Fuente de la Amistad
Voceros Incansables / Por Félix Fernando Baños
Primera Parte
La Fuente de la Amistad, que se encuentra desde 2011 al comienzo de la calle Zaragoza en el punto en que se une el Malecón con el Malecón de la Marina, es una réplica de la que se inauguró en 1982 a la entrada de Stearn’s Wharf en Santa Bárbara para conmemorar el segundo centenario de la ciudad. Su autor es el arquitecto Gil García.
Por “réplica” se entiende la repetición que el mismo autor hace de una obra de arte suya, originalmente concebida como pieza única. Cuando quien la repite no es el autor, sino otro artista, no es una réplica sino una copia.
Como ejemplo de estos conceptos, podemos citar el caso de “El Niño Sobre el Caballo de Mar”, del maestro Francisco Rafael Zamarripa Castañeda. La escultura original se instaló en la playa de Pilitas en 1968. En 1976, el maestro Zamarripa hizo la réplica de su obra, que es la que vemos en el Malecón. Y en 1979 el escultor Martín González Ibarra talló en piedra una copia de “El Niño Sobre el Caballo de Mar”, como obsequio del H. Ayuntamiento de Puerto Vallarta a Santa Bárbara, en una de cuyas playas se encuentra.
La Fuente de la Amistad está formada por un voluminoso cilindro central, rematado en un domo y rodeado por un borde convexo, al que circunda una taza circular de menor altura y cuatro metros de diámetro, también de borde convexo. Por el domo escurre el agua que brota de su centro y cae por el borde del cilindro a un depósito anular forrado de azulejos, espacio libre dejado entre el cilindro central y la taza. Unas molduras recorren el exterior de la taza, puestas bajo su borde y adornando su desplante del pavimento, de manera que luzca entre ellas la belleza de la piedra rosada con que está construida.
El arquitecto Gil García proyectó la Fuente de la Amistad como pedestal de esculturas de delfines, a quienes debe su nombre porque simbolizan la amistad fraternal de estos mamíferos con los hombres al provenir del mismo origen, según un mito de creación de los chumash, amerindios que habitaron la costa de California en que se encuentra Santa Bárbara desde hace más de diez mil años y también las islas del Canal, al suroccidente.
Una de las tres islas del Canal es Santa Cruz. Cuando la diosa Hutash, la Madre Tierra, vio cómo se habían multiplicado allí los chumash, creó el arco iris como un puente que los llevaría a la costa, pero les advirtió que no miraran hacia abajo cuando estuvieran en la parte más alta al cruzarlo, porque se marearían y caerían al mar. Algunos no hicieron caso de la advertencia de la diosa, quien, para evitar que se ahogaran, los convirtió en delfines. Por eso los delfines son amistosos con los navegantes, a quienes ayudan en lo que pueden. Por su parte, los chumash siempre los consideraron sus parientes. fbanoslopez80@gmail.com