Tiempos difíciles de reflexión

Red Interna / Humberto Famanía Ortega

Uno de los peligros más grandes del ser humano, es caer en la adulación

Me pregunto insistentemente, el porqué de situaciones adversas al bienestar en toda proporción, que provocan cambios de rumbo hacia el progreso en toda la extensión de la palabra. Me refiero a la falta de valores en las familias que hoy en día, la mayoría lo materializa con la finalidad de tener más, donde la codicia se vuelve incontrolable.

Nuestra forma de comprender las cosas radica en observar quiénes somos, tanto física como espiritualmente, bajo un halo de suma sinceridad en donde corrijamos situaciones adversas a nuestro comportamiento en esta vida.

El ser humano es el único que puede expresar sus ideas a través de las palabras, verdadero reflejo de lo que piensa. Uno de los más grandes regalos de Dios al ser humano, es el don de la palabra, pues a través de ella, podemos expresar nuestras necesidades básicas, de seguridad, de estima, pero sobre todo, de amor que es nuestra vocación común. La verdad es que sin dar y recibir amor todo ser humano siente un vacío en su vida. Todo radica en sentir en lo más profundo de nuestro corazón ese agradecimiento al Creador para comprender que debemos ser felices.

No cabe la menor duda que por las palabras la persona expresa su pensar y sus deseos, incluso las emociones se notan con el tono de voz en que habla. “Ser persona de palabra”, es asegurar que alguien, sea mujer u hombre, son de bien y de fidelidad, puesto que son capaces de cumplir el compromiso hecho. De aquí se deriva un concepto de suma importancia que sería la llave de todos ante las adversidades, la Confianza.

Por el contrario, existen aquellas personas que ocultan sus verdaderos pensamientos y hablan poco claro, para que no se pueda saber lo que realmente quieren y no asumen ninguna responsabilidad sobre lo que comunicaron mal con toda intención. Esto es lo que propicia la incertidumbre.

Uno de los peligros más grandes del ser humano, es caer en la adulación, lo vemos reflejado sobre todo en lo político, donde el gobernante se siente que es el señor de los señores, y eso no es recomendable porque afecta su sencillez e inteligencia. Los vemos en todos los niveles de gobierno desgraciadamente, y esto afecta en las grandes decisiones, porque voces mal intencionadas hacen que se afecten las buenas intenciones por tener un gobierno cerca de las personas y confiable.

Cuando se cae en la depresión no se pueden hacer planes y proyectos, ya que estos no prosperaran, por eso es importante analizar con lupa constantemente a los que nos gobiernan, porque muchas de las veces actúan por presiones relacionadas por la política, problemas financieros o bien problemas sociales.

Recordemos que la depresión es una enfermedad crónica y se considera un trastorno del estado de ánimo. Al ser un trastorno, los procesos mentales se ven afectados porque el cerebro sufre un desequilibrio en su química; lo que hace que ciertas zonas se activen menos y los niveles de sustancias como la serotonina sean bajos.

En fin, tenemos que evaluarnos constantemente para poder ser más productivos, tanto en el sector público, como en el privado y social. Reflexionar con madurez e inteligencia es el único camino que nos llevará a resolver múltiples problemas que nos aquejan. Agarrar al toro por los cuernos es lo más sensato, sobre todo cuando existe fortaleza y capacidad para resolver situaciones que nos afecta a toda la comunidad.

Vemos con tristeza que se oscurecen poco a poco los sanos principios éticos naturales, y que la misma sociedad humana se vuelva incapaz de discernir lo bueno y lo malo.