Ready Player One: aventurarse en la nostalgia

Ready Player One, sin ser una de las grandes cintas de Spielberg, ni una de las peores, es una de esas películas que quizás sean más recordadas por quienes fueron sus realizadores que por el filme en sí

Steven Spielberg es uno de los nombres que más resuenan cuando se habla de la cultura moderna y cinematográfica; un director y productor cuyos filmes han sido parte de la vida de millones de jóvenes a través de las generaciones, teniendo a ‘‘Tiburón’’ (1975), ‘‘Indiana Jones: En busca del arca perdida’’ (1981)’’, ‘‘E.T. El Extraterrestre’’ (1982), y ‘‘Parque Jurásico (1993)’’ como algunos ejemplos de títulos de su autoría que han marcado para siempre la historia del cine.

Por ello resulta una extraordinaria casualidad que él mismo sea quien lleve a la pantalla grande la adaptación fílmica de ‘‘Ready Player One’’, novela de ciencia ficción con un sinfín de referencias sobre la cultura popular, donde se presenta un mundo distópico en el que Wade Watts debe encontrar un ‘‘huevo de pascua’’ en el juego de realidad virtual ‘‘OASIS’’, con el cual obtendrá una herencia millonaria dejada por el diseñador del mismo videojuego, James Halliday.

Música, videojuegos, literatura, y cine son las fuentes de inspiración en que se basa el libro (en el cual incluso Spielberg es mencionado), del que su contraparte cinematográfica hace una excelente representación, llevando a la audiencia por un recorrido audiovisual que homenajea lo mejor de la década de los ochentas y noventas.

La dirección y el trabajo actoral en Ready Player One nos conducen en esta aventura futurista de manera segura; no hay ningún riesgo creativo, así como nada particularmente reprobable: los actores cumplen su papel, sin más ni menos. Lo mismo podría decirse de su dirección de fotografía, que, si bien a nivel técnico opta por filmar en 35mm, no hace que este formato resalte por completo: una gran parte de las escenas son generadas por computadora, mientras que el resto de la cinta sucede en locaciones donde predominan los tonos grises.

Por su parte, el departamento de efectos especiales es en donde Spielberg lo ha apostado todo; él y su equipo han conseguido crear algunas de las escenas más espectaculares que la animación digital ha traído al cine, que le sacaran una sonrisa incluso al más apático espectador.

Ready Player One, sin ser una de las grandes cintas de Spielberg, ni una de las peores, es una de esas películas que quizás sean más recordadas por quienes fueron sus realizadores que por el filme en sí. Sus puntos a favor son el hecho de haber evocado esa nostalgia por las décadas pasadas, pero solo el tiempo podrá decirnos si la recordaremos con el mismo afecto que esas referencias de la cultura pop con las que todos podemos identificarnos.