Cambiar de ciclo escolar tiene sus retos

Aprendiendo a ser feliz/ Por Psic. Hania Sosa

Como madre o padre de familia, puedes ayudar a que tu adolescente se sienta comprendido si conectas con las experiencias que viviste cuando tenías su edad

Hace poco preguntaba a mis lectores sobre qué temas les gustaría que escribiera, pues de pronto conectar con la inspiración puede costar un poco de trabajo y leer sus sugerencias también ayuda mucho.

Uno de ellos me decía que escribiera sobre lo que sucede cuando los estudiantes pasan de primaria a secundaria, o de secundaria a preparatoria; particularmente sobre los retos que esto representa para ellos.

Cuando leí la sugerencia pensé: “Claro, es que cuando ya pasamos esa etapa, se nos olvida lo difícil que puede llegar a ser”; y bueno, estamos justo en esa época del año en que los adolescentes se enfrentan a este desafío, pero como este es un artículo que seguramente no va a ser leído por los ellos, me gustaría compartir algunas sugerencias para las mamás y los papás de esos jóvenes que están viviendo esos momentos.

Lo primero en lo que quisiera hacer énfasis, es en que para los adolescentes lo más importante y a lo que dedican la mayor parte de sus energías, es justo al hecho de lograr sentirse “parte de”. Cuando un joven termina la primaria, alrededor de los 12 años, ha terminado también la etapa del desarrollo en que debía descubrir algunas de sus habilidades y debía haber logrado sentirse parte de su núcleo familiar. Una vez que se ha subido ese escalón, el siguiente es probar esas habilidades y empezar a sentirse parte de la sociedad. Su mamá y su papá ya no son lo más importante para ellos (esto incluso pudo haber empezado a suceder a los once años o un poco menos); ahora quieren saberse parte de un grupo social y por eso es que puede causarles tanta angustia o preocupación lo que sus pares puedan decir o pensar acerca de ellos. Así que decirle a tu hijo/a “no te preocupes” o “no es importante”, equivale a que a ti te digan “échale ganas”, cuando estás sumergido/a en una depresión.

Como madre o padre de familia, puedes ayudar a que tu adolescente se sienta comprendido/a si conectas con las experiencias que viviste

cuando tenías su edad, sobre todo aquellas experiencias de dificultad; cuéntaselas. Tu hijo/a necesita escuchar que lo que vive es normal, que sí es complicado, que a ti también te pasó, pero díselo siendo empático/a con el sentimiento, y no minimizando su sentir.

Si esto no resulta, no descartes llevarle a que platique con algún profesional que pueda escucharle y orientarle. Muy probablemente no requiera mucha ayuda, pero si le das importancia a esta etapa, ten por seguro que abrirás una puerta que le ayudará más de lo que te imaginas.