Tienes la pareja para la que te alcanza
Aprendiendo a ser feliz / Psicóloga Hania Sosa
¡Qué frase tan fuerte y tan cierta al mismo tiempo!
No sólo en consulta de psicoterapia, sino también en las conversaciones cotidianas, los temas que se tienden a escuchar con mayor frecuencia son aquellos que tratan sobre las relaciones de pareja; ya sea que hablemos de algún problema o también de los logros que se alcanzan en la relación. Al final de cuentas, para ambos casos el resultado es el mismo: ya sea que te suelas estar quejando por la pareja que tienes o que te la pases compartiendo sus éxitos, aquello que tienes como relación es para lo que te alcanzó.
Salvo casos excepcionales (como lo puede ser una violación), no somos víctimas al interior de la relación que tenemos. La persona que está ocupando el lugar de nuestra pareja es alguien que resulta compatible con nuestro nivel de ser. Es imposible que goces de una excelente salud mental y que al mismo tiempo tengas una pareja a la que no se le encuentra ninguna señal de cordura. No por nada existen las frases como “nuestros demonios se entienden”, “siempre hay un roto para un descosido”, etc.
No atraemos lo que queremos, atraemos lo que somos; y no me estoy refiriendo a cuestiones energéticas y/o de la ley de la atracción. Me refiero a la atracción en términos “terrenales”. Nos atrae lo que físicamente es compatible con nosotros, también nos atrae la forma de pensar, los pasatiempos, la filosofía de vida y hasta los traumas de la otra persona.
A lo mejor al principio de la relación esto no resulte problema alguno; quizás disfrutas de las mieles del enamoramiento y todo parece ser tan compatible como la miel y las hojuelas, pero ¿por qué entonces después comienzan las quejas? ¿Por qué me deja de gustar la relación?
Hay muchas respuestas a estas (aparentemente) simples preguntas, pero en lo que me quiero concentrar es en el hecho de que al principio de una relación, quizás los defectos de mi pareja no me resultaban tan desagradables no sólo por los efectos del enamoramiento, sino porque en ese momento de la vida, la forma de ser de mi pareja resultaba mayormente compatible con mi forma de ser; y podemos pensarlo tal cual como si hubiéramos ido a la tienda de artículos de computación y compraste el aparato para el cual te alcanzó. En ese momento, lo que tenías en tu cuenta bancaria te permitió adquirir ese producto en específico. Sin embargo, con el tiempo quizás ocurrió una de dos opciones: o ese producto se desgastó demasiado y se devaluó, o tú estuviste invirtiendo en ti mismo/a y entonces ahora tu “valor” es mayor al del producto que habías adquirido.
En otras palabras, si te estás quejando constantemente de la pareja que tienes, puede ser porque esa pareja dejó de comportarse de una forma que antes solía hacer, dejó de aportar lo suficiente como para que te sintieras satisfecho/a dentro de la relación… o tú fuiste el/la que cambió: creciste interiormente, modificaste malos hábitos o tu forma de pensar y entonces ya no existe esa compatibilidad que existió anteriormente.
El asunto es que, si tu queja es constante, pero sigues dentro de la relación, quiere decir que aún no te alcanza para más. Sigues ahí porque no has invertido lo suficiente (en trabajo interior, en esfuerzo, en atreverse a que duela y soltar) para poder decir “¡Ya!”; entonces te quedas porque es para lo que te alcanza. Por eso es que no somos víctimas de nuestra pareja. Somos corresponsables de la relación.
¿No te gusta lo que recibes? Averigua entonces si te alcanza para más.