Como desintegrar un hijo de la sociedad
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
La nueva generación de jóvenes sufre antes de corregirlos, y cuando uno los está corrigiendo, entran a lo que ahora llaman “una crisis”; antes no se usaban esas palabras, ahora son tan comunes como los accidentes de moto, o ver a los adolescentes con un vapeador fumando o consumiendo drogas.
Al estar con la joven médico en su pasantía, se le pidió retirar una uña encarnada, a lo que ella respondió:
- No, no sé quitarla, que venga mañana.
- Pero le estoy dando una orden
- Sé, pero no sé hacer esos procedimientos, así que no, que venga mañana.
Al estar corrigiéndola para que cambiara las respuestas, y pedir que se le podía enseñar el procedimiento, volvió a negarse, acto seguido, al sentirse atacada se levantó comentando que se tenía que retirar por estar en una “crisis emocional”.
Sí, es cierto que los tiempos de antes nunca van a regresar, me costaron cintarazos, gritos insultantes de holgazán bueno para nada, y aquí estoy, escribiendo para mi columna.
En el sermón, el padre Juan de la Parroquia María Auxiliadora de la colonia Arboledas, dijo: “Se quemarán en el infierno aquellos malos llenos de ira, que no alcanzan a comprender lo hermoso de la vida y del amor que nos regala con un nuevo día”.
La desintegración de los jóvenes a la sociedad es cada día muy evidente, responden con negativas, no desean integrarse, pues una respuesta para ellos es “voy a hablar con mi coordinador para que me cambie de clínica”, o ya no quiero ir a urgencias mientras esté la doctora que me pidió sacar la uña.
¿Qué le enseñaron en su casa? En su casa, ¿le enseñaron a no ser corregida y que ella siempre tiene la razón? La madurez emocional queda bien establecida cuando las personas se enfrentan a una sociedad que modifica nuestros pensamientos fuera de casa, y si en nuestra casa no nos enseñan los retos, los cambios, lo bueno y lo malo, la tolerancia a la frustración, obvio vamos a caer en una crisis de ansiedad por no saber cómo actuar o responder antes estas situaciones.
La tolerancia a la frustración debe quedar bien establecida al salir de casa, para no caer en vicios, conductas, malversaciones, irregularidades, perturbaciones emocionales, coloquios incomprendidos, infortunios, ininteligibilidad, indiferencia, ruindad, displicencia, desconocimiento, y finalmente desinterés.
Por eso pido por este medio, que a sus hijos soliciten hacer el aseo de su cuarto, que laven sus platos donde comen, que doblen su ropa, que laven su ropa, que planchen su ropa, que se enseñen a cocinar, que se enseñen a hablar de usted y respetar a las personas, a que se quiten el sombrero o la cachucha al entrar a una nueva casa, a la iglesia o al conocer a las personas, a abrir la puerta para que se sienten las mujeres o los adultos mayores, a ayudar en las actividades del hogar, y finalmente, como dijo mi mama, enséñate a hacer todo eso, por si te casas con una mujer güevona para que tú lo hagas.