que nos enfrentamos ante una sospecha diagnostica; imaginemos que mi familiar está bajando de peso sin estar a dieta, tiene fiebre o simplemente esta pálido y fatigado, o cuando sospechamos de covid-19, en este limbo como familia nos enfrentamos a un franco deterioro de la salud de nuestro ser querido, nos llenamos de angustia, ansiedad y tristeza. Es aquí cuando lo aparatoso de las malas decisiones nos lleva a una cascada de malos acontecimientos en el deterioro más rápido de nuestro ser querido, culpando la mayoría a terceros personajes, mismos que uno escoge a veces como verdugo concejal o como guillotina.
Una mujer en la quinta década de la vida con hipertensión y obesidad, disfrutaba del sol y la arena junto a su joven esposo 10 años menor que ella y su familia, a la semana inicia con fiebre, malestar y dolor de cabeza, agregándose sensación de falta de aire y dolor de pecho, por decisión de la familia concluyeron dejarla ahí en casa hasta aguantar a lo último para ver si mejoraba, empeoró, la llevan al IMSS, durante las primeras horas le dieron a firmar unas hojas de consentimiento informado que decía; -¿solo en caso de que se requiera intubar otorgan el permiso? Esa pregunta los alerta y deciden pedir la alta voluntaria, a la semana fallece en casa.
¿Usted qué vacuna se puso señor presidente?
¡Dudo que se haya aplicado AstraZeneca señor presidente! El día de ayer durante la jornada de vacunación, el esposo de una paciente que se aplicó la primera dosis de AstraZeneca estaba muy angustiado, porque su esposa presentó una reacción común a la vacuna, malestar general, sensación de falta de aire, dolor de cabeza.
Mientras que ella estaba esperando su recuperación canalizada en el área de urgencias, el esposo clamaba desesperado:
– ¡Será que tiene una trombosis! esa vacuna los gringos no la quisieron y las regalaron, aquí las están poniendo
– No se preocupe, es una reacción adversa normal que se puede presentar en cualquier persona -fueron mis palabras.
Los casos de trombosis no se dan de manera inmediata, aparecen como a las 3 semanas. Recientemente un estudio en Escocia revelo que el 57% de los vacunados con esta marca presentó purpura trombocitopénica inmunitaria, un trastorno hemorrágico grave en personas con factores de riesgo como mayor a 65 años, con antecedentes de diabetes e hipertensión mixta (ateroesclerótica e isquémica). ¿Y la vacuna Pfizer que reacciones ha presentado? Inflamación del corazón en jóvenes de 16 a 24 años, una situación que se desconoce si perdurará o sea una reacción temporal, ¿también nos la van a regalar? -le dije a mi esposa -no te pongas la AstraZeneca, espera otra oportunidad a que sea Pfizer, bueno creo que mejor no te apliques nada, que la población ya inoculada y los que ya se enfermaron hasta hoy poco a poco te van a proteger.