Un monstruo que va creciendo. El suicidio en jóvenes
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico Familiar
¿Será secundario a las nuevas costumbres y leyes que se están proclamando? Antes no me podía poner triste porque mi madre agarraba el cinto y me daba con él, y si no, con lo que alcanzaba a agarrar. Esos objetos el cinto, la plancha, el vaso o lo que se encontraba al paso de mi mamá fueron para mí un psicólogo o un psiquiatra. Con eso se me quitaba la tristeza y la ansiedad.
Hoy en día, las tasas de suicidio en jóvenes están aumentando como una bola de nieve, por cada 10 suicidios, 8 son hombres y 2 mujeres, repuntando en edades desde los 10 hasta los 30 años. Los trastornos de ansiedad y estrés emocional están repuntando como un problema de salud pública a nivel global, nacional y local.
Tenía una médico pasante de 23 años, su vestimenta con tendencia a Emo, tipo gótica, con el pelo pintado de amarillo y azul de las puntas, las sombras de sus ojos las recalcaba al final de ambos cantos externos resaltando un rasgo oriental, y una vestimenta en su gran mayoría negra u oscura y botas o zapatos de plataforma, extravagante, alucinante, con brazaletes en ambos antebrazos, que se notaba desde cualquier lugar.
Un día que llegué a su oficina tenía una paciente, al llegar le pregunté por cortesía o educación ¿Qué tal doctora como está? Ella me contesto: “Mal, ¿no me ve?, me siento mal, me quiero suicidar, tengo en estos momentos una crisis conversiva y no puedo terminar con mi consulta.”
La paciente inmediatamente entró en la conversación: “¡Ay sí!, está más mal que yo (se levantó inmediatamente) ¿me puede atender otro médico?”
-Claro que sí, venga, ahorita la cambio de médico.
Inmediatamente regresé con ella y le pregunté: “¿Doctora, si te sientes mal por qué no se retira?, vaya a descansar a su casa, tómese sus medicamentos y trate de descansar…
-“No puedo doctor, cuando me siento sola, me da por desangrarme al cortarme las venas de las muñecas (se levantaba sus brazaletes demostrando las cicatrices por intento de suicidio en ambos antebrazos)”
– “¡Qué difícil situación!, ¿y en qué le puedo ayudar?, dígame, porque ya me puso en una situación incómoda, ¿me la llevo al hospital al área de urgencias para que la valore el psiquiatra? ¿O la llevo a urgencias, la canalizo, y que esté en vigilancia por el personal de enfermería?”
Inmediatamente aceptó, se canalizó y duró el resto de su jornada en observación. Al término le pedí al médico en turno que la diera de alta previa revaloración, agregando que no era posible porque seguía con ideas suicidas, por lo que se trasladó en ambulancia al HGZ 33 donde fue remitida a un hospital psiquiátrico permaneciendo por 2 semanas.
Así de frágil está la situación en este tipo de personas con trastornos depresivos con tendencias suicidas, no podemos separarnos, ni dejar de pensar que, estando solos, es la entrada a una muerta programada y que las ideas suicidas se incrementan.
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