Unir territorios complejos
La ciudad imaginada /José Alfonso Baños Francia
Las ciudades son centros de innovación y generación de riqueza, pero también asiento de múltiples formas de desigualdad y pobreza. Del total de la población mundial, una tercera parte vive en ambientes inadecuados, en colonias periféricas, con escasa calidad en los servicios y variadas formas de marginación.
En Latinoamérica, el fenómeno urbano da cuenta de la grave inequidad en las condiciones de habitabilidad y provisión de servicios; así, mientras hay pocos sitios privilegiados en Sao Paulo o Ciudad de México, sobran barrios rudos y estigmatizados.
Una estrategia para reducir este diferencial ha sido atender la movilidad de la clase trabajadora, que tiene que trasladarse a las fuentes de empleo, localizadas tradicionalmente en áreas de clase media o alta. Una iniciativa pionera ocurrió en Curitiba, capital del estado de Paraná, en Brasil, donde desde 1970, un equipo liderado por Jaime Lerner se propuso mejorar el transporte masivo mediante la puesta en operación de corredores de movilidad con rutas alimentadoras. Esta conversión ocurrió con autobuses que se desplazan en carriles confinados para hacer más eficiente el traslado mediante BRT (Bus Rapid Transit, por sus siglas en inglés) y que sirvió de inspiración en muchas urbes, particularmente en el sur global.
Animados por esta decisión renovadora, en Medellín (Colombia) se apostó por el urbanismo social, dotando de las mejores infraestructuras a los barrios más carenciados. Un resultado emblemático fue la puesta en operación del Metrocable, que consiste en un sistema de teleféricos para movilizar pasajeros. Actualmente cuenta con seis líneas de servicio, sumando una extensión de casi 15 kilómetros, a través de quince estaciones adaptadas con dispositivos de movilidad universal para facilitar la experiencia de personas con motricidad reducida.
Las ventajas otorgadas por esta modalidad de transporte influyeron en la instalación de infraestructuras similares en Río de Janeiro, en particular en la favela de Complexo do Alemão, así como en La Paz, capital de Bolivia.
En la zona metropolitana del Valle de México, también se adoptaron teleféricos para el transporte colectivo. Para el Estado de México, se decidió la habilitación del Mexicable, que consta de 7 estaciones a lo largo de 4.9 kilómetros que conecta zonas aisladas y de difícil acceso con los medios de transporte existentes. La primera línea se encuentra en la parte alta de la sierra de Guadalupe, mientras la segunda partirá del mismo lugar y tiene como objetivo el Centro de Transferencia de Movilidad (CETRAM) de Indios Verdes.
Por lo que respecta a la Ciudad de México, actualmente hay dos líneas de CableBus: la primera, uniendo Indios Verdes con Cuautepec en la alcaldía Gustavo A. Madero, y la segunda, en la alcaldía Iztapalapa. Los tramos cubiertos por ambas secciones son mayores a 20 kilómetros y suceden mediante cabinas que pueden transportar hasta 10 personas y se desplazan a 6 metros por segundo. Según información oficial, este medio de transporte permite ahorro de tiempo y esfuerzo a los pasajeros por un periodo de hasta hora y media.
Estas infraestructuras para la movilidad son un aliciente para adoptar el derecho a los mejores recursos de las ciudades para sus habitantes. Mientras en nuestra región el único teleférico es usado por un selecto grupo de turistas al interior de un hotel de lujo, seguimos careciendo de apuestas inteligentes para unir territorios complejos y excluidos de las políticas públicas y la prosperidad comunitaria.