Soluciones concretas contra las adicciones

Red Interna / Humberto Famanía Ortega / humfama@hotmail.com

Nuestra relación con la Unión Americana siempre ha tenido matices positivos y negativos, sin embargo, muchas de estas variables encontrarán a un país débil o fuerte según enfrentemos este tiempo en que vivimos tan llenos de circunstancias muy especiales, sobre todo en lo que respecta al desarrollo político-social en donde las afectaciones también ya llegaron a lo económico.

Lo más recomendable al interior es correr riesgos y abrir la puerta ante nuestras relaciones con la nación vecina, buscando con respeto mantener lazos amistosos para el bien, logrando así una apertura en todos los aspectos, pero con sus limitaciones muy en especial la que respecta a la soberanía.

Para fortalecer los vínculos entre dos vecinos, en donde nos ligan muchas actividades, sobre todo las de migración, necesitamos ensanchar los caminos de la democracia y muy en particular el de la justicia, procurando combatir siempre su desigualdad en su impartición, es por eso que nuestro gobierno deberá de asumir una actitud que dé confianza a la ciudadanía en lo que respecta a las acciones propias que emanen de su propio programa nacional.

Para todos es sabido que históricamente siempre hemos estado ligados con la república del norte, pero de una manera muy especial económicamente, ya que es reconocido por todos el papel que juega la entrada de divisas derivadas del trabajo de nuestros paisanos, y que hasta este día sigue siendo la segunda fuente de ingresos a nuestro país.

Una lucha conjunta.

Por otro lado es necesario que analicemos que existe una historia que nos llama a ser cautelosos y respetuosos con nuestro vecino del norte, procurando en los problemas bilaterales sobre todo, en materia de narcotráfico, luchando en forma conjunta contra este grave “cáncer que hay que extirpar”, en forma definitiva y que constituye actualmente el reto más importante de ambos países; sabiendo que la  Unión Americana, existen más de doce millones de consumidores regulares de la droga, de estos se puede decir que existen más de cuatro millones de adictos, dando como resultado cifras económicas estratosféricas que alcanzan cientos de millones de dólares y que ingresan a manos de monopolizadoras que tiene cimentada una gran estructura, que les permite hacer lucir sus ganancias, sin fijarse el gran daño que se está causado a la humanidad. Pero ante esto conviene a analizar que el papel que juegan las familias es muy importante, la de fomentar los valores morales y la educación para evitar ser clientes asiduos ante este flagelo.

Por eso ante este problema mundial, a cada una de la naciones nos corresponde aportar los elementos necesarios para consolidar una auténtica confianza en la que exista una mutua cooperación que genere un trabajo en equipo, sabedores que hasta este momento los resultados han sido loables, en donde los sacrificios de vidas de servidores públicos en cumplimiento de su deber, sirven de acicate para el combate de este mal, en el ánimo de quienes tienen la responsabilidad de desaparecerlo. Sabemos que nos es fácil dicha lucha, en realidad cuando tengamos mentes sanas seguramente los cuerpos serán sanos, para esto deberá de existir el compromiso de todos los habitantes de nuestro México, a saber educar a nuestros hijos con respeto y cariño porque también es nuestra culpa de lo que acontece ante esta acechanza, en donde sus estragos están a la vista de todos.

Son muchos años en que nuestra relación, principalmente con los norteamericanos han tenido altas y bajas, pero cuando la afectación es en ambas naciones, deberemos de lucha hombro con hombro para lograr combatir en forma frontal esta enorme epidemia que ya esta generando muertes inútiles y descalabros a la dignidad del ser humano. Lo que si me consta es que juntos y unidos a Dios, podemos encender la luz en medio de la oscuridad; consientes de la situación actual, es importante volver la mirada a la familia, ya que es el espacio propicio para reencontrarnos, con el fortalecimiento a las familias estaremos refirmando los cimientos de la sociedad.

Tomar medidas necesarias.

Es importante que nuestro gobierno incluya siempre en su agenda global a través del impulso que le han dado algunos países, a temas que son parte de su interés como: democracia, medio ambiente, derechos humanos, el libre comercio, integración económica, pero sobre todo, el combate al crimen organizado, para que siempre exista la cooperación necesaria para salir adelante, buscando la prosperidad de los pueblos en todos los sentidos, ya que esto sin lugar a dudas será lo que detone los valores universales que les permitan reafirmar su interés nacional y hegemonía.

Por otro lado debemos de tomar conciencia de que nuestro país se ésta fracturando por la desigualdad y polarización social y política, la debilidad relativa de grupos vandálicos podría transformarse en un riesgo mayor para la gobernabilidad. La misma existencia de grupos que reivindican la violencia política como medio para lograr determinados objetivos estratégicos es un desafío al estado de derecho, y en general a todas las formas de convivencia democrática que la sociedad mexicana viene construyendo con grandes esfuerzos. Por eso como uno de los objetivos principales de cualquier gobierno es: Restaurar el Estado de Derecho ya que es una obligación constitucional del gobierno que no puede suspenderse. La paz es indispensable para lograr armonía en todas las actividades de los mexicanos y lograr la solución a múltiples demandas ciudadanas.

Todos los mexicanos tenemos que discutir el significado de nuestra inserción en la globalidad; no desde el lugar común que repite hasta la saciedad la importancia de los retos de un mundo globalizado, sino desde la evaluación de las nuevas desigualdades sociales que están acompañando a este proceso y de las posibilidades que tenemos para enfrentarlas.

La responsabilidad de esta lucha sin tregua contra las adicciones, deberá de ser compartida porque mientras no haya consumos no habrá drogadictos y por ende  no habrá negocio, esto radica en la responsabilidad de todos, pueblo y gobierno, ya que este mal no ve, ni entiende de ideologías, color ni idioma.