Salvaguarda del Centro
La ciudad imaginada /Dr. José Alfonso Baños Francia
En las últimas semanas ha vuelto el debate sobre la gestión patrimonial en el Centro de Puerto Vallarta, debido a acciones que muestran la fragilidad de la herencia cultural en nuestra comunidad, a pesar de múltiples esfuerzos de salvaguarda.
Dos hechos vinculados al activo proceso de expansión inmobiliaria han prendido los focos amarillos: el primero, fue la demolición de una hermosa finca serrana localizada en la esquina de las calles Iturbide y Matamoros; la segunda, el rumor de que la casa conocida como “del padre”, ubicada enfrente de la demolida, fue adquirida por unos extranjeros para edificar una torre de 6 pisos en la colindancia con el templo de Guadalupe, ícono y símbolo de los vallartenses.
Vale señalar que la finca derribada no contaba con licencia para tal acción, de acuerdo a lo señalado por autoridades de la Dirección de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente y dada a conocer por medios informativos locales. Adicionalmente, el predio se encuentra dentro del polígono inscrito en el Inventario Estatal de Patrimonio Cultural de Jalisco, de acuerdo a lo publicado en el periódico oficial de nuestro estado con fecha 21 de julio del 2018. El objetivo es conservar la totalidad de la imagen urbana del Centro (también conocido como “Fundo Legal”) y considerar las medidas de protección de todos los elementos arquitectónicos de valor patrimonial comprendidos en ese perímetro.
Los esfuerzos para la salvaguarda del patrimonio cultural en Puerto Vallarta tienen una larga tradición realizándose numerosas iniciativas. La primera ocurrió en 1983 cuando el entonces Patronato Pro-Arte realizó una propuesta de reglamento de imagen urbana. A principios de la década de 1990 el Fideicomiso Puerto Vallarta lanzó el proyecto “Todos por Vallarta”, realizando una ficha individual de fincas a ser intervenidas. Posteriormente, en 1995 el Ayuntamiento vallartense, a través de la regiduría de Cultura en coordinación con la delegación Jalisco del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) formuló un inventario de fincas de valor edificado y propuso un Reglamento para la conservación arquitectónica aprobado en la última sesión de cabildo de esa administración pero que no fue publicado en la respectiva Gaceta municipal.
En 2004, el Colegio de Arquitectos de Puerto Vallarta (CAPV) generó información visual y gráfica de fincas valiosas en el Centro para retomar en 2010 el inventario de bienes de valor resultando en 261 unidades a ser conservadas. Y en 2014, el Ayuntamiento formuló 60 fichas de patrimonio arquitectónico siendo entregadas a la Secretaria de Cultura de Jalisco para su inscripción en el Inventario designado por la Ley de Pao y sus municipios del 2014.
Los vallartenses somos herederos de una vasta herencia natural y cultural que fueron el fundamento de la vocación turística. Contradictoriamente son los dos ámbitos más atacados en los últimos años al dejarnos contagiar por el virus de la codicia sin límites y el desorden para aplicar las normas. Aún podemos salvaguardar el Centro de nuestra ciudad y para ello hace falta generosidad, compromiso y sensatez.