El Centenario de la Parroquia de Guadalupe – III

Por Félix Fernando Baños

El artículo pasado terminó con la noticia de que, el 28 de junio de 1921, el obispo de Tepic, doctor Manuel Azpeitia y Palomar, expidió el decreto que erigía la parroquia inamovible del Puerto de Las Peñas, sujetándola a la Cuarta Vicaría Foránea de la diócesis, con sede en Mascota, de la que ya formaban parte las parroquias de Guachinango, San Sebastián Mártir, Talpa y Atenguillo.    

Los límites que asignó el obispo a la nueva parroquia del Puerto de Las Peñas fueron:

Al oeste: “La playa del mar Pacífico”;

Al sur: Desde Lo de Marcos hasta Boca de Tomatlán;

Al noreste: Una línea recta, que partiera desde la desembocadura del arroyo de Tomatlán hasta el rancho del Potrero de Abajo;

Al este: Una línea recta desde el rancho mencionado, que pasara por la izquierda de Soyatán y San Pablo, hasta el río Ameca, aguas abajo. Monseñor Azpeitia advirtió que este San Pablo no era el conocido también como “el Pueblito”, sino otro caserío con el mismo nombre, y que ambos San Pablo seguirían perteneciendo a la parroquia de San Sebastián Mártir.

Al norte: Una línea recta con dirección noroeste, que partiera desde el punto del río Ameca determinado por el lindero anterior hasta terminar en la playa, debajo de la Peñita de Jaltemba. 

De paso queremos mencionar que, según estudio del Ing. Rafael Flores, de fecha 22 de diciembre de 1959, el área que comprendía la jurisdicción de la parroquia del Puerto de Las Peñas según este decreto, era de 1, 530 kilómetros cuadrados.

Enseguida, el obispo se dirigió a los vecinos para que nombraran al patrono de la nueva parroquia. Por lo que tocaba al titular del templo parroquial, él designaba al Purísimo Corazón de María, en caso de que no hubiera titular; la fiesta patronal debería celebrarse cada año con rito doble de primera clase y octava común, en conformidad con lo dispuesto por la Sagrada Congregación de Ritos en su Decreto número 4025, del 5 de junio de 1889.

Finalmente, el obispo nombró Delegado suyo para que estableciera en su nombre la nueva parroquia del Puerto de Las Peñas al cura interino de Mascota, presbítero Alejo Enríquez.

Tres meses después, el 28 de septiembre de 1921, el Dr. Manuel Azpeitia y Palomar expidió el nombramiento del párroco Alejo Enríquez como Delegado Episcopal.

            Al día siguiente, 29 de septiembre, el obispo nombró párroco amovible de Las Peñas al P. Francisco Ayala, quien por ese acto dejó de ser párroco de San Sebastián Mártir. El ahora primer cura del Puerto de Las Peñas debería proferir su profesión de fe y el juramento antimodernista ante el Delegado Episcopal, antes de tomar posesión jurídica de su nueva parroquia.

Ese mismo 29 de septiembre se emitió un adendo al decreto del 28 de junio, haciendo obligatorio que también se diera lectura, en las misas celebradas en la parroquia de San Sebastián Mártir, al Decreto de erección de la parroquia del Puerto de Las Peñas.