Desarrollo sustentable y salir de la zona de confort

Ya es momento de tener una sociedad más productiva socialmente y comprometida

Muchas veces se desvirtúa un fin si no tenemos claros sus principios. Puede ser  el caso del tema “Desarrollo sustentable”, mucha gente lo puede confundir con ecología o incluso con biología. Pues bien, si es verdad que no hay un consenso general respecto a su definición, podemos señalar que la sustentabilidad es un concepto inclusivo que igual abarca los recursos humanos, materiales, naturales, económicos y organizacionales entre otros, pues abarca básicamente cualquier recurso que sirva para el fin de mantener un equilibrio con lo humano y el entorno hacia un desarrollo armónico y equilibrado.

Algunas otras definiciones sostienen: “Es un proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida, fundado en la conservación y protección del medio ambiente, de manera de no comprometer las expectativas de generaciones futuras” (Ley 19.300) “ Es el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades” (Brundtland, 1986) “Proceso que potencia al máximo posible, y de manera continua, la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, reflejándose en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, sin menoscabo de las dinámicas ambientales. Esto hace posible que el desarrollo se construya, no sólo para las presentes generaciones, sino también para las que vienen” (U. Bolivariana)

En estos días convulsos que nos ha tocado vivir, no solo nos hemos puesto alertas y alterados por las tristes y lamentables noticias nacionales que han circulado de las catástrofes de nuestro país, de igual manera nos hemos cuestionado varios asuntos por los que habitualmente nos mantenemos ajenos o hasta indiferentes.

Uno de ellos es el aspecto político, casi puedo asegurar que es muy difícil que algún ciudadano ético y responsable no tome postura respecto a peticiones diversas encaminadas a, por ejemplo, no dotar de recursos económicos a los partidos políticos para campañas, destinando dichos recursos para la reconstrucción de zonas afectadas por los sismos, o incluso destinar las pensiones a expresidentes para el mismo fin.

Y es que las circunstancias cambian, con un poco de empatía y sentido común, los mexicanos nos hemos dado cuenta que por ejemplo, las redes sociales son una herramienta poderosa para hacer llegar peticiones que más que sugerencias, son ya demandas y reclamos que hemos postergado por muchos años, engrosando una burocracia y red de corrupción que ya es ofensiva y mal ejemplo nacional e internacional, baste ver el índice de corrupción que como país mantenemos, lugar 123 de 176, según Transparencia Internacional.

En dicho contexto empezamos a ver iniciativas justamente encaminadas a evaluar y exigir resultados, pero dichas exigencias deberán comprender una serie de cuestionamientos no solo institucionales, al igual, personales y familiares, pues no podemos dar algo que no tenemos y como un elemento mínimo de congruencia tendremos que evaluarnos, conocernos y a partir de ello participar de cambios mayores.

Por otra parte, profundizando en este concepto de zona de confort, es justamente lo siguiente; cuando por indolencia, decidía, flojera o cualquier concepto similar, dejamos que las cosas pasen a nuestro alrededor y no hacemos nada al respecto, bueno, sí hacemos algo, pero improductivo, sólo nos quejamos.

Ya es momento de tener una sociedad más productiva socialmente y comprometida. Si queremos líderes políticos que funcionen y hagan simplemente lo que se espera, debemos supervisarlos y hasta coadyuvar en sus funciones. Igual si queremos mejores entornos laborales, debemos comprometernos, principalmente aquí en un destino turístico pujante y cada vez más destacado, pues todos los destinos turísticos como el nuestro tiene ciclos, que una vez que se pierde la curva de crecimiento es muy difícil recuperar el éxito, baste ver el ejemplo de Acapulco y ahora Cancún.

De igual manera, si queremos mejores escuelas para nuestros hijos, debemos proponer participar en un programa sobre sustentabilidad que logre hacer partícipe a la comunidad escolar de los cambios que finalmente repercuten en la mejora de condiciones integrales para nuestros hijos, no solo lo escolar, el entorno natural, seguridad y salud entre otros. Hasta la próxima.