Beatriz G. Müller, excepcional

Letras Sahumerias

Es de admirar la renuncia planteada por la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, coloca en su lugar de forma tácita el sentir de las mujeres mexicanas

Marisú Ramírez

La declaración de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller fue y será trascendental:

“…Tenemos que empezar a pensar y actuar diferente. Por ello hoy he venido a proponerles que pongamos fin a la idea de la Primera Dama. ¿Por qué? En México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda.”

Me parece sensata y sobe todo, ejemplar esta propuesta de la doctora Gutiérrez Müller, esposa del Presidente electo de México a poco más de 30 días del término del tránsito político de los comicios electorales. A los simpatizantes reunidos en Minatitlán, Veracruz y a todos los que escuchamos estas palabras realmente nos puso la piel de gallina, la conclusión es: está tocando a la puerta de México una transformación en todos los sentidos y con dirección social.

El rastreo de la asignación legal de la denominación de “Primera Dama de México” está debidamente referenciado en el artículo 23 del Reglamento del Estado Mayor Presidencial, institución que desaparecerá para integrarse a la Secretaría de la Defensa Nacional, tal como lo adelantó el mandatario electo a la Presidencia de la República, Manuel López Obrador: ahí en Minatitlán, las mujeres se regocijaron al escuchar que no debe haber mujeres de primera y de segunda, todas somos iguales, como lo expresó la doctora Beatriz Gutiérrez Müller.

He realizado amplia revisión de diversos textos relacionados a este interesante tema, entre ellos el estudio de Alicia Aguilar Castro “Primeras damas, las ausentes presentes: Historia de mujeres mexicanas”; también la autora Sara Sefchovich aporta interesantes datos en su obra “Las esposas de los gobernantes de México: Historia de un olvido y relato de un fracaso”; la aportación de datos históricos e interpretaciones de este asunto, sobre todo se comprende que el desempeño de estas singulares mujeres es acompañar al mandatario, supervisar que los programas sociales se apliquen y se rindan cuentas claras.

Como se sabe, es un cargo honorario sin repercusión en las atribuciones del ejecutivo federal. La función de primera dama se ha copiado de otras naciones diría que por usos y costumbres. Cito un ejemplo: mujeres que no han sido cónyuges de los presidentes han encabezado este rol, refiero cuando el mandatario era viudo, no estaba casado y aun estándolo su compañera estaba impedida para efectuar la función. El entonces presidente Plutarco Elías Calles, pidió a su primogénita Hortensia jugara ese rol o la hija del mandatario Gustavo Díaz Ordaz, Guadalupe Díaz Borja quien también apoyó a su padre, conscientes que sus labores no fueron ni son actualmente oficiales, sin embargo, están presentes en actos oficiales, deportivos y sociales, además de otros de índole internacional.

Es de admirar la renuncia planteada por la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, coloca en su lugar de forma tácita el sentir de las mujeres mexicanas; de ninguna forma es inofensivo, ofende a la tradición desintegradora del hacer femenino de las clases “altas” tradición histórica o copia de otras naciones, lo interesante es la necesidad de reconocer a todas las mujeres en su justa dimensión de igualdad y transformadoras.

Este asunto tiene principio y ahora punto final en México con la declaración de la doctora Gutiérrez Müller. En los Estados Unidos de Norteamérica se encuentra a la creadora de esta distinción, Martha Washington (1789-1797), se menciona que la instauración de la democracia en esa nación se dio la antesala del concepto primera dama; la esposa del entonces mandatario más poderoso del mundo George Washington, estuvo al frente del gobierno, la señora Martha lo hizo desde la Casa Blanca mediante la organización de todos los eventos sociales.

Después se imitó en varias naciones para reconocer a la esposa del mandatario, sin olvidar que muchas de ellas rebasaron en sus funciones, destacando y proyectándose en la política y la cultura, ejemplos históricos sobran, habrá que revisar la historia de las primeras damas. masryram@msn.com