Fray Gabriel Chávez de la Mora

Fray Gabriel es un ser humano ejemplar, que ha desplegado sus capacidades con sentido de servicio y humildad para el beneficio de su comunidad
La Ciudad Imaginada Por: Dr. José Alfonso Baños Francia

El pasado 9 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo entrega del premio Nacional de Arquitectura a fray Gabriel Chávez de la Mora, ilustre mexicano y gran arquitecto, poseedor de una sensibilidad y humildad virtuosa.

Fray Gabriel nació el 26 de noviembre de 1929 en Guadalajara al seno de una familia que alentaba la vivencia de valores humanos. Integró la primera generación de estudiantes en la entonces flamante escuela de arquitectura de la Universidad de Guadalajara que con tanto empeño forjó don Ignacio Díaz Morales en 1948. Vale detenerse en este punto para valorar y agradecer la fortuna que significó para la cultura arquitectónica mexicana el trabajo de estos entusiastas profesionistas apoyados por el entonces gobernador de Jalisco don Jesús González Gallo.

En las aulas tuvo la oportunidad de conocer a personajes como Matías Goeritz, Eric Coufal, Bruno Cadore o el mismo Díaz Morales. Fue el primer egresado de este selecto grupo en 1955 y una vez titulado como arquitecto, tomó el camino de la vida consagrada, ingresando al monasterio benedictino Santa María de la Resurrección en Cuernavaca, donde se ordenó como sacerdote en 1965.

En esa ciudad tomó la comisión para renovar la Catedral, optando por un diseño innovador al colocar el altar al frente, anticipándose a las reformas ocurridas tras el Concilio Vaticano II. Además, la intervención en este bello recinto del siglo XVI ocurre con mucho tino, gracias a su profundo conocimiento de la liturgia y sus ritos, así como de las capacidades de expresión arquitectónicas. Con este trabajo, comenzaría una fructífera creación de templos y recintos religiosos a lo largo de México y en el exterior.

Como sucedió con el monasterio benedictino del Tepeyac en Cuautitlán Izcalli, desarrollado en torno a un patio como elemento de composición que articula las diferentes estancias con un aprovechamiento adecuado de la luz y de los elementos naturales. Unos años después, proyectaría la capilla ecuménica La Paz en Las Brisas, una de las zonas más bonitas de Acapulco, destacando la cruz de 42 metros de altura que es un elemento emblemático en el puerto y donde volvió a adelantarse en sus propuestas, al reutilizar el agua de la lluvia para integrarlas en canales.

Pero la obra más importante de su carrera fue la nueva sede para albergar la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac, diseñada en conjunto con Pedro Ramírez Vázquez, Alejandro Schöenhoffer y José Luis Benlliure entre 1970 y 1976. El concepto se basó en la forma de la tilma de san Juan Diego desplegándose en una planta circular cuya cubierta parece colgar del cielo. El interior puede albergar diez mil personas, destacando la belleza y serenidad que provoca la combinación de elementos, en particular en el retablo que alberga imagen de la Virgen.

Adicionalmente a su labor como arquitecto, sobresalen sus aportaciones a la iconografía, mobiliario, orfebrería, pintura, escultura, heráldica y logotipos religiosos de gran belleza y profundidad estética.

A sus 92 años, fray Gabriel es un ser humano ejemplar, que ha desplegado sus capacidades con sentido de servicio y humildad para el beneficio de su comunidad, de México y del planeta. Ojalá pudiéramos, junto con él, decir que “de mis obras sólo permanecerá el amor con que las hice”.