Lo que ellos quieren
Aprendiendo a ser feliz /Por: Psicóloga Hania Sosa
Cualquier chavorruco que me esté leyendo seguramente habrá recordado el tema de una película al leer el título de este artículo. Si quieren espantarse un poco (como lo hice yo) resulta que fue una película que se estrenó exactamente hace 25 años. Sí, ya estamos viejos.
La película es una comedia romántica protagonizada por Mel Gibson y Hellen Hunt en la que él, como publicista/mercadólogo, accidentalmente adquiere un don temporal de leer la mente de las mujeres. Si no eres chavorruco, o si lo eres pero no viste esa película, te la recomiendo para pasar un rato agradable de domingo.
Pues bueno, mi artículo de hoy va relacionado con esa habilidad que desarrolló el personaje de Mel Gibson en la película, pero a la inversa; y no se trata precisamente de que yo haya adquirido la capacidad de leer la mente de los hombres, pero sí te quiero compartir un poco de información de una pequeñita investigación que me di a la tarea de hacer para conocer exactamente eso “lo que ellos quieren”, pero específicamente refiriéndome a lo que quieren de/en una mujer.
Tengo la fortuna de contar con buenas pláticas con amigos y pacientes varones. Son momentos sumamente agradables que enriquecen mis conocimientos sobre la conducta humana y que me permiten adquirir más herramientas para acompañar en los procesos terapéuticos. Así que, aprovechando eso, decidí preguntarles: “¿cómo sería tu mujer/pareja ideal o qué buscas en una mujer?”
En consulta me he topado con la problemática con la que llegan muchos varones al no saber cómo relacionarse con las mujeres hoy en día. Se preguntan cómo deben actuar en determinadas circunstancias para no caer en la etiqueta de “hombre machista”, pero al mismo tiempo tampoco queriendo ser utilizados por interés.
Por el contrario, están las mujeres que tampoco entienden muy bien qué es lo que un hombre desea realmente para considerar a alguna chica como una pareja potencialmente formal. Para fortuna de mis lectoras, tengo un par de puntos que puedo compartir en este artículo que podrían ayudarte a reflexionar un poco acerca del tema. ¡Ojo! Este artículo no pretende dar a entender que las mujeres debamos comportarnos como los hombres quieren (no se trata de convertir estas letras en aquellas recomendaciones de revista que salían en décadas pasadas). Se trata de que reflexionemos para preguntarnos si, quizás, pudiéramos estarnos perdiendo en el camino con tanta meta u objetivo que de pronto pretendemos alcanzar.
Lo que en resumen encontré en mis entrevistas es que ellos en realidad no están pensando en un estándar tan alto como el que solemos ponernos a nosotras mismas o como el que solemos ponerles a ellos (de lo que nosotras esperamos de ellos); ellos quieren una mujer que sepa valerse por sí misma y que pueda aportar a la economía del hogar, pero no precisamente en un porcentaje de 50/50, que sepa acompañarle en sus actividades de ocio, pero que también sepa estar separada de él sin que esto genere un conflicto, que sepa comunicar lo que necesita (porque siguen sin ser adivinos), que puedan dialogar, que haya confianza, que le guste su crecimiento personal/profesional, pero que no por ello se descuide a la pareja o la familia. En varios casos, incluso, ellos usaron la palabra “paz”; quisieran que su pareja contribuya a generar un ambiente de paz.
Obviamente es un tema muy amplio que me puede dar para escribir otro libro; sin embargo, algo que aprendí al estar abriendo este tema con los caballeros, es que en realidad no se aleja mucho de lo que en el fondo verdaderamente también buscamos nosotras.
Pienso que el mundo consumista y materialista en el que vivimos hoy en día, donde todo pareciera girar alrededor de “ser productivos”, nos ha llevado a perdernos en el camino.
Las mujeres estamos corriendo para alcanzar objetivos que, en conjunto, podrían ser inalcanzables; es decir, no podemos alcanzarlos todos al mismo tiempo y quizás tampoco podamos tenerlos todos: tener el mejor puesto, un cuerpo atlético, mantener la casa en orden, criar a los hijos, meditar, tener vida social, llevar una relación saludable, viajar, seguir estudiando, etc.
¿Será que nos estamos complicando la existencia? ¿Será que nos estamos exigiendo y estamos exigiendo demasiado de los demás? ¿Será que la vida misma no nos pide tanto?
Me parece que son preguntas dignas de reflexionar.