La importancia de la salud mental

SanaMente / Por: Ana Paula González Toledo / Médico Cirujano Psiquiatra

En un mundo donde nuestro valor como individuos se ve medido por la capacidad para ser productivos resulta irónico que los temas de salud mental sean vistos como algo de poca relevancia
Ana Paula González Toledo, Médico Cirujano Psiquiatra

Pocas personas saben que en Japón, hubo más muertes por suicidio en el mes de octubre del año 2020 que por Covid-19 en todo el mismo año, que según la Organización Mundial de la Salud la depresión es la  primera causa de discapacidad en el planeta, que han nombrado a la ansiedad como la enfermedad del siglo, que en México por cada 10 personas con enfermedad mental, solo dos recibirán ayuda y que a pesar de todo esto, solo el 2% del gasto mundial se destina a prevenir y tratar las enfermedades mentales.

En un mundo donde nuestro valor como individuos se ve medido por la capacidad para ser productivos resulta irónico que los temas de salud mental sean vistos como algo de poca relevancia, a pesar de que es la misma mente la organizadora de todas las actividades que realizamos.

Aun cuando se tienen estos alarmantes datos y en pleno siglo XXI se considera que el estigma hacia los padecimientos psicológicos y psiquiátricos de la mano con la falta de instalaciones destinadas a tratar y prevenir de manera adecuada los padecimientos psicológicos, son las barreras más importantes a la que nos enfrentamos día con día los profesionales de la salud, un ejemplo claro y actual de estigma es el hecho que; uno de cada cuatro hombres sufre una enfermedad mental y que aun así, solo la mitad de los afectados hablan con alguien al respecto, de allí que de todos los suicidios el 75% son cometidos por hombres.

Si bien estos problemas que ya existían, antes de la pandemia por Covid-19 la misma no ha hizo más que evidenciarlos en mayor medida. Se prevenía un colapso del sistema de salud, me refiero a las áreas de cuidados intensivos, de las áreas de urgencias, de un probable desabasto de insumos y de camas disponibles, pero nunca se previó la magnitud de la ola estilo tsunami de ansiedad, depresión y muertes por suicidio, que esta pandemia desataría.

El desempleo masivo, el aislamiento social y la incertidumbre están pasando factura a millones de personas en todo el mundo. La demanda en servicios de salud mental rebasa al sistema, y de eso no se habla y para eso no hay vacuna.

Es un área a la que se le debe prestar atención, buscando eliminar el estigma de manera urgente, diseñar espacios dentro de la comunidad seguros y dignos para tratar a quienes ya padecen una enfermedad mental, pero sobre todo para prevenir y enseñar a las próximas generaciones a no descuidar -sino a priorizar- desde edades tempranas, las medidas básicas de higiene mental y autorregulación emocional.

Necesitamos hablar más de la mente, crear un diálogo y un discurso que se vuelva cotidiano y normal, generar interés y asombro tanto de la mente individual como de la colectiva, tanto de sus virtudes, como de sus defectos. Pues es por medio de la mente que construimos y percibimos la realidad, la piedra angular de la que depende por completo nuestra calidad de vida, estemos conscientes o no de ello.                                                                                                                                                       

Ana Paula González Toledo.

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