Un día sin luz: cómo un apagón nos mostró la fragilidad de nuestra sociedad
Planeta Luna / Por: Consuelo Elipe
Increíblemente en España y Portugal tuvimos un apagón total.
Yo estaba en la calle en una tienda, y de repente, se fue la luz, la verdad en ese momento pensé que solo era ahí y todo el mundo pensó lo mismo, así que tranquila salí y me fui al bus.
Estando esperando, una chica se me acercó y me preguntó que si sabía cómo podía llegar al aeropuerto porque el metro no funcionaba y que si yo tenía internet. Claro, vimos que no, que no había internet ni teléfono. Empezamos a ver salir de todos los negocios a gente despistada, personas que salían del metro buscando opciones, y nos dimos cuenta que sí pasaba algo. Ya en el bus vimos que no funcionaban los semáforos en todo el recorrido, y que por tanto no era algo de un barrio, que en la puerta de todos los edificios había mucha gente, y que el tráfico de personas caminando era más de lo normal.
Llegamos a casa bien, pero pensamos que no podíamos calentar comida, afortunadamente el súper de al lado podía cobrar y tenía luz con su grupo electrógeno.
Y lo más fascinante, vivimos en un piso 10, hoy sin ascensor, así que llegamos con la lengua fuera. Llegando arriba por fin, empezamos a tratar de prevenir que hacer si esto duraba como parecía. Buscamos velas, y una radio que es lo único que nos podía mantener unidos al mundo, pero no teníamos radio porque ¡la radio ya la escuchamos por internet! Empecé a buscar por todos los armarios porque sabía que alguna radio antigua de las de pilas teníamos y sí encontré 3, ¡pero no funcionaban!
Decidí volver a bajar de nuevo a una tienda de las que venden de todo, lo llamamos todos “el chino”, prometo que sin ningún ánimo de ofender. Y la gran sorpresa es que había una fila enorme, todo oscuro y los dependientes atendían desde la puerta a todo el mundo pidiendo lo mismo, velas, linternas, pilas y radios. Ya no había de casi nada, pude comprar una linterna y unas pilas.
Vuelta a subir los 10 pisos, y por fortuna, con las pilas nuevas uno de los aparatos de radio funcionó y al menos estamos con información y con comunicación con el mundo exterior.
Increíble lo frágil que es nuestra sociedad.
En un instante nos hemos quedado sin internet, televisión, teléfono, trabajo, semáforos, metro, trenes, hospitales en crisis, filas interminables para los taxis, restaurantes, bares y tiendas sin poder cobrar, neveras en las que se puede estropear todo, personas que no pueden volver a casa, cines, teatros y museos cerrados, actividades turísticas y así hasta el infinito… ¡Y que gran lección!
Hoy en minutos me he dado cuenta que necesitamos una radio con pilas, que necesitamos llevar dinero efectivo en el bolsillo y tener en casa dinero, porque tampoco los cajeros funcionan y no podemos pagar de otro modo para conseguir cosas, agua potable, porque, aunque hoy tengamos agua, seguro que podemos no tenerla en algún momento, ya están diciendo que habrá agua mientras puedan dar el servicio ya que sus bombas de agua también van con electricidad.
La gente más joven, sobre todo, no sabe ni leer un mapa sino es por Google maps, así que andan perdidos por la ciudad, quizás así se den cuenta que todavía podemos preguntar a alguien y ¡oh milagro! la gente contesta y te guía.
¿Somos conscientes de que tipo de sociedad hemos creado? ¿Nos damos cuenta que grado de fragilidad tenemos?
No podemos hacer absolutamente nada sin luz ni sin internet, y además a los que no hemos querido ser tan tecnológicos nos tratan de estúpidos, de antiguos, de porque no queremos tener todo el celular, de porque no pago con el teléfono…pues sencillamente ¡porque no me da la gana!
Pues el día ha ido pasando y seguimos igual, sin luz mientras la luz solar se va haciendo más débil y da un poco de miedo pensar en una ciudad como Madrid a oscuras, de noche y lo que pueda pasar. Ya ha pedido el alcalde al presidente del gobierno que el ejército apoye a la policía. Con este presidente…cualquier cosa puede pasar, seguro que a Madrid nos lo manda cuando ya sea un desastre para culpar a nuestro Gobierno de la Comunidad, no va a perder él una oportunidad, siendo la persona sin moral ni limites que es.
He vuelto a bajar al súper porque nos hemos ido poniendo nerviosos de ver que no teníamos mucha comida para comer frío y esto no se sabe cuánto dure, algunas zonas pequeñas están recuperando la luz. El supermercado era zona de guerra, no quedaba ni una lata, ni una botella de agua, ni pan…ni nada,
¿Aprendimos algo de la pandemia?
Hay mucha gente que esta refugiada en sus oficinas porque no puede volver a casa, otros muchos llevan todo el día intentándolo.
En esta sociedad tan avanzada no se puede poner gasolina en los autos porque no funcionan los surtidores, y qué decir de los coches eléctricos que casi nos los meten por los ojos todos estos ecológicos histéricos, a ver si nos cuentan cómo cargarlos hoy. Confío que la luz vuelva pronto, y sobre todo que la luz vuelva a esta sociedad absurda en al que nos hemos convertido