Si tienes alrededor de 25 años, esta reflexión es para ti
Aprendiendo a vivir / Por: Hania Sosa / Psicóloga

Los adultos jóvenes que actualmente rondan los 25 años están experimentando una presión psicológica que en décadas anteriores no se manifestaba con la misma intensidad.
Si bien siempre han existido presiones sociales vinculadas a la idea de que “debemos” alcanzar ciertos logros a determinada edad (como casarse antes de los 30), hoy esa exigencia ha mutado. Ya no son solo mandatos externos, sino autoimpuestos, generando una carga emocional que deriva en frustración y ansiedad.
La trampa de la comparación
En consulta, observo cada vez más a estos jóvenes sumidos en estados de ánimo negativos por creer que “no han logrado nada”. Algunos se comparan con sus padres, quienes a su edad ya tenían casa, auto e incluso hijos. Pero el problema real está en que la mayoría no mira a generaciones pasadas, sino a sus “pares” —entre comillas—, pues esa comparación está distorsionada por las redes sociales.
Aunque podríamos pensar que, al superar la adolescencia, dejarían de medirse contra los demás, la realidad es que siguen haciéndolo como si tuvieran 15 años. Ven a conocidos que viajan, tienen pareja, autos y una aparente “vida exitosa”, y asumen que, si su realidad no se ajusta a eso, están fracasando. Curiosamente, la propiedad inmobiliaria ya no es un referente prioritario, pues son más conscientes de lo inalcanzable que resulta hoy en comparación con generaciones anteriores.
“Todavía están en el primer cuarto de sus vidas”
Cuando cuestiono estas creencias, les recuerdo que, estadísticamente, apenas llevan el 25% de su vida. Ni siquiera han llegado a la mitad, y ya se dan por vencidos. Muchos, de hecho, tienen mejores ingresos que el promedio nacional, pero aun así se sienten en desventaja.
Es crucial que esta generación —y cualquier persona, sin importar su edad— reflexione: ¿Qué significa realmente el éxito? ¿Cuánto tiempo toma alcanzarlo? La mayoría de quienes idolatran tuvieron suerte o llevan años trabajando para estar donde están. El éxito inmediato es una ilusión, especialmente si se aspira a lograrlo de manera legal y haciendo lo que realmente les apasiona.
El mito del “éxito rápido”
Hace poco, un joven me usó como ejemplo: “Tú vives bien y te dedicas a lo que estudiaste”. Pero le expliqué que no empecé a ejercer la psicoterapia de inmediato y que mi situación actual es el resultado de 20 años de esfuerzo, no de un camino lineal ni fácil.
Esta generación, obsesionada con el éxito acelerado, necesita ajustar sus expectativas. Requieren ayuda para analizar críticamente lo que ven en redes sociales, incluso si se trata de conocidos. En mi adolescencia, las vidas idealizadas eran las de famosos en revistas, y sabíamos que eran casos excepcionales. Hoy, los jóvenes distinguen entre celebridades y “gente normal”, pero no logran ver que las vidas que admiran en sus círculos también son una versión editada de la realidad.
Conclusión: Menos comparación, más perspectiva
Urge que estos adultos jóvenes dejen de medirse con varas ajenas y comprendan que cada camino es único. El éxito no tiene un cronograma universal, y compararse con versiones idealizadas —propias o ajenas— solo conduce a la insatisfacción. La vida no es una carrera, sino un viaje personal.