Los negocios, ¿dejaron de ser asunto de dinero?

Empresa Familiar / Por C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas

Las grandes marcas se consolidan como tales porque generan una identificación con quienes las adquieren

Aprende a incorporar la perspectiva social como valor agregado para tu empresa.

“Trabajemos para ser una compañía que la sociedad quiera que exista.”  Soichiro Honda

“El objetivo del marketing es conocer y entender tan bien al consumidor que el producto o el servicio se adapte a él como un guante y pueda venderse por sí solo.”  Peter Drucker.

Vender y comprar un producto ya no es un movimiento sencillo. La actualidad ha ido incorporando una serie de cosas que el mercado busca para consumir o no, bienes y servicios. Entonces, ¿la adopción de valores sociales puede convertirse en una estrategia rentable?

Tanto el tiempo como el mercado, son asuntos dinámicos. La evolución de quienes consumen impacta en los elementos significativos para realizar una transacción. Así, comprar ya no se reduce a un asunto de dinero.

Las grandes marcas se consolidan como tales porque generan una identificación con quienes las adquieren. Es, en realidad, un efecto de asociación entre el producto-empresa y las expectativas del comprador.

Y ésta no sólo se percibe en el producto final, sino en todo el proceso e incluso, en las reglas internas que se aplican en la empresa, ya que éstas se exhiben positivamente a través de certificaciones empresariales y políticas hacia el cliente.

¿Quién consume?

Ahora que ya explicamos la importancia del impacto que tiene en nuestros compradores el cómo operamos nuestra empresa, la pregunta pertinente es quién consume. Mejor aún, si analizamos con una perspectiva amplia podemos prever el horizonte inmediato, es decir, quién consumirá.

En un apartado del último reporte trimestral el Banco de México (Banxico) afirmó que las personas nacidas entre 1980 y 1990, la llamada generación “Millennial”, representan ya el 45 por ciento de la población económicamente activa. En un par de años, serán el grueso del segmento y quienes dominarán el mercado.

A diferencia de generaciones previas, ésta se caracteriza por su interés y pro actividad en temas relacionados con los derechos ambientales, originarios y de género, se preocupa por principios como la inclusión y la integración comunitaria.

Las grandes marcan han asumido la integración de las nuevas perspectivas, demostrando que incluirlas impacta en positivo hacia su mercado. Un dato, en la última edición del ranking “Best Global Green Brands” -de la consultora internacional Interbrand, en donde se destaca a las empresas que se han volcado a convertir sus procesos en ecológicos- quienes aparecen en las primeras posiciones son los gigantes automotrices y tecnológicos a nivel mundial. “La responsabilidad social corporativa es una decisión de negocios. No porque es algo bonito o porque la gente nos obligue…sino porque es buena para el negocio.” Niall Fitzerald

¿Valor agregado o modelo de negocio?

Uno de los mayores ejemplos de incorporación de discurso social es el de la aplicación de las políticas ecológicas o eco-friendly. Cada vez es más común el perfil de cliente sensibilizado con las problemáticas medioambientales, que buscan reducir el impacto de su propio consumo. Así, al utilizar el sello ecológico una empresa genera valor frente a competidores y ser asociadas con conceptos como la salud.

Hay giros particulares que tienen más posibilidades de reconvertirse a un modelo medioambiental, como la alimentación, las actividades relacionadas con el turismo, las empresas relacionadas al ramo de la construcción y el diseño de espacios.

Certificaciones, una guía

Sin embargo, también es posible capitalizar las políticas de sustentabilidad sin tener que reenfocar todo el modelo del negocio. ¿Cómo hacerlo? A nivel nacional existen varias certificaciones empresariales que apoyan la reconversión de las políticas y procesos empresariales.

En el ámbito particular se encuentra la Certificación de Empresa Socialmente Responsable, que es impulsada por el Centro Mexicano de la Filantropía (Cemefi) y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial en México (AliaRSE). “La RSE debe ser intrínseca al negocio, y no ajena a éste. Además, las empresas tienen que dejar de ver sus iniciativas filantrópicas ajenas al proceso de gestión. La RSE debe formar parte integral de las estrategias de negocio y planeación.” Martha Herrera.

Esta Certificación implica un pago de inscripción y considera posibilidades, tanto para empresas grandes como para pymes. Está basada en las líneas estratégicas de ética empresarial, calidad de vida en el interior de la empresa, vinculación comunitaria y cuidado del medioambiente.

Otra opción es la Certificación de No Discriminación, desarrollada por el Gobierno federal a través de la Secretaría del Trabajo, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Implica la adopción voluntaria de la Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación y para obtenerla hay que financiar a un ente evaluador y aprobar una auditoría.

La política se encuentra dirigida a los centros de trabajo de cualquier tamaño y tiene como ejes la incorporación de la perspectiva de género y no exclusión, igualdad salarial, implementación de acciones de corresponsabilidad para que quienes laboran concilien armónicamente sus vida laboral, familiar y personal.

Además de conseguir los distintivos en sí, el proceso mismo de una certificación es un guía para que las empresas evolucionen su modelo de negocios incorporando una visión de conciencia social, más allá de entenderse como un ente de compra y venta. Esto a su vez, incrementa la visibilidad en el propio círculo empresarial y se convierte al mismo tiempo en una herramienta para acceder a capitales y la capacidad de recibir apoyos financieros.

La responsabilidad social empresarial es un concepto que durante los últimos años ha cambiado la forma en la que las empresas hacen negocios y también lo que los consumidores esperan de las compañías.

La adopción de una nueva visión de negocio significa, como dijo Rand Fishkin, que “la mejor forma de vender algo es no vender nada: hay que ganar la confianza y el respeto de aquellos que podrían comprar”.