A punto del arranque

Red Interna / Humberto Famanía Ortega

La libertad se vive solamente cuando somos nosotros quienes tomamos decisiones conscientes, voluntariamente y sin ser manipulados.

Inician las campañas políticas; todos como hijos bien nacidos, lo que deseamos a quienes incursionarán en la administración pública, es el amor al prójimo, logrando servir con emoción, talento y honradez las tareas encomendadas por el pueblo que los elegirá en un futuro próximo.

Recuerdo en mis tiempos de juventud, el hecho de ser católico practicante era sinónimo de poner tache a las aspiraciones políticas, me decían mis competidores; es que eres un político guadalupano y nos va mantener orando, y yo les contestaba, para empezar, soy un guadalupano político a mucha honra; eran tiempos de una persecución tonta, en fin, ahora, al contrario, todos los candidatos buscan a los pastores de las iglesias para que les ayuden en las votaciones, así es la vida.

La esencia del servicio público radica en el poder servir, iniciando con respeto al pueblo que gobernará para poder dar paso a la consulta de sus ciudadanos, para obtener obras de beneficio a su comunidad, es necesario también el romper las cadenas que nos encierran en zona de confort, de comodidad, de egoísmo, lo mejor es acercarnos a los gobernados. Por eso, haciendo una reflexión en estos tiempos tan difíciles, urge renovarnos para transformar a México, Jalisco y Puerto Vallarta, en verdaderos polos de desarrollo, donde existan los equilibrios que nos den confianza.

Si analizamos la situación de nuestra Patria, existen muchos aspectos que se deben de tomar en cuenta para hacer un buen gobierno, comenzando con un cambio con objetivos y metas precisas: La violencia que se extiende, debe ser frenada; la miseria que toca cada vez a un mayor números de familias requiere de nuevas estrategias económicas, tanto gubernamentales como sociales; el pésimo lugar que ocupamos en educación nos urge para exigir una política educativa más eficiente para formar a nuestros hijos y a todos los mexicanos en el anhelo de aprender, y la disciplina para lograrlo, solo de esta manera avanzaremos en nuestros anhelos.

En lo local, tenemos que hacer que se comprometan nuestros candidatos a la Presidencia Municipal de Puerto Vallarta y a las diputaciones, tanto federal como local en el distrito V Electoral a lo siguiente: Pensar bien y ser personas con ética, valores y virtudes humanas orientadas a compartir; hacer acciones comunitarias con todos los recursos a nuestro alcance, incluyendo las nuevas tecnologías, con las redes sociales que se comprometan a dar información veraz, motivando con creatividad para que la sinrazón de la violencia, de la venganza, sea sustituida por la lógica de la paz; sumarse a los esfuerzos que muchos hacen para ofrecer una alternativa cultural diversa, a la que ha originado la crisis de inseguridad y violencia que vivimos; en lugar de propiciar el individualismo, la competencia y la exclusión, requerimos sea exclusiva, democrática, hospitalaria, acogedora y cooperativa.

Es de suma importancia recomendar a nuestras próximas autoridades de este dinámico municipio, fomentar el sentido de pertenencia y el reconocimiento de que en nuestras diferencias está nuestra riqueza. Con este sentido se identifican nuestras familias y los amigos; los valores y la cultura; nuestros recursos y la riqueza del entorno. No cabe la menor duda de que somos un solo pueblo, plural, diverso, pero un solo pueblo. Por eso estimados lectores, hacemos hincapié de promover el diálogo constante como camino real para la superación de todas las confrontaciones. Debemos desarrollar la indignación contra toda violencia presente y en torno a nosotros.

Urge rescatar el amor a nuestro México y Puerto Vallarta Jalisco, como un acto de gratitud y honradez para fortalecernos como personas y como Nación, para recuperar el sentido de dignidad por ser quienes somos, y como todo lo bueno, este amor se aprende en casa. Por eso afirmo lo que decía San Agustín: Un buen cristiano es un buen ciudadano, cumplamos nuestras obligaciones hacia nuestra Patria, pero también démosles fiel cumplimiento a los mandatos de Dios. Nuestras preferencias electorales son de cada quien, los principios espirituales son la esencia de nuestro ser, por eso el libre albedrio se respeta; las iglesias deben mantenerse neutrales, eso sí, fomentando el derecho al sufragio como obligación y derecho ciudadano.