Pinceladas de Historia III
Humberto Famanía Ortega
Cuando tienes raíces profundas, estas marcan una estirpe que nace en el amor a tu tierra, como lo hizo con su legado Margarita Mantecón de Garza, al escribir un libro, celebrando el primer centenario de este lugar de Puerto Vallarta Jalisco.
Cada vez que leo sus párrafos, me llenan de una energía que hacen remontarme a aquellos años de la época de oro y de grandes odiseas, es por eso que seguiré recordándola, por esa investigación que realizó, inspirada en su pueblo prodigioso. Es muy importante dejar a nuestra descendencia una historia llena de los momentos que forjaron este rincón paradisiaco.
Bien, sigue su curso la fundación de este núcleo de población denominado el Rancho de la Peñas de Santa María de Guadalupe, nacen los hijos de los fundadores, dejando como testimonio de la magnífica relación de Doña Margarita Torres de Sánchez con su nuera Doña Ambrosia Carrillo de Sánchez, ambas se distinguían por ser damas caritativas y cristianas; acudían a ellas los nuevos inquilinos a quienes les daban calor familiar y amabilidad, buscando el lugar más propio para que levantaran sus hogares, y por si fuera poco, también los proveían de semillas, legumbres y leche. Qué emoción saber que siempre hemos sido un pueblo que brinda amistad, pero sobre todo, oportunidades de progreso.
La educación fue prioridad para los fundadores, lo primero fue construir un salón para escuela, era la incansable y noble sed de progreso, pues los niños cada día crecían en número. Se reunían sus habitantes para hablar al respecto y nombran como maestro a Máximo Sánchez Torres, quien era el que sabía leer poco.
Qué hermoso saber, que en este paraíso terrenal desde los primeros tiempos de su fundación, los pobladores se organizaron para fomentar la educación y cultura. Imagínense la primera escuela hecha con emoción y trabajo, en tres meses la terminaron de construir, fue un salón de adobe y techo de teja a dos aguas, bien ventilado por altos y grandes ventanales horizontales, con la finalidad de que el horizonte se amplie con la instrucción, fue un capricho de Don Guadalupe Sánchez. Sus muebles de troncos y mesitas sin pintar, los libros los trajeron de San Sebastián Jalisco.
No cabe la menor duda que la voluntad de un pueblo unido, le dio el saber, y con ello, el orden y la prosperidad a Las Peñas de Santa María de Guadalupe.
Existían dos poblaciones donde se explotaban minerales, Cuale y San Sebastián, de ahí que se dedicaron algunos de sus pobladores a traer sal de las islas Marías para vender su producto estas mineras. Por consecuencia, llegaban embarcaciones a cargar los minerales y trasladarlos a otros lugares para su proceso, algunos eran piratas o bien contrabandistas. En fin, este rincón de jalisco se convirtió en tierra de promisión, ateniéndose a las consecuencias de la explotación de estos productos preciosos como el oro.
Los Muertos
A consecuencia del comercio, en estos productos tan cotizados se da un hecho en el paraje de la playa de Los Muertos, tiene una razón de llamarse así, a continuación el relato:
Existían aborígenes en estas costas y eran seres salvajes, que por lógica cuidaban su territorio, se dice que el 3 de mayo de 1862 ancló un barco, y tomando tierra los marineros se dirigieron a la playa de los Muertos, donde ya los esperaban para entregarles el oro y la plata los encargados de la mina, cuando se disponían a regresar al barco, brotaron los indios y los atacaron matándolos a todos. Los del Puerto se dieron cuenta por un tiro de pistola que se escuchó, único que les dio tiempo entre ellos para investigar de qué se trataba. Encabezados por Don Guadalupe se apresuraron para llegar al paraje encontrando 11 cadáveres desnudos, entre ellos a un indígena.
Esto que acabo de relatar, es parte del porqué el origen del nombre de esta playa Los Muertos. Según el relato, el grupo de pobladores se dieron a la tarea de buscar a los indígenas, logrando matar a algunos y atrapando a seis. A uno de ellos lo ahorcaron, dejándolo así muchos días para que sirviera de muestra y escarmiento a todos.
A consecuencia de esta matanza, a escasos 50 metros de las márgenes del río Cuale, acondicionaron un campo santo cercándolo con troncos. Los infortunados traficantes y marineros fueron los primeros cubiertos en esta tierra bendita.
Hay muchos relatos importantes para conocer nuestra historia sobre ciertos acontecimientos que debemos, conocer, y así blindar la fortaleza de estos grandes hombres y mujeres que nos dotaron de grandes enseñanzas.
Sigamos deleitándonos con estos breves pasajes de historia que nos hacen arraigarnos más para sentirnos orgullosos de nuestros ancestros.