Renta Vacacional: impulso económico, compromiso con la seguridad y regulación responsable

Por: Miguel Ángel Reyes

Carlos Behnsen, director de la APAR, defiende una regulación justa para el sector, que genera una derrama económica tres veces mayor que el turismo tradicional y avanza en estrategias de seguridad y profesionalización.

La renta vacacional en México ha dejado de ser una alternativa emergente para convertirse en un motor turístico sólido que, además de impulsar el empleo y la recaudación fiscal, representa una derrama económica superior a la del modelo hotelero tradicional. Así lo afirma Carlos Behnsen, director de la Asociación de Administradores Profesionales de Renta Vacacional (APAR), quien destaca la urgencia de regular el sector con equilibrio, sin frenar su crecimiento ni su aportación al desarrollo económico de los destinos turísticos.

¿Cómo va el avance de la Renta Vacacional en México?

En términos generales, creo que aún existe cierto desconocimiento sobre el impacto real de la renta vacacional. A nivel nacional, hay alrededor de 900,000 habitaciones hoteleras registradas. Por otro lado, existen unas 400,000 unidades de renta vacacional, las cuales, al considerar el número de habitaciones por unidad, suman aproximadamente 600,000 habitaciones. Esta cifra nos da una idea clara de la magnitud del sector frente al hotelero.

El inventario ha crecido de manera sostenida en los últimos años, con aumentos de dos dígitos anuales, hasta alcanzar esas 600,000 habitaciones. Es una tendencia en alza.

— ¿Qué avances hay en el tema de regulación?

Como asociación, estamos totalmente a favor de una regulación, pero debe ser una regulación justa y funcional, no restrictiva como en el caso de la Ciudad de México, donde se limita el tiempo de renta, el número de habitaciones por unidad y el número de propiedades por anfitrión.

Desde APAR trabajamos en conjunto con otras dos agrupaciones: AMVITUR (Asociación Mexicana de Vivienda Turística), que se enfoca en desarrollos tipo condohotel, y TSA (Todos Somos Anfitriones), una comunidad con fuerte presencia digital. Nuestra presencia es nacional, con representantes en destinos clave como Quintana Roo, Yucatán, Oaxaca, Los Cabos, Jalisco, Nayarit, Querétaro y Ciudad de México.

— ¿Cuál es el principal reto que enfrentan?

El principal desafío es precisamente la regulación armónica. Si bien la Ciudad de México ha emitido normas restrictivas, Quintana Roo ha logrado una legislación equilibrada que beneficia a todos. El objetivo es que la renta vacacional sea reconocida como un sector formal, con reglas claras y piso parejo para todos los actores del turismo.

— ¿Qué destacaron durante su participación en el pasado Tianguis Turístico?

Buscamos posicionar a la asociación ante dos grandes públicos: las autoridades turísticas estatales y las asociaciones de hoteles. En ambos casos logramos abrir canales de diálogo.

Destacamos ante ellos el valor del sector en términos de impuesto sobre hospedaje y derrama económica. Está demostrado que por cada peso que se paga en una renta vacacional, se generan hasta cuatro pesos adicionales en el destino, ya sea en consumo de alimentos, bebidas, transporte o entretenimiento.

— ¿Esto contrasta con el modelo “todo incluido”?

Totalmente. En los modelos all inclusive, el turista tiende a consumir dentro del hotel, lo que limita la derrama local. En cambio, quien se hospeda en una renta vacacional usa el alojamiento solo para descansar y consume el resto del tiempo en negocios del destino. Es un turismo más activo y distributivo.

— ¿Cuáles fueron los resultados concretos del Tianguis Turístico?

Tuvimos reuniones productivas con las asociaciones de hoteles de Guadalajara, Puerto Vallarta, Cancún y Los Cabos, así como con la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras. Algunos sectores nos ven como competencia desleal, pero creemos en un enfoque de convivencia y colaboración. Ambos modelos —hotelería y renta vacacional— forman parte de la industria de la hospitalidad y responden a tendencias generacionales distintas.

Las generaciones jóvenes prefieren la flexibilidad y libertad que ofrece una renta vacacional. Queremos sentarnos a dialogar y generar acuerdos.

— ¿Qué representa económicamente la renta vacacional?

En cifras del 2024, el valor del mercado es de 3,365 millones de dólares solo por concepto de hospedaje, y genera una derrama económica total de 8,500 millones de dólares. En cuanto a empleo, el sector representa aproximadamente 129,000 empleos directos e indirectos, y genera 145 millones de dólares anuales en impuestos sobre hospedaje. Todo esto está creciendo año con año.

— ¿Y en los señalamientos de competencia desleal?

Los puntos críticos son: seguridad, publicidad engañosa, protección civil y cumplimiento fiscal. Por eso impulsamos la profesionalización del sector. En APAR ofrecemos capacitaciones, webinars y herramientas para elevar la calidad del servicio y cumplir con los estándares necesarios.

— En temas de seguridad, ¿cómo abordan los riesgos de fraude o abuso infantil?

Es una de nuestras prioridades más sensibles. Estamos trabajando con una empresa de seguridad para instalar cámaras conectadas a centros de inteligencia en algunas unidades, como prueba piloto en Ciudad de México. Estas permitirán registrar automáticamente quién entra y sale del alojamiento.

También promovemos controles estrictos de registro, para saber cuántos adultos y menores hay en cada unidad, y evitar excedentes o situaciones irregulares. La clave está en la tecnología y en la profesionalización continua.

La renta vacacional no es una moda pasajera, sino un componente clave del turismo moderno. Con regulación adecuada, compromiso con la seguridad y una visión integradora, puede ser un aliado poderoso para el desarrollo económico de los destinos.