Chequeo emocional
Hania Sosa / Psicóloga
Si eres una de esas tantas personas que tiene algún padecimiento de salud para el cual se requiere realizar un chequeo diario para saber que todo marcha bien o para resolver la situación si acaso anduviera mal, seguramente tienes muy claro lo que es estar al tanto de una cuestión de salud todos los días.
Si tienes la suerte de gozar de cierto nivel de salud que no te haga verte obligado a esto, pero quizás tienes a alguien cerca o algún conocido que tenga que estarse checando el azúcar (por ejemplo) o la presión arterial, también puedes darte una idea de lo que estoy por compartir.
Existen muchos padecimientos que requieren de un monitoreo cuando ya están diagnosticados o detectados; sin embargo, previo a que estos padecimientos se volvieran un asunto más delicado, siempre nos van dando señales anticipatorias de que algo en nuestro cuerpo no está en su estado óptimo y que pudiéramos modificar nuestros hábitos para evitar que aquellos síntomas iniciales se conviertan en una enfermedad. ¿Qué pensarías si te dijera que lo mismo podemos hacer pero a nivel emocional?
Todos los días vivimos situaciones que nos generan diversas emociones o sentimientos. A veces esas situaciones no van a necesitar mucho de nuestra atención, pero existen otras ocasiones en que, a pesar de que sí sea importante prestarles mayor atención, no lo hacemos.
Cuando esto sucede, es posible que dejemos pasar días, semanas e incluso meses o años con temas que se van enquistando en nuestro interior y que van mermando nuestra capacidad de disfrutar la vida. Ocasionalmente, dichos acontecimientos son tan molestos o incómodos que no los atendemos porque nos implicaría mucho esfuerzo, y quizás porque aún no contamos con las herramientas necesarias para darle solución o simplemente para compartirlo, entonces aunque están ahí latentes, incomodándonos de otra manera pero finalmente quitándonos nuestra paz, tratamos de distraernos con ocupaciones para evitar estar pensando en aquello; pero también hay muchos más momentos en los que quizás aquellos acontecimientos sean en realidad sencillos y no los abordamos por flojera o por minimizarlos.
Pues bien, hacer esto es como no hacerle caso al hecho de que el pantalón ya nos aprieta y seguir comiendo de la misma manera que siempre. Tarde o temprano el cuerpo nos va a mandar otra señal que sea más fuerte y que no nos permita seguirla ignorando, no sólo en temas de salud física sino también en las cuestiones emocionales.
Lo que tiende a ocurrir es que el cuerpo nos empieza a mandar episodios de ansiedad por una saturación de todo aquello no resuelto. ¿Cómo evitamos llegar a eso? Haciendo un chequeo emocional diario.
Antes de irte a dormir puedes aprovechar unos minutos para hacerte las siguientes preguntas:
¿Cómo me sentí hoy?
¿Hubo algún sentimiento desagradable?
¿Lo dije? ¿Lo resolví?
De ahí puedes partir para analizar qué sentimientos estás reprimiendo, qué situaciones no estás resolviendo y proponerte hacer algo al respecto al día siguiente para no dejarlo pasar más tiempo y que se sigan acumulando con las nuevas vivencias.
Haciendo este breve pero poderoso chequeo emocional podrás vivir cada día con mayor ligereza, evitando posibles episodios de ansiedad y también evitando que se generen rencores que te impidan tener relaciones más satisfactorias y una experiencia de vida más feliz.