El ave fénix de la empresa familiar

El ave Fénix se asocia con la capacidad de resiliencia de muchas empresas familiares
Empresa Familiar Mario Rizo Experto y escritor de libros sobre empresas familiares y gobierno corporativo @mariorizofiscal

2ª parte

Cuando las empresas familiares se enfrentan a cambios dramáticos, estas se ven obligadas a cambiar de manera radical en muy poco tiempo. Esto también afecta a los líderes de la organización, que deben ajustar sus estilos de liderazgo. El manejo de las emociones negativas resulta crítico, pues sin esta cualquiera estrategia fallará. Dicho esto, los siguientes consejos pueden resultar muy útiles:

¿Qué puedo hacer para gestionar mis emociones ante el cambio?

No te pierdas en tus emociones: Nick Tasler, psicólogo organizacional y autor, dice que uno de los mitos más comunes sobre las emociones negativas es que hay que hablar de ellas todo el tiempo para poder enfrentarlas. En otras palabras, concentrarse demasiado en las emociones negativas solo nos sabotea. Es bueno hablar de ellas para identificarlas, pero una vez hecho esto, hay que concentrarse en identificar los problemas que las provocan y resolverlos. Todos conocemos a personas que se pasan la vida hablando de cómo las situaciones les afectan, y de lo mal que se sienten, pero poco o nada hablan del problema raíz y de cómo planear superar esa mala racha. Aguantar sin actuar no tiene mérito a la mitad de una crisis. Lo mismo sucede con el estrés: hay que reconocerlo, sí, pero no hay que caer presa de él.

Practica el autocuidado: Hay un dicho en inglés que me gusta mucho, y dice así: “Los tiempos duros no perduran, los tipos duros sí”. En otras palabras, “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante”. En la empresa familiar es típico encontrar adictos al trabajo, especialmente entre los fundadores. Tenemos este mito, también, del dueño que se levanta a las cinco de la mañana, lee tres libros de liderazgo al mes y duerme solo seis horas. Pero esto está lejos de ser un modelo a seguir. No hay nada más valioso que la salud, y solo nuestra mejor versión, la de mente sana en cuerpo sano, es capaz de liderar una empresa de manera adecuada y de enfrentar la crisis a toda su capacidad. ¿Cuántos fundadores mueren repentinamente o se retiran antes de tiempo por complicaciones de salud? Más de los que me gustaría admitir.

Encuentra un propósito.  Es buen momento para ir por una copia del libro de Viktor Frankl “El hombre en busca de sentido”. Frankl, que pasó varios años en un campo de concentración nazi, encontró la manera de encontrar un propósito para vivir después de haberlo perdido todo. Enfocarse en un propósito nos da la fuerza para enfrentar y superar la adversidad. Es momento de preguntarnos qué queremos lograr al aplicar un cambio, y por qué vale la pena volver a levantarnos cada mañana. No te aferres al pasado: Es común escuchar la frase: “En mis tiempos…”, entre personas de generaciones anteriores. Quedarse prendado del pasado cuando sabemos que ya no hay vuelta atrás puede generar bastante estrés, impidiéndonos avanzar.

“Conviértete en un estudiante del cambio. Es lo único que permanecerá constante.” Anthony J. d’Angel

Como podemos ver, no solo se trata de obtener habilidades duras, sino de desarrollar las habilidades emocionales que nos permitan funcionar adecuadamente durante los periodos de crisis. Kotter y Schlesinger nos lo advirtieron desde hace décadas, que incluso cuando los líderes de las empresas entienden que necesitan modificar sus actitudes y comportamientos para adaptarse, algunas veces se encuentran emocionalmente incapaces de hacerlo. Por lo tanto, al momento de implementar cambios drásticos en la empresa familiar para responder a una crisis, es necesario hacerlo con mucha comunicación con los colaboradores, y darles el acompañamiento, entrenamiento y otras herramientas necesarias para que puedan acoplarse lo más rápido posible. “Cualquier cambio, incluso un cambio para mejorar siempre va acompañado de inconvenientes e incomodidades”. Arnold Bennet

El ave Fénix es conocida por ser esa criatura que supuestamente renace de sus propias cenizas. El mito, entonces, asocia a esta criatura con la capacidad de resiliencia que muchas empresas familiares tienen; esa habilidad para encontrar soluciones a situaciones adversas que les presenta la vida y, al igual que el ave Fénix, renacer de las cenizas que les dejó ese problema.