La cultura de la ofensa
Educación y parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza
“Es más honroso huir las injurias callando, que vencerlas contestando a ellas.” San Gregorio Magno.
Sin duda, hoy en día es muy común escuchar que alguien se ha ofendido por tal hecho o circunstancia, muchas veces incluso sin que la supuesta ofensa esté proferida hacia el sujeto en cuestión. Ante ello, creo vale la pena preguntarnos: ¿Qué es una ofensa?, ¿por qué nos ofendemos?, ¿qué implicaciones legales, filosóficas, psicológicas, sociológicas pueden tener el hecho de ofender?
Ya no se trata solo de que algún adolescente, que no se ha tomado el tiempo de agarrar un diccionario para ver que significa ofenderse, se trata más bien de poner en la mesa de análisis el término y analizar con detalle las implicaciones y aristas de un vocablo que no solo afecta la vida cotidiana, también que puede ser una potencial arma apara gentes de buena intención o no.
Vayamos por partes y busquemos la definición formal.
De acuerdo a la RAE tenemos cuatro acepciones:
1. tr. Humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o con hechos.
2. tr. Ir en contra de lo que se tiene comúnmente por bueno, correcto o agradable. Ofender el olfato, el buen gusto, el sentido común.
3. tr. desus. Hacer daño a alguien físicamente, hiriéndolo o maltratándolo.
4. prnl. Sentirse humillado o herido en el amor propio o la dignidad.
Ahora bien, aquí observamos la ausencia de lo que considero un factor crucial para con el término, el factor psicológico, dado que dicho factor es crucial al momento de distinguir sujetos que asertivamente pueden responder a una “ofensa” de la siguiente manera: Tomar las cosas con humos, ignorar, no dar importancia, entender el contexto y fomentar una cultura de paz, perdonar, no hacer mas grande el factor, entender como todos estamos absortos en un clima de estrés e incertidumbre.
Aunque claro, habrá quien podrá señalar que no siempre es posible, y en efecto, muchas veces podremos reaccionar de manera airada o hasta iracunda por aspectos que no podríamos considerar ofensivos en otro momento. Y es que, justamente este factor psicológico, -considero- deberá ser puesto en práctica al momento de reaccionar a las llamadas ofensas, pues igual no todas las cosas que suceden y a las que estamos expuestos, pueden ser consideradas ofensivas por igual para todas las personas. De hecho, muchas veces hay quien se ofende más que la supuesta persona ala que se pretende ofender.
No pretendo hacer aquí un manual o guía de lo que es o no la ofensa, pero sí, al menos hacer reflexionar al amable lector que se cruce con estas líneas, en el sentido de que no siempre lo que escuchamos es con intención de ofender. De hecho, la intención explicita de ofender puede ocultar, frustraciones, deseos, anhelos, celos, resentimiento, entre otros diversos sentimientos negativos, pero igual puede haber personas simplemente imprudentes que, con su decir y actuar, pueden “ofender” a otros, si tenemos un poco mas de criterio y sentido común, escucharemos menos ofensas, ¿no cree usted?
En contraparte, le sugiero practicar no tener pensamientos negativos a diario, tratar de hacer el bien a los demás, y practicar escuchar con más calma y pausa, verá que su entorno parecerá otro. Que tenga una excelente semana.