La Rotonda del Mar – Antecedente II
Voceros Incansables / Por Félix Fernando Baños
La “Sala de los Magos”, instalada en Guadalajara frente al Hospicio Cabañas, es antecedente de la “Rotonda del Mar” del Malecón de Puerto Vallarta. Ambos conjuntos son obra de Alejandro Colunga Marín.
En la entrega anterior vimos que componen la “Sala de los Magos” cuatro asientos de bronce, ubicados en los puntos cardinales de una plataforma circular, quedando en su centro una mesa del mismo material. Se describieron entonces el sofá que está al norte y la silla del oriente.
Sigue ahora el amplio sofá puesto al sur de la plataforma. En realidad, es un individuo transformado en asiento. Viste bata de casa, desabotonada al nivel de la cintura, que está desgarrada en ambos lados del cuello y en el cuello mismo. A la derecha, en una bolsa de la bata, lleva un bolígrafo. La bata deja ver la camisa, de cuyo cuello emerge una cabeza minúscula, de nariz muy larga y aguzada, con la boca abierta de sorpresa al inclinarse para observar la palma de su mano izquierda, vuelta hacia arriba. Un pajarito se posa sobre su cráneo liso, atento a quienes lo observan.
De las largas mangas flácidas de la bata salen las manos huesudas. La derecha se posa en la bata, vuelta hacia abajo. La izquierda también; pero está vuelta hacia arriba -como se dijo- y su manga es un simple tubo de tela, sin brazos por dentro. Prolongados zapatos cónicos sirven de patas al sofá. Por el centro, la bata abierta deja ver la falda de la camisa; y por detrás revela las descomunales vértebras y posaderas del personaje.
La silla del poniente es, por atrás, el cuerpo desnudo de un niño hasta la altura del asiento, al que sirven de patas sus piernas, la izquierda con el pie descalzo y la derecha calzada con un zapato de agujetas sin amarrar. Luego el respaldo se alarga como estela, mostrando las protuberancias de nueve vértebras, y sigue alargándose hasta formar la silueta de un cráneo rodeado por descomunales orejas humanas.
Por el frente, el asiento es liso por completo, con esquinas redondeadas. El respaldo asciende sin dejar de ser liso, pero luego se convierte en un relieve de rostro varonil, calvo, a quien pertenecen las enormes orejas, cuyas características anatómicas Colunga modeló con fidelidad.
La mesa del centro es rectangular, de superficie lisa, sostenida por ocho piernas, cuatro por lado, todas con los pies calzados. Las puntas de sus zapatos miran al frente, por lo que, cuando cuatro caminan hacia adelante, las otras lo hacen hacia atrás.
El borde de la mesa es ondulado y sujeto con clavos a la superficie. Los lados cortos están adornados con cuatro ojos y los largos con ocho. En una mitad de la mesa, los magos tienen disponibles un cono, una pirámide isósceles cuadrada y una esfera; en la otra mitad, otra esfera más, de la que se seccionó una cuarta parte para ponerse frente a ella. fbanoslopez80@gmail.com