¿Cómo se relacionan las epidemias con el medio ambiente?

La pandemia por COVID-19 no ha terminado y se estima que nuevas enfermedades emergentes requerirán de los mismos protocolos preventivos de higiene y seguridad.

A más de dos años del inicio de la contingencia sanitaria por COVID-19 que no ha terminado, el resurgimiento de enfermedades que se creían erradicadas, como la viruela del mono, o bien padecimientos emergentes, como la hepatitis aguda infantil, encienden las alertas no sólo de las autoridades sanitarias globales y de la población en general, sino también de las organizaciones ambientalistas.

Las enfermedades epidémicas, es decir, aquellas de tipo infeccioso que afectan peligrosamente a ciertas áreas geográficas, poseen estrechas relaciones con el medio ambiente; ya que el ecosistema abarca a los organismos vivos, elementos (suelo, agua, aire) e incluso a los desechos, de ahí que, cualquier cambio en el medio ambiente provoca efectos en el desarrollo de este tipo de padecimientos[1]. Es por esto que a enfermedades como la encefalitis equina o la salmonelosis se les cataloga como epidemias originadas en tierra.

El impacto negativo del COVID-19 en el medio ambiente, puede hacernos más susceptibles al desarrollo de nuevas epidemias. Hoy 6 de cada 10 infecciones son transmitidas de los animales a los humanos y se estima que, en un futuro, 75% de las enfermedades emergentes, también tengan el mismo origen[2]. Por ello, resulta vital promover hábitos higiénicos sustentables, es decir, amigables con la naturaleza” expresó Joel Fragoso, ingeniero en nanotecnología y director de Planta en Éviter, la empresa mexicana pionera en sanitización sustentable.

La huella ecológica del COVID-19

Durante la primera ola de la emergencia sanitaria se usaban diariamente en el mundo 89 millones de cubrebocas y 76 millones de guantes desechables, que han contaminado el aire, agua y tierra[3].

De igual forma, estudios realizados en Wuhan, y en otras partes del mundo, reportaron que los desechos médicos durante la crisis pudieron fácilmente duplicarse, respecto a los generados en el periodo pre-pandémico.[4] Los cubrebocas y el equipo de protección personal a base de plásticos, son la fuente potencial de la contaminación de fibras micro plásticas en el ambiente, que afectan de manera significativa al ecosistema.[5]

El Propileno que es usado para la fabricación de cubrebocas N-95, así como el Tyvek de los trajes de bioseguridad, demoran mucho tiempo en degradarse, y al hacerlo liberan dioxinas y elementos tóxicos al medio ambiente[6]. Por ello, el uso de cubrebocas reutilizables que cuenten con mecanismos de barreras física y química de protección, son la solución más segura y sustentable. Un ejemplo de ello son los cubrebocas de Éviter Biomsk, los cuales ofrecen un escudo doble de protección (tejido de composición avanzada que integra la nano molécula), son 100% reutilizables, y amables con el medio ambiente, lo cual brinda un 99% de eficacia en la prevención de contagio de agentes patógenos”, explicó Joel Fragoso de Éviter, la empresa pionera en equipo de protección personal basado en nanotecnología.

A su vez, el uso indiscriminado de desinfectantes en áreas industriales, comerciales y residenciales representan un grave riesgo no sólo para el medio ambiente, pues exterminan especies benéficas, lo que provoca un desequilibrio en los ecosistemas; sino porque también provocan afectaciones en la salud de las personas.

Existe un profundo desconocimiento de los riesgos y alcances de los desinfectantes utilizados masivamente durante este tiempo. El cloro, las sales cuaternarias de amonio (aerosoles), la clorhexidina, entre otras, son sustancias altamente dañinas -incluso cancerígenas-, para el humano y el medio ambiente, pues contaminan con gases tóxicos el aire y los mantos freáticos de manera irreversible”, comentó Joel Fragoso, ingeniero en nanotecnología en Éviter.

Por otro lado, en materia del uso del agua, si bien es difícil establecer el estado de consumo per cápita de los mexicanos durante la pandemia, estimaciones de la Comisión del Agua del Estado de México apuntaron a que tan solo en esta entidad, éste incrementó 12 veces.

Pasamos de lavarnos las manos 3 veces al día durante 5 segundos, a un promedio de 10 veces durante al menos 20 segundos. Eso sin contar el consumo de agua para la higiene de alimentos y del hogar, que en esta pandemia también se incrementó”, dijo Joel Fragoso.

El experto apunta que para responder a los retos sanitarios actuales y del futuro, es prioritario poner el cuidado del medio ambiente y el uso de innovaciones científicas seguras en el centro de las decisiones de consumo general que hacemos a diario, pues, así como la pandemia trajo impactos negativos en materia de generación de desechos, también trajo impactos positivos temporales, como la reducción en la movilidad que favoreció significativamente la calidad del aire.

“Invitamos a los ciudadanos a convertirse en agentes de cambio, a tomar elecciones más conscientes sobre el poder e impacto de su compra, hay un sin fin de alternativas en el mercado, pero pocas ofrecen un espectro amplio de protección en la sanitización, así como en la prevención de las medidas de higiene personal, no sólo cuidando al individuo sino al medio ambiente que lo integra.” amplió Joel Fragoso.

Y añadió que, “usamos erradamente -por hábitos y costumbres- antibacteriales para eliminar virus, desinfectantes que requieren de agua cuando ésta es un elemento escaso. Es urgente que optemos por innovaciones basadas en nanotecnología, que permiten usar soluciones sanitizantes sin dilución y con protección más amplia, prolongada y biodegradable, es decir, que nuestras actividades diarias incurran en una huella ambiental mínima. Hoy la sanitización debe ser un proceso integral sustentable dirigido no sólo a nuestra protección sino a la de nuestro planeta”.

Mejores elecciones en términos de higiene y sanitización

Éviter, la empresa mexicana de sanitización sustentable con patente en más de 100 países comparte la tabla comparativa de los principales desinfectantes tradicionalmente usados por los mexicanos, en los que se analiza el tiempo de acción, el periodo de protección y las implicaciones medioambientales y de salud, frente a las innovaciones desarrolladas con la aplicación de nanociencia, para que la población pueda tomar las mejores decisiones para su protección

Tipo de desinfectante Periodo de protección Daños colaterales
Cloro (hipoclorito de sodio) 15 minutos (o menos, si se entra en contacto de nuevo con algún patógeno) Salud humana y animal: La liberación del gas cloro es una sustancia tóxica aguda (incluso letal) por inhalación.[7]: Es corrosiva: Daña la piel, mucosas y superficies con las que tiene contacto. Requiere un alto consumo de agua: Es necesaria su dilución y al ser una sustancia inestable, pierde efectividad al poco tiempo, por lo que requiere preparaciones frecuentes.[8] Su producción genera un irreversible impacto medioambiental y social por la liberación de gases y sustancias tóxicas, que en el caso de humanos está asociado a deformaciones congénitas de desarrollo. Al ser desechado contamina mantos acuíferos
Sales cuaternarias de amonio (Desinfectantes en aerosol) 10 minutos (o menos, si se entra en contacto de nuevo con algún patógeno) Salud humana: Estudios recientes indican que además de ser altamente cancerígenas, pueden ocasionar problemas de fertilidad, alteración endocrina y asma ocupacional.[9] Impacto ambiental: Contaminan las vías pluviales y afectan las cadenas alimenticias del ecosistema. Genera toxicidad marina. Se sabe que este tipo de sustancias son tóxicas para el plancton. Genera resistencia bacteriana
Alcohol Menos de 5 minutos, ya que al evaporarse y entrar en contacto de nuevo con algún patógeno la superficie vuelve a contaminarse. Es importante distinguir que hay una diferencia significativa entre los tipos de alcoholes comercializados y la efectividad de su uso: Isopropílico: Mejor desempeño como BACTERICIDAEtílico: Mejor desempeño como VIRUCIDA Ambos en concentraciones superiores al 70%[10] Salud humana: Irritación de piel y mucosas, libera gases tóxicos. No elimina todas las bacterias ni virus y no es efectivo contra esporas. Se absorbe por la piel por lo que afecta la salud. Impacto ambiental: Su efectividad real implica el lavado previo de manos. Se ha demostrado que desinfectarse las manos únicamente elimina menos del 20% de los patógenos, mientras que si se combina con lavado de manos la efectividad supera el 90%. Es volátil y flamable.
Nano biomolécula Ingrediente activo de la marca Éviter   12 horas en piel y mucosas 72 horas en superficies 10 días en textiles Ninguno. Salud humana y animal: Es totalmente inocua. No genera irritación en piel y mucosas sanas ni irritadas, no es tóxica ni corrosiva. No genera resistencia bacteriana. Es efectiva contra un amplio espectro de patógenos: virus (SARS Cov2, Herpes, VPH, entre otros), micobacterias, bacterias, hongos y esporas. Impacto ambiental: Su uso no requiere dilución, ni enjuague, por lo que hay ahorro en el consumo de agua, no libera gases tóxicos, así que no contamina el medio ambiente ni el agua. Es 100% biodegradable.

[1] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/2203370/

[2] https://www.eea.europa.eu/publications/covid-19-and-europe-s

[3] Ibid.

[4]https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7498239/#:~:text=Overall%2C%20the%20pandemic%20has%20caused,et%20al.%2C%202020).

[5] Ibid.

[6]https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7498239/#:~:text=Overall%2C%20the%20pandemic%20has%20caused,et%20al.%2C%202020).

[7] https://www.gestiondelriesgo.org/hipoclorito-de-sodio-uso-domestico/

[8] https://ehs.stanford.edu/reference/sodium-hypochlorite-bleach

[9] https://www.ehn.org/quats-health-covid-disinfectant-2650608215/bacterial-resistance

[10] https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182017000200010